Bien, hablemos de Lobato (también conocido como el hermano repipi de Pepe Viyuela):
Hoy Lobato ha demostrado ser un piltrafa, vamos, como cada fin de semana de F1. El que se ha portado, sin embargo, ha sido el estúpido gordo cabrón de su compañero, el que siempre dice lo de "si pestañean se lo van a perder", lo de "bienvenidos al espectáculo de la fórmula uno en estado puro" y siempre nos sorprende con sus extensivos conocimientos técnicos comentando una y otra puta vez lo rojos que se ven los discos de frenos cuando se usan.
Se ha portado porque ha dejado al Lobato como el pintamonas que es. De buen rollo, eso sí. El caso es que, si habéis visto hoy el programa precarrera de Telecinco, habréis visto que Lobato ha pilotado un F1. Han hecho un montaje así majo, con musiquilla, comentarios del Lobato desde el cockpit y en general una serie de imágenes rápidas, tomas cortas y tal y que a mí ya me ha olido mal. Parecía que no nos quisieran mostrar cómo pilotaba Lobato. Dejando a un lado que trompeara en una de las primeras curvas.
Lo he entendido hacia el final de la retransmisión, cuando el estúpido gordo cabrón ha comentado como quien no quiere la cosa que, a juzgar por la banda de rodadura de los neumáticos del coche que había pilotado el Lobato, tenía toda la pinta de que a duras penas había pasado de ochenta kms/h.
Juas. Ni siquiera se puso a ciento veinte el desgraciao, no digo ya en curva, si no en la recta (larguísima, coño). Y eso que, a juzgar por sus grititos "ay madre cómo corre esto" cualquiera hubiera intuído que estaba por rebasar la velocidad del sonido.
Veeeeeenga, venga...