3ª Jornada: Dr. Moriarty Vs. Criadillas.
3ª Jornada: Dr. Moriarty Vs. Criadillas.
Ojalá esté mi tema a la altura de los contendientes.
El estilo desgarrador de Dostoyevsky contra el estilo fantástico de Michael Ende.
Se puede quotear a los autores tanto como se desee, si el tema es demasiado complicado -Esto si es complicado y no un Miliki Vs. Fofó- este árbitro se ofrece a cambiar de tema inmediatamente.
Sea cual sea el tema Morituri empieza.
El estilo desgarrador de Dostoyevsky contra el estilo fantástico de Michael Ende.
Se puede quotear a los autores tanto como se desee, si el tema es demasiado complicado -Esto si es complicado y no un Miliki Vs. Fofó- este árbitro se ofrece a cambiar de tema inmediatamente.
Sea cual sea el tema Morituri empieza.
A la vuelta pasé por al lado de la tuya casa, saqué la cabesa desde mi hauto y grité: CHURETICAS!
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
- Criadillas
- Palomitero mórbido
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Re: 3ª Jornada: Dr. Moriarty Vs. Criadillas.
curreta escribió:Ojalá esté mi tema a la altura de los contendientes.
La certeza que tengo es que el que no está a la alturo soy yo.
El estilo desgarrador de Dostoyevsky contra el estilo fantástico de Michael Ende.
Voy a sincerarme

A decir verdad, no he leido ninguno de ambos escritores, como mucho sí he visto la ridícula película basada en la historia de Ende.
Al grano.
Como el Posting Catch tiene como principio no tirar del Google para poder informarte de los asuntos, pido por favor al árbitro que elija otro tema, porque si no me temo que mis argumentos (por muy de mi cosecha que intenten ser), estarán basados en lo que aparezcan en las páginas de los más entendidos, que circulen por la red. Y odiaría tal circunstancia.
No tengo la suficiente base para hacer frente este combate.
Por mí, podría cambiar el tema, SIEMPRE Y CUANDO, el Dr Moriarty no haya comenzado ya su exposición, o esté de acuerdo con el asunto (creó que para él sí puede ser una putada, porque tanto y como sabe de libros, este tema le venía como anillo al dedo, y podría haber ofrecido un muy buen espectáculo).
Lo siento, francamente.
Un saludo.
Dunkis dijo:
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
- SordoSinOrejasDrMoriarty
- Comodoro
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En fincs, visto lo visto no me queda más que declarar mi pesar por la prematura desaparición de mi tema principal y ver si el secundario es bueno para mis posteadores.
Esta vez no se trata de defender una opción entre dos, se trata de defender una sóla opción. Se que es irregular, pero puede ser estimulante.
El cimen perofecto: Cómo matar y deshacerse de un cadaver. Que cada uno aporte sus metodos y eche por tierra los del otro. Espero no contrariarles en demasía, en caso de aque así fuera haganmelo saber.
Esta vez no se trata de defender una opción entre dos, se trata de defender una sóla opción. Se que es irregular, pero puede ser estimulante.
El cimen perofecto: Cómo matar y deshacerse de un cadaver. Que cada uno aporte sus metodos y eche por tierra los del otro. Espero no contrariarles en demasía, en caso de aque así fuera haganmelo saber.
A la vuelta pasé por al lado de la tuya casa, saqué la cabesa desde mi hauto y grité: CHURETICAS!
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
tonetti escribió:Aún asín podrías haber pasado del tema y haberte lanzado a la yugular del Dr.
Claro, coño.
Como si aquí el tema fuera lo verdaderamente importante. Endevé...
Eso sí, el tema nuevo puede dar mucho juego. No me refiero sólo a argumentación si no también al combate cuerpo a cuerpo que podría derivar. Digo podría porque me da a mí que va a ser que no lo habrá.
Dolordebarriga escribió: ↑18 Jun 2024 17:36he aclarado mil veces que fue por metérsela por el culo a pelo a una amiga durante la noche/madrugada de fin de año
- Criadillas
- Palomitero mórbido
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Tonetti escribió:Si que estas verde en este tema peladillas!!
Ana Karenina es de León Tólstoi.
Os estaba probando.

Y si, me podría haber lanzado a la yugular, desde luego, pero Sordo no es manco, y habría pasado, me temo, algo parecido a lo de mi combate con Penetreitor, en el cual él pasó de defender su opción, y me atacó frontalmente, pero pude repeler sus ataques y seguir defendiendo lo mío, con lo que gané sin muchos problemas.
En fin...
Muy bueno el cambio, Curreta, estoy deseando ver el primer post de mi contrincante para que empiecen a volar las leches.
Y ya que he fastidiado un pelín el asunto, intentaré dar todo el expectáculo que pueda....
Dunkis dijo:
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
Ya lo decía mi madre, cria dillas y te sacarán los ojos. A ver si nuestro Manolo La nuit particular nos da un buen espectaculo, aún sin hablar con él me consta que es un tema que le place.
A la vuelta pasé por al lado de la tuya casa, saqué la cabesa desde mi hauto y grité: CHURETICAS!
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
- SordoSinOrejasDrMoriarty
- Comodoro
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El crimen perfecto. Como matar y deshacerse de un cadáver.
Curioso tema.
Y apasionante.
Aunque, también, sencillo.
Porque antes de empezar a diseccionar [señor Criadillas, tranquilo, diseccionar no es un insulto. Aquí hace de sinónimo de analizar. ¡¿Que analizar es qué?! ¡¡No, no tiene nada que ver con Urdu o Mayhem, por Dios!!] las distintas posibilidades para quitarle la vida a alguien [armas de fuego, veneno, atropellos, suicidios fingidos, asfixia, armas blancas, arrancamiento o extirpación de miembros vitales y otras sutilezas] hay que pensar [sí, señor Criadillas, sí, en el PC hay que pensar. Pero vamos, usted déjelo y dedíquese a seguir viendo películas, que es lo suyo] que el crimen perfecto es aquel que nunca se verá resuelto [noooo, señor Criadillas, no, resuelto no significa que tengas doble cagalera. ¿Me puede decir alguien que hace este sujeto en segunda? ¿Cuándo se abre la lista de reservas en los ParaPosting Catch?].
Y nunca se vera resuelto por una razón fundamental: El asesino no tiene motivo alguno para hacerlo. Cualquier posible causa-efecto que encontremos entre un homicida y su víctima nos llevan al fracaso [señor Criadillas, por favor, no estoy hablando de sus experiencias en la cama, espere a que acabe de explicarme]. Si hay amor, dinero, negocios o pura y simple enemistad de por medio, es imposible llevar a cabo el asesinato perfecto. Si, por el contrario, pretendemos librar a este superpoblado mundo de un individuo sin más, el asesinato perfecto está a nuestro alcance.
Lo primero a hacer es sencillo: Perder toda relación con el mundo. Que las personas no sean mas que simples personajes de relleno en nuestra vida. [Lo de personajes de relleno, señor Criadillas, es como los extras en las películas. ¿Ahora sí lo entiende? Me lo imaginaba, no hay nada como bajar el nivel. E incluso, enterrarlo.]
Después, encontrar un buen escenario. Por ahorrar esfuerzos innecesarios, pondremos un puente con la adecuada iluminación, es decir, escasa, [bueno, esto empieza a ser irritante. ¿Me quiere decir porque al oír esa palabra tiene que empezar a tocarse la entrepierna? Vaya falta de educación, por favor...] y con un río debajo de cierto caudal.
Y, para ir rematando, [ “y nunca mejor dicho” es lo siguiente que leerían si yo fuera el señor Criadillas, pero creo que tengo algo de respeto a los sufridos lectores que le aguantan, así que mejor lo obviamos] la elección de la victima.
Supongo que la descripción completa les vendría bien, así que me pondré a ello:
Es de noche, cerca de las cuatro o cinco de la madrugada, un día entre semana, cerca del puente que hemos elegido como lugar de ejecución.
Alguien aparece en esta tranquila escena, es un don nadie, una piltrafa humana, uno de esos fulanos que nadie echaría de menos nunca.
Pero, un momento, me resulta conocido...
¡Cielo santo, pero sí es Criadillas!
Bueno, para el ejemplo servirá.
Y ahí le tenemos, ejecutando el crimen perfecto. Una pierna, otra pierna, el peso está bien atado al cuello, un ágil saltito y ¡alehop! Asesinato perfecto a la carta.
Por cierto, entiendo que después de todo lo aquí expuesto, el señor Criadillas se enoje e incluso, llegue a encabronarse bastante.
Es lógico y entendible, a nadie le gusta que le digan las verdades a la cara.
Es por eso que, magnánimo y comprensivo que soy, le daré esto al señor Criadillas y le recomendaré algo para ver. Aunque a lo mejor el prefiere esto otro de aquí, vayan ustedes a saber...
Nos leemos.
Curioso tema.
Y apasionante.
Aunque, también, sencillo.
Porque antes de empezar a diseccionar [señor Criadillas, tranquilo, diseccionar no es un insulto. Aquí hace de sinónimo de analizar. ¡¿Que analizar es qué?! ¡¡No, no tiene nada que ver con Urdu o Mayhem, por Dios!!] las distintas posibilidades para quitarle la vida a alguien [armas de fuego, veneno, atropellos, suicidios fingidos, asfixia, armas blancas, arrancamiento o extirpación de miembros vitales y otras sutilezas] hay que pensar [sí, señor Criadillas, sí, en el PC hay que pensar. Pero vamos, usted déjelo y dedíquese a seguir viendo películas, que es lo suyo] que el crimen perfecto es aquel que nunca se verá resuelto [noooo, señor Criadillas, no, resuelto no significa que tengas doble cagalera. ¿Me puede decir alguien que hace este sujeto en segunda? ¿Cuándo se abre la lista de reservas en los ParaPosting Catch?].
Y nunca se vera resuelto por una razón fundamental: El asesino no tiene motivo alguno para hacerlo. Cualquier posible causa-efecto que encontremos entre un homicida y su víctima nos llevan al fracaso [señor Criadillas, por favor, no estoy hablando de sus experiencias en la cama, espere a que acabe de explicarme]. Si hay amor, dinero, negocios o pura y simple enemistad de por medio, es imposible llevar a cabo el asesinato perfecto. Si, por el contrario, pretendemos librar a este superpoblado mundo de un individuo sin más, el asesinato perfecto está a nuestro alcance.
Lo primero a hacer es sencillo: Perder toda relación con el mundo. Que las personas no sean mas que simples personajes de relleno en nuestra vida. [Lo de personajes de relleno, señor Criadillas, es como los extras en las películas. ¿Ahora sí lo entiende? Me lo imaginaba, no hay nada como bajar el nivel. E incluso, enterrarlo.]
Después, encontrar un buen escenario. Por ahorrar esfuerzos innecesarios, pondremos un puente con la adecuada iluminación, es decir, escasa, [bueno, esto empieza a ser irritante. ¿Me quiere decir porque al oír esa palabra tiene que empezar a tocarse la entrepierna? Vaya falta de educación, por favor...] y con un río debajo de cierto caudal.
Y, para ir rematando, [ “y nunca mejor dicho” es lo siguiente que leerían si yo fuera el señor Criadillas, pero creo que tengo algo de respeto a los sufridos lectores que le aguantan, así que mejor lo obviamos] la elección de la victima.
Supongo que la descripción completa les vendría bien, así que me pondré a ello:
Es de noche, cerca de las cuatro o cinco de la madrugada, un día entre semana, cerca del puente que hemos elegido como lugar de ejecución.
Alguien aparece en esta tranquila escena, es un don nadie, una piltrafa humana, uno de esos fulanos que nadie echaría de menos nunca.
Pero, un momento, me resulta conocido...
¡Cielo santo, pero sí es Criadillas!

Bueno, para el ejemplo servirá.
Y ahí le tenemos, ejecutando el crimen perfecto. Una pierna, otra pierna, el peso está bien atado al cuello, un ágil saltito y ¡alehop! Asesinato perfecto a la carta.
Por cierto, entiendo que después de todo lo aquí expuesto, el señor Criadillas se enoje e incluso, llegue a encabronarse bastante.
Es lógico y entendible, a nadie le gusta que le digan las verdades a la cara.
Es por eso que, magnánimo y comprensivo que soy, le daré esto al señor Criadillas y le recomendaré algo para ver. Aunque a lo mejor el prefiere esto otro de aquí, vayan ustedes a saber...
Nos leemos.
- Criadillas
- Palomitero mórbido
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Para mi querido Dr Cadáver.
Como he dicho antes; buen tema.
¿A quién no se le ha pasado por la cabeza en algún momento de enajenación, el quitarle la vida a alguien que te ha traicionado, o que te odia? Si, esa persona que se te cuela en la charcutería, o esa otra que, pese a holerle el aliento, no deja de hablarte a escasos centímetros de la cara....
Quizá no a todo el mundo, de acuerdo. Pero es innegable que absolutamente todos nosotros hemos fantaseado alguna vez con cuál sería el método perfecto para dar su eterno merecido a una persona, y salir deslumbrantemente impune del asunto. Puede que como pasatiempo momentaneo, o como un esbozo de planificación de una vida nueva.....
Crimen Perfecto.
No os creáis lo que os digan los demás, gente sin conocimiento, que habla de boquilla. Todos los periodicos mienten.
El crimen perfecto, el que de verdad no sale en ninguna película, en ningún informativo, es aquel del que nadie tiene conocimiento, o mejor aún, más magistral, aquél el cual la gente, pese a intuirlo, no desea esclarecer.
¿Qué mejor crimen que uno de cuya víctima nadie se acuerde? ¿Qué mejor crimen que el anhelado por muchos otros, pese a que tú tengas que ser la mano redentora que borre de la faz de la tierra esa triste existencia...?
Me explico:
La elección de la víctima es vital.
No puede ser cualquier viandante, ni cualquier persona, por mucho que la odies, de tu entorno, u otro.
Debe poseer una cualidad importantísima:
Tiene que ser odiado por todos, provocador del más profundo asco, o al menos, envidiado, como yo (aunque a mí me quiere todo el mundo, así que no va a poder ser).
Nadie se apenará por su muerte, ni sus familiares, en caso de tenerlos.
Y ahora, expliquemos pormenorizadamente, los pasos a seguir, una vez elegida la víctima, a la hora de sesgarle la vida, y salir de rositas.
Ejemplo:
Lucía está cansada.
No pensaba que las cosas fuesen a ser tan complicadas desde que su marido murió hace dos años.
Sus dos hijos no la respetan, en plena adolescencia, están descontrolados, los ingresos en casa son escasos y durísimos, tan sólo está ella para cuatro personas.
Y es que lo peor supone aguantar a Mauricio, su suegro, el padre de su querido y desaparecido marido.
Mauricio es un ser detestable, un hombre de mirada aviesa, caracter mezquino, uraño en sus relaciones con los demás, avaro, y portador de una trompetilla de tamaño descomunal.
Mauricio es medio sordo, y medio tonto, pero es más molesto lo primero, sin duda, ya que a veces hay que repetirle hasta cinco o seis veces las cosas.
Lucía le ha insistido e intentado convencer en múltiples ocasiones acerca de las bondades de un buen Sonotone. Y él, erre que erre, que no se fía.
Los meses pasan, uno de los hijos se marcha de casa, el otro tan sólo aparece medio drogado, y Lucia comienza a saturarse demasiado.
Más de una vez se descubre con un cuchillo jamonero, enorme, en las manos, mirando fijamente a Mauricio, al cual hace causante de todos los problemas de su vida, de manera quizá injusta, pero no del todo carente de razón.
Mauricio es una boca más que alimentar, un problema, un engorro al que no le queda demasiado de vida, y consume los justos recursos financieros que Lucía balancea como una malabarista, hasta llegar a fin de mes.
Mauricio, feo, sordo, sin posibilidad de escape, testarudo, simple y antipático hasta la nausea, comienza a ser una molestia difícil de soportar.
Pero Lucía no puede dejar nada en el aire. Toma su decisión, y decide actuar; con tiento.
Paso número 1º.
Llega la cena, y surte de vino peleón, generosamente, a Mauricio, el cual, encantado, comienza a beber y a eructar de manera descontrolada.
Dos horas después se queda medio inconsciente sobre la mesa del comedor.
Paso número 2º.
Lucía no tiene vida social, de casa al trabajo, de trabajo a casa, sin amigos de interés con los que pueda quedar, ni que vengan a visitarla.
Ya bien entrada la noche, con el abuelo completamente fuera de la realidad, dormitando, Lucia desconecta el teléfono y comprueba que, o el hijo no está en casa, o está lo suficientemente drogado en su cuarto, que dá el mismo resultado.
Paso número 3º.
Agarra con fuerza, por el cuello, a Mauricio, y comienza a apretar hasta que se le blanquean los nudillos, hinchándosele las venas de la frente, poniendose roja.
Paso número 4º.
Mauricio está tan borracho que no intenta nada en su defensa. Lucía incluso duda que se haya despertado en algún momento. Durante el estrangulamiento, los minutos parecen tornarse horas.
En contra de cómo sale en las películas, una persona no muere asfixiada en cuestión de segundos. Lucía, cada vez más cansada, pero firme y serena como nunca, observa cómo la tez de Mauricio cada vez se hincha más, se enrojece, las venas de sus ojos los amoratan y finalmente, éste fallece.
Paso número 5.
Una vez comprobado que el cadáver es cadáver y no un bulto comatoso, Lucia lo arrastra hasta la bañera, cercana al comedor.
El cadáver pesa lo suyo, pero Lucía no ha sacado adelante a su familia precisamente escribiendo relatos cortos, y posee una corpulencia más que suficiente para terminar todo el trabajo.
Y va a ser duro, pero eficaz.
Y Lucía sonríe.
Paso número 6.
Lucía comienza a arreglar la chimenea de su casa y la enciende. Nadie sospechará nada en absoluto, es pleno invierno y en ese jodido pueblucho perdido hace un frío de impresión.
Paso número 7.
Aguantando las náuseas, Lucía desnuda a Mauricio y lanza su ropa al fuego, el cual lo consume todo vorazmente.
Paso número 8.
Lucia agarra su fiel y afiladísimo cuchillo jamonero y abre a Mauricio la yugular, dejando que se desangre, y utilizando la fuerza de la ducha para lanzar la sangre por el desagüe, y para borrar absolutamente todas las huellas.
Paso número 9.
Una vez limpio de sangre el cadáver (de 1 a 2 horas), Lucia desmembra a Mauricio y coloca sus piezas en bolsas de basura de tamaño gigante.
Paso número 10.
Lucía agarra las bolsas de basura y las rellena de los restos de ropa del abuelo, todos sus objetos personales, todos sus (escasos) libros, sus recuerdos, su traje de torero. Todo bien mezclado con los restos orgánicos, pero sin que estos aparezcan a simple vista.
Paso número 11.
Lucia se ducha casi llorando de felicidad.
A la mañana siguiente, Lucía escucha el camión de la basura y sale a la calle con la mejor de sus sonrisas.
-Buenos días, ¿me podríais echar una mano?- pregunta Lucía a los dos operarios de limpieza.
-¿Qué desea?
-Echar estas tres bolsas dentro- dice, señalando el camión.- Ayer hice limpieza en casa, trastos viejos, inútiles... ya saben.
Los empleados se encojen de hombros, agarran las pesadas bolsas y las lanzan dentro del camión, el cual las tritura y las entremezcla con toneladas más de mierda y desperdicios.
-Muchas gracias, pesan bastante.
Los operarios la sonríen y se marchan a seguir con su trabajo.
Lucía vuelve a casa y entra en la habitación de su hijo, el cual sigue durmiendo, inmutable, babeante.
El subnormal de Óscar jamás se dará cuenta de nada. Le dirá que su abuelo se ha marchado a una residencia con los tíos de Granada, y que cuando quiera le van a ver.
Óscar se encogerá de hombros y mascullará cualquier cosa.
Odia a su abuelo, alcohólico, uraño, estúpido y violento. No lo echará de menos.
Y nadie más en todo el pueblo preguntará por él.
Conocida es su fama de mala persona. Nadie pierde un segundo de su vida en pensar en ese ser que ha pasado a mejor existencia.
Lucía, tres meses después, vive liberada. Con tan sólo dos bocas que alimentar (la de óscar y la propia), la situación es bastante sostenible, e incluso se pueden permitir ciertos lujos. Además, acaba de conocer a un hombre encantador, cuarentón e imparablemente activo en la cama.
Lucía es feliz al fin, y la poca gente que la conoce se alegra por ella.
Se lo merece.
¿A quién no se le ha pasado por la cabeza en algún momento de enajenación, el quitarle la vida a alguien que te ha traicionado, o que te odia? Si, esa persona que se te cuela en la charcutería, o esa otra que, pese a holerle el aliento, no deja de hablarte a escasos centímetros de la cara....
Quizá no a todo el mundo, de acuerdo. Pero es innegable que absolutamente todos nosotros hemos fantaseado alguna vez con cuál sería el método perfecto para dar su eterno merecido a una persona, y salir deslumbrantemente impune del asunto. Puede que como pasatiempo momentaneo, o como un esbozo de planificación de una vida nueva.....
Crimen Perfecto.
No os creáis lo que os digan los demás, gente sin conocimiento, que habla de boquilla. Todos los periodicos mienten.
El crimen perfecto, el que de verdad no sale en ninguna película, en ningún informativo, es aquel del que nadie tiene conocimiento, o mejor aún, más magistral, aquél el cual la gente, pese a intuirlo, no desea esclarecer.
¿Qué mejor crimen que uno de cuya víctima nadie se acuerde? ¿Qué mejor crimen que el anhelado por muchos otros, pese a que tú tengas que ser la mano redentora que borre de la faz de la tierra esa triste existencia...?
Me explico:
La elección de la víctima es vital.
No puede ser cualquier viandante, ni cualquier persona, por mucho que la odies, de tu entorno, u otro.
Debe poseer una cualidad importantísima:
Tiene que ser odiado por todos, provocador del más profundo asco, o al menos, envidiado, como yo (aunque a mí me quiere todo el mundo, así que no va a poder ser).
Nadie se apenará por su muerte, ni sus familiares, en caso de tenerlos.
Y ahora, expliquemos pormenorizadamente, los pasos a seguir, una vez elegida la víctima, a la hora de sesgarle la vida, y salir de rositas.
Ejemplo:
Lucía está cansada.
No pensaba que las cosas fuesen a ser tan complicadas desde que su marido murió hace dos años.
Sus dos hijos no la respetan, en plena adolescencia, están descontrolados, los ingresos en casa son escasos y durísimos, tan sólo está ella para cuatro personas.
Y es que lo peor supone aguantar a Mauricio, su suegro, el padre de su querido y desaparecido marido.

Mauricio es un ser detestable, un hombre de mirada aviesa, caracter mezquino, uraño en sus relaciones con los demás, avaro, y portador de una trompetilla de tamaño descomunal.
Mauricio es medio sordo, y medio tonto, pero es más molesto lo primero, sin duda, ya que a veces hay que repetirle hasta cinco o seis veces las cosas.
Lucía le ha insistido e intentado convencer en múltiples ocasiones acerca de las bondades de un buen Sonotone. Y él, erre que erre, que no se fía.
Los meses pasan, uno de los hijos se marcha de casa, el otro tan sólo aparece medio drogado, y Lucia comienza a saturarse demasiado.
Más de una vez se descubre con un cuchillo jamonero, enorme, en las manos, mirando fijamente a Mauricio, al cual hace causante de todos los problemas de su vida, de manera quizá injusta, pero no del todo carente de razón.
Mauricio es una boca más que alimentar, un problema, un engorro al que no le queda demasiado de vida, y consume los justos recursos financieros que Lucía balancea como una malabarista, hasta llegar a fin de mes.
Mauricio, feo, sordo, sin posibilidad de escape, testarudo, simple y antipático hasta la nausea, comienza a ser una molestia difícil de soportar.
Pero Lucía no puede dejar nada en el aire. Toma su decisión, y decide actuar; con tiento.
Paso número 1º.
Llega la cena, y surte de vino peleón, generosamente, a Mauricio, el cual, encantado, comienza a beber y a eructar de manera descontrolada.
Dos horas después se queda medio inconsciente sobre la mesa del comedor.
Paso número 2º.
Lucía no tiene vida social, de casa al trabajo, de trabajo a casa, sin amigos de interés con los que pueda quedar, ni que vengan a visitarla.
Ya bien entrada la noche, con el abuelo completamente fuera de la realidad, dormitando, Lucia desconecta el teléfono y comprueba que, o el hijo no está en casa, o está lo suficientemente drogado en su cuarto, que dá el mismo resultado.
Paso número 3º.
Agarra con fuerza, por el cuello, a Mauricio, y comienza a apretar hasta que se le blanquean los nudillos, hinchándosele las venas de la frente, poniendose roja.
Paso número 4º.
Mauricio está tan borracho que no intenta nada en su defensa. Lucía incluso duda que se haya despertado en algún momento. Durante el estrangulamiento, los minutos parecen tornarse horas.
En contra de cómo sale en las películas, una persona no muere asfixiada en cuestión de segundos. Lucía, cada vez más cansada, pero firme y serena como nunca, observa cómo la tez de Mauricio cada vez se hincha más, se enrojece, las venas de sus ojos los amoratan y finalmente, éste fallece.
Paso número 5.
Una vez comprobado que el cadáver es cadáver y no un bulto comatoso, Lucia lo arrastra hasta la bañera, cercana al comedor.
El cadáver pesa lo suyo, pero Lucía no ha sacado adelante a su familia precisamente escribiendo relatos cortos, y posee una corpulencia más que suficiente para terminar todo el trabajo.
Y va a ser duro, pero eficaz.
Y Lucía sonríe.
Paso número 6.
Lucía comienza a arreglar la chimenea de su casa y la enciende. Nadie sospechará nada en absoluto, es pleno invierno y en ese jodido pueblucho perdido hace un frío de impresión.
Paso número 7.
Aguantando las náuseas, Lucía desnuda a Mauricio y lanza su ropa al fuego, el cual lo consume todo vorazmente.
Paso número 8.
Lucia agarra su fiel y afiladísimo cuchillo jamonero y abre a Mauricio la yugular, dejando que se desangre, y utilizando la fuerza de la ducha para lanzar la sangre por el desagüe, y para borrar absolutamente todas las huellas.
Paso número 9.
Una vez limpio de sangre el cadáver (de 1 a 2 horas), Lucia desmembra a Mauricio y coloca sus piezas en bolsas de basura de tamaño gigante.
Paso número 10.
Lucía agarra las bolsas de basura y las rellena de los restos de ropa del abuelo, todos sus objetos personales, todos sus (escasos) libros, sus recuerdos, su traje de torero. Todo bien mezclado con los restos orgánicos, pero sin que estos aparezcan a simple vista.
Paso número 11.
Lucia se ducha casi llorando de felicidad.
A la mañana siguiente, Lucía escucha el camión de la basura y sale a la calle con la mejor de sus sonrisas.
-Buenos días, ¿me podríais echar una mano?- pregunta Lucía a los dos operarios de limpieza.
-¿Qué desea?
-Echar estas tres bolsas dentro- dice, señalando el camión.- Ayer hice limpieza en casa, trastos viejos, inútiles... ya saben.
Los empleados se encojen de hombros, agarran las pesadas bolsas y las lanzan dentro del camión, el cual las tritura y las entremezcla con toneladas más de mierda y desperdicios.
-Muchas gracias, pesan bastante.
Los operarios la sonríen y se marchan a seguir con su trabajo.
Lucía vuelve a casa y entra en la habitación de su hijo, el cual sigue durmiendo, inmutable, babeante.
El subnormal de Óscar jamás se dará cuenta de nada. Le dirá que su abuelo se ha marchado a una residencia con los tíos de Granada, y que cuando quiera le van a ver.
Óscar se encogerá de hombros y mascullará cualquier cosa.
Odia a su abuelo, alcohólico, uraño, estúpido y violento. No lo echará de menos.
Y nadie más en todo el pueblo preguntará por él.
Conocida es su fama de mala persona. Nadie pierde un segundo de su vida en pensar en ese ser que ha pasado a mejor existencia.
Lucía, tres meses después, vive liberada. Con tan sólo dos bocas que alimentar (la de óscar y la propia), la situación es bastante sostenible, e incluso se pueden permitir ciertos lujos. Además, acaba de conocer a un hombre encantador, cuarentón e imparablemente activo en la cama.
Lucía es feliz al fin, y la poca gente que la conoce se alegra por ella.
Se lo merece.
Dunkis dijo:
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.
Criadillas es un hombre triste de derechas, quién lo iba a decir.