Recuerdo que de churumbel, cuando compraba supermortadelos o afines, pasaba de los de la Tia para leer a Pafman y las tiras de un tal Ramis, que dibujaba a Sporty.
Ramis era muy grande, y aunque no lograría arrancarle una carcajada a nadie mayor de 10 años, el niño subnormal de 7 primaveras que llevo a flor de piel le sigue idolatrando como el primer día.