2ª Jornada: Dorian Gray contra Barbie.

[Barbie Superstar]

Deje de lloriquear como una magdalena, y déme cinco minutos, caballero, que intento postear en el otro hilo al que nos aluden.

Hasta ahora mismito.

Barbie.

[Dorian Gray]

¡Nos van a dar las campanadas!

[Barbie Superstar]

Como sea usted tan impaciente para todo, se va a atragantar con las uvas. O con una galleta. Vaya usted a saber. Aquí tiene mi post:

Sr. Gray, ¡cuánto me extraña que alguien tan fino y delicado como usted haya preferido defender algo tan burdo como una galleta frente a las deliciosas madalenas!

Seguramente usted prefiera las insulsas galletas porque su madre de pequeño no hacía madalenas caseras: así usted podría deleitarse recordando lo que es preparlas con sus propias manos, repartir la masa en los moldes y meterla en el horno, esperando a que se haga, que crezca poco a poco, mientras un delicioso aroma impregna la cocina y le hace salivar cual perrillo de Paulov. Y cuando por fin están listas, además de su aroma, puede usted degustar su exquisito sabor, la textura suave de una madalena que se deshace en la boca... ah, ¡qué delicia!

Pero no, usted prefiere las galletas, ¡qué falta de exquisitez!

Imaginaos todos que pasais la noche con una chica, y al despertad le ofreceis el desayuno: un zumo recién hecho, un buen café calentito y... ¡galletas! Sí, sí, ¡galletas! De esas que todos tenemos, rancias, en el fondo de la despensa, olvidadas desde aquel fatídico día en que las compramos de oferta en el Carrefour. ¡Qué falta de buen gusto! Sin duda alguna, la chica quedará mucho más contenta si la despertamos con el olor de unas madalenas recién horneadas que acabamos de comprar en la panadería de la esquina; un aroma capaz de despertar todo tipo de apetitos que podreis saciar después del desayuno... ¡¡¡sin encontrar molestas migas de galletas entre las sábanas!!!

Las madalenas abren un mundo de posibilidades: podeis ofrecerle a la vecina nueva, (ésa del 4º B que está tan rica como una madalena), unas horneadas por vosotros mismos, en vez de unas vulgares galletas del príncipe ése vestido de sota de bastos. La chica quedará, cuando menos, gratamente sorprendida, y os dará las gracias mientras piensa si las manos las usareis igual de bien para todo.

Una galleta es ruidosa, seca, se empeña en pegarse a los dientes como si fuera parte de ellos. Recordad que es un objeto peligroso que causa atragantamientos, ¡es un arma de destrucción masiva capaz de acabar con un presidente de gobierno!

Bush explicando como un Lee Harvey Oswald disfrazado
de galleta intentó acabar con su vida, mientras
sus hombres "bushcan" la fábrica de Fontaneda
para bombardearla:



Dejaos de Cuétara, Chiquilín, o peor aún, ¡de María Fontaneda!, insultos al paladar y al buen gusto, y comeos una madalena recién hecha, exquisita, deliciosa. Indurain comía madalenas Martínez y mirad lo lejos que llegó pedaleando.

Sr. Dorian, como no puedo “quotearle” a usted en este primer post (aún con el riesgo que eso conlleva para mi salud, ya que si me muerdo la lengua corro peligro de envenenarme), me permito, eso sí, aconsejarle que se deleite comiéndose un par de madalenas, que las únicas galletas buenas son las que nos damos los unos a los otros en el Posting Catch.


Los amigos de Dorian, sin entender cómo pueden gustarle unas ridículas galletas, se disfrazan de ídem para intentar,
sin éxito, dale ánimos, mientras esperan su segundo post::


Barbie.

[Straika]

(una espontanea invade el ring)

Joder, acabo de leer el argumento de Barbie y man entrao ganas de madalenas!

[Dorian Gray]

Como sea usted tan impaciente para todo, se va a atragantar con las uvas. O con una galleta. Vaya usted a saber. Aquí tiene mi post:

Vale. Gracias.

Me extrañó su tardanza. Las madalenas, ¿verdad? ¿O fue la búsqueda de los poquitos argumentos que ha encontrado para defender su madalena lo que la retuvo? He necesitado dos lecturas para encontrar algo que mereciera la pena pero no ha habido suerte. Entre tanta preparación, absurdas recreaciones, fotos para engordar y ataques contra la galleta se olvidó usted de defender su madalenita. Pobre, muy pobre, paupérrimo.

Sr. Gray, ¡cuánto me extraña que alguien tan fino y delicado como usted haya preferido defender algo tan burdo como una galleta frente a las deliciosas madalenas!

Efectivamente, querida. Soy alguien fino y delicado pero se olvida usted de lo más importante: también soy práctico. Y mi practicidad, entre otros motivos, es la que me llevó a elegir la galleta frente a la madalena. Recuerde mi idea de partida: en la variedad está el gusto, el buen gusto, y para gustos galletas; aunque las califique de "burdas" sin razonarlo ni explicarlo. No tendrá motivos, digo yo.

Seguramente usted prefiera las insulsas galletas porque su madre de pequeño no hacía madalenas caseras: así usted podría deleitarse recordando lo que es preparlas con sus propias manos, repartir la masa en los moldes y meterla en el horno, esperando a que se haga, que crezca poco a poco, mientras un delicioso aroma impregna la cocina y le hace salivar cual perrillo de Paulov. Y cuando por fin están listas, además de su aroma, puede usted degustar su exquisito sabor, la textura suave de una madalena que se deshace en la boca... ah, ¡qué delicia!

Mi madre, cuando yo era pequeño, era tan puta que no tenía tiempo para prepararme madalenas. Le habría quitado mucho tiempo y ya sabe usted que esta sociedad dispone de un montón de cosas menos de tiempo. Usted, que no le da un palo al agua, dispondrá de mucho. Yo me alegro y tal. Como le iba diciendo, mi madre era muy puta. Y guarra, muy guarra. Fíjese si era guarra que se quitaba las bragas del mismo modo que usted le quita el papelito a sus madalenas.

Y claro, leyendo el fragmento que le quoteo yo me pregunto de dónde piensa usted que saldrán las galletas. ¿De un árbol, de la impresora? Al parecer no se preparan manualmente, ni se hacen en un horno, ni desprenden un intenso aroma que embriaga el estómago, ni se deshacen en la boca. ¿Ha tenido usted ocasión de ver una galleta? Sabe lo que es, ¿verdad?

Hasta ahora muy mal, la verdad. Nos ha querido vender una experiencia casi orgásmica en el proceso de elaboración de la madalena que también se puede disfrutar en el caso de la galleta. Debe preocuparse de defender ventajas exclusivas, no de ponérmelo a huevo para que yo le desmonte su parrafada contándole las mismas pamplinas que usted ha pretendido venderme.

Pero no, usted prefiere las galletas, ¡qué falta de exquisitez!

¡Qué! Que no se entera, ¿no? Se lo voy a repetir, pesada, léame los labios: pre-fie-ro las ga-lle-tas.

Imaginaos todos que pasais la noche con una chica, y al despertad le ofreceis el desayuno: un zumo recién hecho, un buen café calentito y... ¡galletas! Sí, sí, ¡galletas! De esas que todos tenemos, rancias, en el fondo de la despensa, olvidadas desde aquel fatídico día en que las compramos de oferta en el Carrefour. ¡Qué falta de buen gusto! Sin duda alguna, la chica quedará mucho más contenta si la despertamos con el olor de unas madalenas recién horneadas que acabamos de comprar en la panadería de la esquina; un aroma capaz de despertar todo tipo de apetitos que podreis saciar después del desayuno... ¡¡¡sin encontrar molestas migas de galletas entre las sábanas!!!

¿Intentando ganarse al público masculino? Usted se ha debido creer que esta pandilla de degenerados va a perder el tiempo yendo a la panadería de la esquina a comprar madalenas. No, Srta. Barbie, está usted muy equivocada. Que la chica se dé por contenta si le pagan y luego la llevan a su casa. Todo lo demás son castillos en el aire.

¡Ah, y otra cosa! Sigo sin entender por qué defiende su madalena atacando mi galleta con argumentos a los que se le puede dar la vuelta. Si en su fantasiosa recreación anterior sustituímos galleta por madalena y madalena por galleta el efecto es el mismo. Yo voy un paso más allá: imagínense (que ya es mucho imaginar) que durante ese romántico desayuno le viene un golpe de tos con un madalena en la boca. Las consecuencias pueden ser catastróficas. ¿Ocurre eso con una galleta de esas que todos tenemos, rancias, en el fondo de la despensa, olvidadas desde aquel fatídico día en que las compramos de oferta en el Carrefour? Limpie su despensa de vez en cuando, so guarra.

Las madalenas abren un mundo de posibilidades: podeis ofrecerle a la vecina nueva, (ésa del 4º B que está tan rica como una madalena), unas horneadas por vosotros mismos, en vez de unas vulgares galletas del príncipe ése vestido de sota de bastos. La chica quedará, cuando menos, gratamente sorprendida, y os dará las gracias mientras piensa si las manos las usareis igual de bien para todo.

Más de lo mismo. Al marido de la vecina nueva le debe hacer mucha gracia que le llegue un desconocido con una bandeja de madalenas recién hechas. Y seguro que sí, que vamos a perder el tiempo preparando madalenas pudiendo obsequiarles con un vistoso Surtido Cuétara para que elija. Como le decía en mi post inicial hay una galleta para cada consumidor, madalenas sólo hay tres. No le dé más vueltas.

Hay otras técnicas para ligarse a la vecina del 4º B. Yo podría darles algunas más masculinas que apareciendo en su puerta con un delantal, una bandeja llena de madalenas y harina hasta el pescuezo.

Una galleta es ruidosa, seca, se empeña en pegarse a los dientes como si fuera parte de ellos. Recordad que es un objeto peligroso que causa atragantamientos,

¡Vamos, que la madalena entra sola! Srta. Barbie, no dudo tan sólo de que no sepa lo que es una galleta, es que ya empiezo a sospechar que usted no ha probado nunca una madalena. Se lo digo en serio. Si no hay nada más difícil de comer y tragar que una madalena, así, a secas. Bueno sí: el papel de lija del número 8.

Dejaos de Cuétara, Chiquilín, o peor aún, ¡de María Fontaneda!, insultos al paladar y al buen gusto, y comeos una madalena recién hecha, exquisita, deliciosa. Indurain comía madalenas Martínez y mirad lo lejos que llegó pedaleando.

Debería usted documentarse un poquito más antes de hacer afirmaciones tan arriesgadas. Srta. Barbie, cualquier persona aficionada al ciclismo sabe que en las bolsas de avituallamiento es frecuente encontras galletas energéticas. Así fue como Indurain llegó lejos. Y no anunciando madalenas cuando ya se había retirado. Sí, querida, ya se había retirado. Lamento que se haya usted enterado de este modo.

Sr. Dorian, como no puedo “quotearle” a usted en este primer post (aún con el riesgo que eso conlleva para mi salud, ya que si me muerdo la lengua corro peligro de envenenarme), me permito, eso sí, aconsejarle que se deleite comiéndose un par de madalenas, que las únicas galletas buenas son las que nos damos los unos a los otros en el Posting Catch.

Espero ver esa galleta en su segundo asalto porque en este primero casi se quema usted dentro del horno. Porque recuerde, Srta. Barbie, que no se trataba de atacar mi opción sino de defender la suya. Y eso lo ha hecho muy mal. Se ha recreado en el proceso de elaboración de la madalena (que le recuerdo es casi el mismo para mi galleta) descalificando mi elección sin dar explicaciones, razones ni motivos.

Le recuerdo, a ver si así se entera, que el argumento principal de mi defensa es la variedad de la galleta frente a la madalena. Y le repito el motivo: la mayor demanda de aquellas ha llevado a los fabricantes a ampliar su oferta, a diseñar una galleta para cada consumidor, para cada momento y para cada necesidad. Porque es el consumidor el que exige. Y el consumidor exige galletas.


Le deseo suerte, Srta. Barbie, mucha suerte. Va a necesitarla. Yo, en cambio, sólo necesito justicia.

Un saludo,
Dorian Gray


P.D: Estimado Sr. Árbitro, disculpe el tamaño de mi post. Yo también sufro el síndrome de incontinencia verbal

[curreta]

Notas: El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua no acepta «madalena» como término correcto, eso sí, si lo hacen como gracieta se acepta, pero que sepais que no tiene gracia. El término correcto es magdalena.

Para Gray: Se acepta «practicidad», pero se recomienda pragmatismo.

Para Barbie: Bush se atragantó con un pretzel e Indurain se alimentaba con sobaos, ambas cosas pueden parecer lo mismo, pero no lo son, si lo fueran no tendrían otro nombre, o como diría Carmelo, si lo fueran, se sabría.

Para todos los participantes: Éste árbitro valora más la capacidad de ataque que la de defensa, no descuidando la segunda parte en ningún momento.

Ahora, Barbie, continúa e intenta mejorar eso.

[Dorian Gray]

No empecemos, no empecemos.

Notas: El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua no acepta «madalena» como término correcto, eso sí, si lo hacen como gracieta se acepta, pero que sepais que no tiene gracia. El término correcto es magdalena.

Espero que se leyera usted mi primer post:

Con sólo hacerlo ya nos hacemos una idea de la dificultad que entraña comerla. Inténtenlo: maGdalena. De ahora en adelante la llamaremos, vulgarmente, madalena.

Para Gray: Se acepta «practicidad», pero se recomienda pragmatismo.

Espero perder el combate por la patada al diccionario. Acepto su recomendación. Incluso le voy a dar las gracias, fíjese. Gracias.


Buenos días, cabezón.

[curreta]

Menudo ánimo de ganador tiene usted desde antes de empezar el posting, después de todo no lo hace tán mal, dese un voto de confianza y otra capa de gomina.

[Barbie Superstar]

Curreta, respecto a lo de "madalena" o "magdalena", es obvio que los dos lo hemos escrito como "gracieta", como dices tú. En cualquier caso, debe de haber un error, porque en la página de la RAE se recogen ambos términos como sinónimos.

En cuanto a lo del pretzel, sino tengo entendido mal, es un tipo de galleta salada (creo que con forma de lazo). Galleta, al fin y al cabo:


En lo de los sobaos tienes razón, fíjate. Aunque debería habérmelo dicho Dorian primero, así hubiese ganado más puntos.

Y ahora, a postear mi segundo asalto.

Barbie.

[curreta]

Me has puesto en duda con lo de Madalena, así que lo he consultado en la página de la RAE, pero no sale como sinonimo, al escribir madalena dice:

madalena.

1. f. magdalena (ǁ bollo pequeño).

Más bien parece que el motor de búsqueda de la página sugiere que pueda ser magdalena, y sugiere la explicación.

En otra página de diccionario a la que estoy suscrito no la da por buena ni como sinonimo ni como gracieta, chascarrillo o como lo llameis en la parte vieja del reino.