Desde que hace ya años vi el grotesco final de "Akira", supe que mi destino estaba escrito, y que tarde o temprano terminaría entre las garras (o entre las lorzas) de Grumete.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
Joder, me dan náuseas, me he convertido en el centro del universo de dos infraseres sucios, degenerados, maricones, calvos y más cortos que una puta semicorchea.
Que os den por el culo. Os hace falta, locazas. Mientras no os tenga que dar yo, claro...