1ª Jornada: Arafat Vs Urdu
- bud spencer
- Mojahedín
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- Registrado: 06 Mar 2003 12:09
1ª Jornada: Arafat Vs Urdu
Tema: zapatillas o zapatos
Dos posts cada uno. El primero que empiece, elige opción.
Tenéis hasta el jueves.
Dos posts cada uno. El primero que empiece, elige opción.
Tenéis hasta el jueves.
Voy a reservar los argumentos más previsibles para mi segundo alegato y empezar por los que, a mi juicio, tienen más peso, aunque mucho me temo que ninguno de ustedes será capaz de identificarse con ellos.
En realidad no sé porque hablo en plural porque sólo hay uno: las zapatillas (de deporte, entiéndase) son el elemento fetichista de mayor carga sexual en el vestuario masculino, el equivalente al zapato de tacón en la mujer. Si no me creen, basta con que tecleen en cualquier buscador “sneaker sex” para que aparezcan ante sus ojos cientos de páginas que apoyarán mi tesis. ¿Serían capaces de tal hazaña unos casposos mocasines? Compruébenlo.
Las zapatillas de deporte se asocian con la vitalidad de la juventud, el frescor de la lozanía, la turgencia de las carnes. Los zapatos, con la madurez atenazada por las responsabilidades, la caduca compostura, las formalidades de una vida resignada a la rutina. Las zapatillas simbolizan el divino tesoro de la juventud, como diría el poeta. Los zapatos, la pérdida irrevocable (¡e inevitable, por desgracia!) de éste. Es por ello que, salvo extravagantes casos de gerontofilia, a nadie le puede erotizar un miserable par de castellanos.
Hubiera sido difícil defender esta tesis durante los años ochenta, edad de oro del pijerío patrio; esa época sombría en la que, quien no era pijo, era un chacho. Fue entonces cuando los castellanos, al igual que los náuticos, causaron auténticos estragos entre nuestra mocedad, convenientemente combinados con unos calcetines de rombos, ¡jamás blancos! Por fortuna, llegaron los noventa para barrer como una gota fría toda aquella carcoma. Dios nos quiso compensar durante la década pasada con un soplo de frescura, con la revolución musical electrónica, las drogas de diseño, la equiparación en moda con el resto del mundo civilizado, la mejora genética de nuestra raza ibérica... una cadena de acontecimientos, aparentemente casuales e inconexos, que entre otros muchos avances sociales trajeron la abolición definitiva del mocasín (si es que sólo el nombrecito ya se las trae. Suena a tipo de dulce empalagoso elaborado por monjas que alguna tía coñazo a la que nos obligaban a visitar cuando teníamos una edad menos autónoma nos ponía de merienda. “Tómate otro mocasín, hijo. ¿No te gustan? ¡Pues te saco unos huesos de santo!”).
Pero permítanme retomar el aspecto sexual de mi alegato. Verán, yo he llegado a ligarme a tíos gracias mis Air Max. Espero que esta declaración no les parezca muy MC-Vaniana; les juro que es verídica. Reconozco que mi silueta proporcionada, mi pose displicente y mi saber estar tuvieron también su parte de culpa, pero todas esas virtudes se habrían diluido si hubiera llevado unos putos mocasines. Y eso que mi fetichismo por este tipo de calzado no llega a los extremos de muchos otros maricas que andan sueltos, que son capaces de colarse en un vestuario para robar algún modelo determinado que les despierte especial morbo. ¿Alguno de ustedes ha tenido que regresar descalzo a casa después de un partido de futbito? Pues ahí tienen la explicación. ¿Creen que unos tristes mocasines tendrían potencial para causar semejante arrebato?
Como no quiero aturdirles profundizando en el complejo universo de la sexualidad, iré concluyendo. En mi próxima intervención abordaré aspectos más universales y menos reveladores, como la comodidad, la tecnología o la funcionalidad. Ardo en deseos por conocer los argumentos de mi contrincante; argumentos que, a juzgar por esa melenita tan ochentona que no tiene reparos en compartir con todos los agregados en su messenger, seguro que esgrimirá con total convicción.
No intenten esto con unos mocasines.
En realidad no sé porque hablo en plural porque sólo hay uno: las zapatillas (de deporte, entiéndase) son el elemento fetichista de mayor carga sexual en el vestuario masculino, el equivalente al zapato de tacón en la mujer. Si no me creen, basta con que tecleen en cualquier buscador “sneaker sex” para que aparezcan ante sus ojos cientos de páginas que apoyarán mi tesis. ¿Serían capaces de tal hazaña unos casposos mocasines? Compruébenlo.
Las zapatillas de deporte se asocian con la vitalidad de la juventud, el frescor de la lozanía, la turgencia de las carnes. Los zapatos, con la madurez atenazada por las responsabilidades, la caduca compostura, las formalidades de una vida resignada a la rutina. Las zapatillas simbolizan el divino tesoro de la juventud, como diría el poeta. Los zapatos, la pérdida irrevocable (¡e inevitable, por desgracia!) de éste. Es por ello que, salvo extravagantes casos de gerontofilia, a nadie le puede erotizar un miserable par de castellanos.
Hubiera sido difícil defender esta tesis durante los años ochenta, edad de oro del pijerío patrio; esa época sombría en la que, quien no era pijo, era un chacho. Fue entonces cuando los castellanos, al igual que los náuticos, causaron auténticos estragos entre nuestra mocedad, convenientemente combinados con unos calcetines de rombos, ¡jamás blancos! Por fortuna, llegaron los noventa para barrer como una gota fría toda aquella carcoma. Dios nos quiso compensar durante la década pasada con un soplo de frescura, con la revolución musical electrónica, las drogas de diseño, la equiparación en moda con el resto del mundo civilizado, la mejora genética de nuestra raza ibérica... una cadena de acontecimientos, aparentemente casuales e inconexos, que entre otros muchos avances sociales trajeron la abolición definitiva del mocasín (si es que sólo el nombrecito ya se las trae. Suena a tipo de dulce empalagoso elaborado por monjas que alguna tía coñazo a la que nos obligaban a visitar cuando teníamos una edad menos autónoma nos ponía de merienda. “Tómate otro mocasín, hijo. ¿No te gustan? ¡Pues te saco unos huesos de santo!”).
Pero permítanme retomar el aspecto sexual de mi alegato. Verán, yo he llegado a ligarme a tíos gracias mis Air Max. Espero que esta declaración no les parezca muy MC-Vaniana; les juro que es verídica. Reconozco que mi silueta proporcionada, mi pose displicente y mi saber estar tuvieron también su parte de culpa, pero todas esas virtudes se habrían diluido si hubiera llevado unos putos mocasines. Y eso que mi fetichismo por este tipo de calzado no llega a los extremos de muchos otros maricas que andan sueltos, que son capaces de colarse en un vestuario para robar algún modelo determinado que les despierte especial morbo. ¿Alguno de ustedes ha tenido que regresar descalzo a casa después de un partido de futbito? Pues ahí tienen la explicación. ¿Creen que unos tristes mocasines tendrían potencial para causar semejante arrebato?
Como no quiero aturdirles profundizando en el complejo universo de la sexualidad, iré concluyendo. En mi próxima intervención abordaré aspectos más universales y menos reveladores, como la comodidad, la tecnología o la funcionalidad. Ardo en deseos por conocer los argumentos de mi contrincante; argumentos que, a juzgar por esa melenita tan ochentona que no tiene reparos en compartir con todos los agregados en su messenger, seguro que esgrimirá con total convicción.

No intenten esto con unos mocasines.
Hay un comportamiento reiterativo que mosquea a curiosos y extraños.
Se bien que esto se escapa de la lógica del posting catch, que va mas allá de lo que las normas han establecido en este subforo, y que siendo francos, tiene una aplicación bastante concreta y absurda.
Nuestro problema es Urdu.
Si señores.
Urdu.
Yo sabía que esto iba a pasar, que tarde o temprano a la hora de plantar cara a cualquier adversario de los que forman la elite (florinata) del posting catch, Urdu caería en el error fatal que, si bien no se muestra abiertamente en todos sus posts, si es una constante sumergida en todos y cada uno de ellos. El fallo se limita a que Urdu cree que:
TODOS SOMOS MARICONES.
No señor, no me ponen las zapatillas de deporte por el simple y mero hecho de que resulten ser uno de los mayores objetos del fetichismo gay. Mas que nada porque resulta que, estadisticamente hablando, solo el 3% de la población es homosexual. El resto, ese 97% de la población, no sueña por las noches con eyacular copiosa y lascivamente en las zapatillas de deporte (seguramente unas paredes chungas) del compañero de gimnasio.
Esto es el principio del rebate. Pero es solo una nota aclaratoria que (espero) te quite golpes de encima en tus proximos combates. No presupongas lo que presupones porque presupones erroneamente.
Ahora bien, y por lo que respecta a los zapatos:
Creo que el error de apreciación viene dado por la erronea (de nuevo) consideración sobre la cual se versan las afirmaciones de Urdu. Lo mismo que los gitanos no son todos malos (vaya falacia, ¿eh?), los zapatos no son todos mocasines o castellanos.
Reconozco abiertamente que el castellano es la espuria dentro del reino del calzado, y mas si este viene acompañado de un calcetín blanco. Pero el reino del calzado en forma de zapato no se limita ahí. Es mas, sin el zapato, señores, o mas bién por traición a este, ocurren cosas como que este señor (histrionico subnormal por naturaleza):
La imagen aparece cortada porque justo debajo del tronco, se comete uno de los mayores crimenes a la estetica. Ahi debajo hay unas horrendas zapatillas de deporte blancas. No todo el mundo tiene que ser Emilio Aragon y Santiago Segura.
... presentara durante varios años un programa en prime-time rompiendo las mas básicas norma de la estética y el saber estar. Un buen zapato italiano hubiera hecho que españa ahora no estuviera en la situación internacional en la que se encuentra, ya que son cuestiones de fondo como estas las que alienan a un lado o a otro los subconscientes de las mentes mas inferiores.
Un zapato, por dios. ¿Para que queremos zapatillas de deporte en nuestra vida diaria? ¿Eh? ¿Acaso pensameos que por arte de magia cuando estamos cruzando la calle va a caer un balon de futbol del cielo y vamos a empezar a jugar con todos los paseantes que se encuentren en ese momento por allí? NO!, y es que...
LA VIDA NO ES COMO LA PINTA LOS ANUNCIONES DE NIKE!
Tampoco quiero ser taxativo, siempre hay sitio para que la gente se pueda poner las zapatillas de deporte si por un devenir de la historia de su vida, le da por hacer deporte (no se lo recomiendo a nadie). Caso de que se sienta tentado siempre tendra a mano los archiconocidos modelos de zapatillas:
PAREDES!, JHAYBER!, o... CUTRE-CONVERSE!.
Vamos hombre.
Un poco de dignidad.
Por un mundo sin zapatillas de deporte, y con muchos zapatos.
Una tercera via es posible: use las chanclas en vez de las zapatillas de deporte. Para lo demás, sus zapatos.
El moro.
PD: Ruego perdonen lo anarquico de este post. Pero eran verdades que necesitaban ser dichas.
Se bien que esto se escapa de la lógica del posting catch, que va mas allá de lo que las normas han establecido en este subforo, y que siendo francos, tiene una aplicación bastante concreta y absurda.
Nuestro problema es Urdu.
Si señores.
Urdu.
Yo sabía que esto iba a pasar, que tarde o temprano a la hora de plantar cara a cualquier adversario de los que forman la elite (florinata) del posting catch, Urdu caería en el error fatal que, si bien no se muestra abiertamente en todos sus posts, si es una constante sumergida en todos y cada uno de ellos. El fallo se limita a que Urdu cree que:
TODOS SOMOS MARICONES.
No señor, no me ponen las zapatillas de deporte por el simple y mero hecho de que resulten ser uno de los mayores objetos del fetichismo gay. Mas que nada porque resulta que, estadisticamente hablando, solo el 3% de la población es homosexual. El resto, ese 97% de la población, no sueña por las noches con eyacular copiosa y lascivamente en las zapatillas de deporte (seguramente unas paredes chungas) del compañero de gimnasio.
Esto es el principio del rebate. Pero es solo una nota aclaratoria que (espero) te quite golpes de encima en tus proximos combates. No presupongas lo que presupones porque presupones erroneamente.
Ahora bien, y por lo que respecta a los zapatos:
Creo que el error de apreciación viene dado por la erronea (de nuevo) consideración sobre la cual se versan las afirmaciones de Urdu. Lo mismo que los gitanos no son todos malos (vaya falacia, ¿eh?), los zapatos no son todos mocasines o castellanos.
Reconozco abiertamente que el castellano es la espuria dentro del reino del calzado, y mas si este viene acompañado de un calcetín blanco. Pero el reino del calzado en forma de zapato no se limita ahí. Es mas, sin el zapato, señores, o mas bién por traición a este, ocurren cosas como que este señor (histrionico subnormal por naturaleza):

La imagen aparece cortada porque justo debajo del tronco, se comete uno de los mayores crimenes a la estetica. Ahi debajo hay unas horrendas zapatillas de deporte blancas. No todo el mundo tiene que ser Emilio Aragon y Santiago Segura.
... presentara durante varios años un programa en prime-time rompiendo las mas básicas norma de la estética y el saber estar. Un buen zapato italiano hubiera hecho que españa ahora no estuviera en la situación internacional en la que se encuentra, ya que son cuestiones de fondo como estas las que alienan a un lado o a otro los subconscientes de las mentes mas inferiores.
Un zapato, por dios. ¿Para que queremos zapatillas de deporte en nuestra vida diaria? ¿Eh? ¿Acaso pensameos que por arte de magia cuando estamos cruzando la calle va a caer un balon de futbol del cielo y vamos a empezar a jugar con todos los paseantes que se encuentren en ese momento por allí? NO!, y es que...
LA VIDA NO ES COMO LA PINTA LOS ANUNCIONES DE NIKE!
Tampoco quiero ser taxativo, siempre hay sitio para que la gente se pueda poner las zapatillas de deporte si por un devenir de la historia de su vida, le da por hacer deporte (no se lo recomiendo a nadie). Caso de que se sienta tentado siempre tendra a mano los archiconocidos modelos de zapatillas:
PAREDES!, JHAYBER!, o... CUTRE-CONVERSE!.
Vamos hombre.
Un poco de dignidad.
Por un mundo sin zapatillas de deporte, y con muchos zapatos.
Una tercera via es posible: use las chanclas en vez de las zapatillas de deporte. Para lo demás, sus zapatos.
El moro.
PD: Ruego perdonen lo anarquico de este post. Pero eran verdades que necesitaban ser dichas.
El perrico, definiendo la HAMBROSIA a ma112nu escribió:Un curasán aceitoso y calentico chorreando en el plato, la sonrisa de un niño, las ttks, un perolo de gazpacho manchego con medio kilo de pan para mojar, las ttks, las pelis de chinos dándose hostias, los ninjas, Mr. T, Mr.T luchando contra los ninjas, cualquier animal comestible, las ttks, correr desnudo por la playa alrededor de la gente mientras silbo el opening de battlestar galactica, la shandy cruzcampo de abadía belga, los torreznos, cualquier cosa rebozada, cagar en espiral, cosas asín, manu, cosas asín.
Quisiera comenzar mi segundo alegato con un mensaje tranquilizador para los lectores: yo no pienso que todos ustedes sean maricones. Sólo lo pienso de Arafat, a tenor de esa melenita que gasta y a su sospechosa vocación de Billy Elliot. Admito que este es un juicio de valor bastante aventurado, ya que no todos los que asisten a una academia de danza* tienen necesariamente que ser maricones, como tampoco tienen que serlo todos los maquilladores o todos los estilistas. Y una vez aclarado este punto, intentaré desmarcarme de mi rival defendiendo mi postura con argumentos y, de paso, imprimir cierto rigor a este torneo. Tal vez suene arrogante por mi parte, pero tengo la sensación de que para eso fui invitado.
La vida de cualquier persona se compone de una infinidad de pequeñas decisiones, la mayor parte de ellas tan nimias que se toman como si fueran actos reflejos. No es lo mismo la elección de un coche que la del calzado que nos va a acompañar durante todo el día. Si bien la primera requiere una reflexión ponderada, en la segunda ésta no es necesaria: todos aquellos que no tengan la desgracia de un trabajo que les imponga una incómoda etiqueta optarán por un calzado del que se puedan olvidar sin perder un segundo de su valioso tiempo en tal elección. No en vano, las diferentes firmas deportivas han invertido tiempo y tecnología en elaborar productos ergonómicos y confortables que se adapten a nuestra anatomía, que faciliten la transpiración y que no nos torturen innecesariamente. Esto no sucede con los clásicos zapatos, como tampoco con las corbatas, los fracs o los chaqués, auténticos residuos históricos en claras vías de extinción dada su baja compatibilidad con el ritmo de vida contemporáneo.
De la misma manera que desaparecieron los miriñaques, los guardainfantes o los jubones, desaparecerán los dichosos mocasines. La humanidad es más sabia de lo que parece y tiende a eliminar todo lo que atente contra la comodidad y la funcionalidad. Tal vez nosotros no lo veamos, o tal vez no desaparezcan del todo, ya que siempre habrá individuos como Arafat dispuestos a dejarse melenitas, a apuntarse a clases de danza y/o a conservar en sus armarios un par de mocasines a los que sacar lustre. Aunque, en el fondo, dudo que incluso Arafat disfrute calzándolos, pero como buen señorito andaluz que es debe necesitar una excusa para sentarse cada domingo en la butaca de algún limpiabotas mientras ve pasar a los vecinos que pasean a la fresca (me refiero a la de la tarde, no a la del barrio; la del barrio es la que se sienta en la butaca del limpiabotas).
Remato mi exposición con una concesión a mi contrincante: es cierto que la vida no es como nos la pintan los anuncios de Nike. La vida es gris, áspera, ingrata. Algunas personas tienden a resignarse sin aprovechar los recursos de los que disponen para mitigar tanto inconveniente. Pero yo, como no soy uno de ellos, utilizo zapatillas.
Gracias por su atención.
*Si era esto un hoax, amigo mío, ello no invalida su valor como agresión y confío que el juez así lo considere.
La vida de cualquier persona se compone de una infinidad de pequeñas decisiones, la mayor parte de ellas tan nimias que se toman como si fueran actos reflejos. No es lo mismo la elección de un coche que la del calzado que nos va a acompañar durante todo el día. Si bien la primera requiere una reflexión ponderada, en la segunda ésta no es necesaria: todos aquellos que no tengan la desgracia de un trabajo que les imponga una incómoda etiqueta optarán por un calzado del que se puedan olvidar sin perder un segundo de su valioso tiempo en tal elección. No en vano, las diferentes firmas deportivas han invertido tiempo y tecnología en elaborar productos ergonómicos y confortables que se adapten a nuestra anatomía, que faciliten la transpiración y que no nos torturen innecesariamente. Esto no sucede con los clásicos zapatos, como tampoco con las corbatas, los fracs o los chaqués, auténticos residuos históricos en claras vías de extinción dada su baja compatibilidad con el ritmo de vida contemporáneo.
De la misma manera que desaparecieron los miriñaques, los guardainfantes o los jubones, desaparecerán los dichosos mocasines. La humanidad es más sabia de lo que parece y tiende a eliminar todo lo que atente contra la comodidad y la funcionalidad. Tal vez nosotros no lo veamos, o tal vez no desaparezcan del todo, ya que siempre habrá individuos como Arafat dispuestos a dejarse melenitas, a apuntarse a clases de danza y/o a conservar en sus armarios un par de mocasines a los que sacar lustre. Aunque, en el fondo, dudo que incluso Arafat disfrute calzándolos, pero como buen señorito andaluz que es debe necesitar una excusa para sentarse cada domingo en la butaca de algún limpiabotas mientras ve pasar a los vecinos que pasean a la fresca (me refiero a la de la tarde, no a la del barrio; la del barrio es la que se sienta en la butaca del limpiabotas).
Remato mi exposición con una concesión a mi contrincante: es cierto que la vida no es como nos la pintan los anuncios de Nike. La vida es gris, áspera, ingrata. Algunas personas tienden a resignarse sin aprovechar los recursos de los que disponen para mitigar tanto inconveniente. Pero yo, como no soy uno de ellos, utilizo zapatillas.
Gracias por su atención.
*Si era esto un hoax, amigo mío, ello no invalida su valor como agresión y confío que el juez así lo considere.
Urdu escribió:Gracias por su atención.
Hay razones para darlas, las cosas como son: no es facil mantener los ojos en la pantalla mientra se lee su alegato sabiendo la cantidad de post mas interesantes que deja jazzid en el forito.
Sabe, creo que no hay manera de rebatirle a usté nada, ya que veo el calado que tienen en su vida cotidiana las zapatillas de deporte.
Es usté, a mi parecer, parte de la maraña social de jovenes y jovenas que no se quitan las zapatillas de deporte ni para hacer su primera comunion.
No le negaré que son comodas, pero mas comodas son unas zapatillas de paño para estar en casa y no por eso vamos a comprar el pan con ese tipo de calzado (bueno, algunos si). Es por esto que si su principal justificacion viene dada por la comodidad del calzado que defiende (y por otras referencias que le venden a uno en la etiqueta de este, y hay que ser credulo) le diré que un buen zapato, de marca, de diseño, italiano a poder ser, resulta infinitamente mas comodo que unas asquerosas zapatillas de deporte, por no mentar ese extraodinario placer que es sentirse observado por el público en general mientras se camina gracilmente por la calle con una pose comparable a la del mismisimo Cary Grant (ese público que no tiene que ser homosexual para que pueda observar).
Y es que de bakalas de tres al cuarto está el mundo lleno, porque si yo soy un señorito andaluz (eso a mi no me lo diga, digaselo al señor Arenas), usté resulta ser un bakala andrajoso de esos que llevan unas zapatillas de deporte que mas bien parecen un recauchutado de michelin deforme al que se le ha caido encima una caja de temperas.
Nadie podrá negar que, siendo justos y caballerosos, se permite la licencia de usar zapatillas de deporte para hacer... ¡deporte!. Creerá el anonadado lector que le estoy dando la mano a mi contricante: pues no, señores, y es que lo mismo que nos quitamos las minusculas y traspirables prendas que usamos para practicar paddle o cualquier mariconada (no lo tome el contrincante como una ofensa) al uso, igualmente debemos quitarnos las zapatillas de deporte, que lo unico que hacen, a parte de poder hacer que cuando salgamos del playground se nos confunda con un bakala, es deformar y recalentar nuestros pies.
Aquí acaba mi escrito señores, repito lo que dije en mi anterior post:
Una tercera via es posible: use las chanclas en vez de las zapatillas de deporte. Para lo demás, sus zapatos.
El moro.
PD: Nota para el arbitro: Imaginese alguno de los anuncios de Ferrero Roche con todos sus actores (o personajes) en zapatillas de deporte. ¡Es que no puede ser!. Urdu, tu te puedes imaginar al mayordomo de la Preysler en zapatillas de deporte, eyacula con cuidado.
El perrico, definiendo la HAMBROSIA a ma112nu escribió:Un curasán aceitoso y calentico chorreando en el plato, la sonrisa de un niño, las ttks, un perolo de gazpacho manchego con medio kilo de pan para mojar, las ttks, las pelis de chinos dándose hostias, los ninjas, Mr. T, Mr.T luchando contra los ninjas, cualquier animal comestible, las ttks, correr desnudo por la playa alrededor de la gente mientras silbo el opening de battlestar galactica, la shandy cruzcampo de abadía belga, los torreznos, cualquier cosa rebozada, cagar en espiral, cosas asín, manu, cosas asín.
- bud spencer
- Mojahedín
- Mensajes: 677
- Registrado: 06 Mar 2003 12:09
He de confesar que me ha sorprendido tu defensa de las zapatillas desde el punto de vista fetichista. Sin duda, curioso.
En el segundo post las argumentaciones han derivado hacia la comodidad y la elegancia. Algo más previsible.
Sin embargo, el tema no versaba sobre "zapatillas de deporte Vs mocasines o castellano", sino sobre los zapatos en general. Y ahí, arafat que lo ha visto, ha sabido aprovecharse.
Por tanto, Arafat wins!!!!
P.D: no obstante, felicito a Urdu por la singularidad y originalidad de su primer post. Que sepan los demás señores participantes, que realizar su defensa desde una óptica frescanuevaoriginal, también puntúa.
En el segundo post las argumentaciones han derivado hacia la comodidad y la elegancia. Algo más previsible.
Sin embargo, el tema no versaba sobre "zapatillas de deporte Vs mocasines o castellano", sino sobre los zapatos en general. Y ahí, arafat que lo ha visto, ha sabido aprovecharse.
Por tanto, Arafat wins!!!!
P.D: no obstante, felicito a Urdu por la singularidad y originalidad de su primer post. Que sepan los demás señores participantes, que realizar su defensa desde una óptica frescanuevaoriginal, también puntúa.
Si el único argumento para dar por vencedor a Arafat consiste en que el juez no ha sido capaz de universalizar mis argumentos hacia todo tipo de zapatos, quedo con mi conciencia tranquila. Ahora me explico la presencia de determinados contrincantes en la primera división. Ya que ustedes así lo quieren, reservaré mi arte y buen criterio para mejores fines y abordaré los siguientes combates desde la obviedad más insultante y el abuso indiscriminado de quotes. No quisiera exigirle a la próxima persona que me juzgue más de lo que pueda permitirse.