pH, más que hamor, frensi.

2-0 ganan los italianos. Jugando peor pero definiendo. Iker está vendido en ambos goles. En el primero por culpa de Ramos, que se despistó ajustándose la diadema. La patada voladora a Toni en el primer gol llegó tarde, aunque a la altura de los riñones. Gol y expulsión. El resto del partido a merced de los italianos, que rematan su pase a cuartos en una contra cuando España entera estaba volcada en la portería de Buffon (que lo para todo) al grito de Podemos. Gol de Cassano, que se ha ido por velocidad de Puyol. Mazzeratti, en la celebración del segundo gol, en un momento de inspiración patriótica, rompe la nariz de Torres. Luis Aragonés, indignado, se traga la dentadura postiza y fallece asfixiado. Camacho llora y suda amargamente. Se producen incidentes en la plaza de Colón; una turba prende fuego a los toldos del Podemos y un grupo de enfurecidos hinchas desilusionados abusa de Angels Barceló y hace tragar a Lopetegi un tomo ilustrado del María Moliner.

¿Qué? Podría suceder.