Hilo-coloquio sobre cómo engordar más y mejor
Publicado: 19 May 2008 17:12
Ola, hamigos del comer.
Hoy en día está al alcance de cualquiera ir al mercadona de la esquina, comprar unos paquetes de harina, varios kilos de magro de cerdo y unos bricks de caldo de la abuela y pasar la tarde comiendo con la mano lo que resulta de ponerlo todo en una olla y cocerlo durante una hora.
Así engordas, sí, pero sin clase y sin elegancia. Además, existe mucha confusión respecto qué podemos hacer para engordar más, cortinas de humos propagadas por el lobby de los flacuchos. Por eso aquí y ahora clamo por nuestra unidad para luchar contra la opresión a la que nos someten los esmirriados: Abro este hilo-coloquio y así orientarnos con ideas básicas y ejemplos esclarecedores para que practiquemos nosotros mismos.
1- Cocinar platos complicados CANSA. El cansancio es contraproducente: sudamos y... sí, hamigos, sí: podemos adelgazar! Por este motivo, tareas superfluas como pelar las patatas o trocear los productos pasan a un segundo plano: solo se realizarán esas operaciones si son absolutamente necesarias.
Ejemplo práctico 1: tortilla de patatas.
Los huevos hay que cascarlos y verter su contenido, PERO las patatas ni se pelan ni se trocean. Las tortillas se harán gruesas (15 cm), ergo comeremos más y nos cansaremos menos cocinando.
2- Un gordo comiendo es un gordo feliz. Somos felices comiendo y debemos buscar nuestra felicidad, por lo que hay que incluir la comida en todos los aspectos de nuestra vida. Cualquier evento en el que no esté incluido un refrigerio, un tentenpié o un ágape NO CONTARÁ CON NUESTRA PRESENCIA. Debemos instaurar una cultura gastronómico-social absoluta; nuestros antepasados mórbidos ya consiguieron incluir comidas en las bodas, bautizos, comuniones, inauguraciones, negocios (las comidas de) e, incluso en otras culturas más avanzadas mórbidamente hablando, los entierros. Debemos aplaudir los movimientos anárquicos (comer en el cine, el bocata del descanso del partido, etc) y extenderlos.
Ejemplo práctico 2: descanso para el café.
Luchad en vuestras empresas por transformar el descanso de 10 minutos para el café por una hora de cocido con sus sacramentos.
3- Todo se utiliza, nada se tira. Nuestra bolsa de basura orgánica tiene que estar prácticamente vacía al finalizar el día. Todo lo que sea digerible ha de comerse, pero para ello debemos organizarnos: los purés, sopas, cloquetas y arbóndigas son el destino natural de las sobras de los platos. También podemos experimentar y rellenar un pollo con, por ejemplo, los macarrones al ajillo y la coliflor con chorizo del día anterior. Debemos estar abiertos a la creatividad en todo momento.
Ejemplo práctico 3: café albondiguino.
Las arbóndigas de repollo con merluza nos habían quedado exquisitas. La salsa que ha quedado en la olla NUNCA se debe tirar: llevamos a ebullición la salsa y nos hacemos con ella un delicioso y denso café. Asombra a tus hamigos con las texturas únicas que se consiguen.
Bueno hamigos, vuestro turno. Que proponga el siguiente.
Hoy en día está al alcance de cualquiera ir al mercadona de la esquina, comprar unos paquetes de harina, varios kilos de magro de cerdo y unos bricks de caldo de la abuela y pasar la tarde comiendo con la mano lo que resulta de ponerlo todo en una olla y cocerlo durante una hora.
Así engordas, sí, pero sin clase y sin elegancia. Además, existe mucha confusión respecto qué podemos hacer para engordar más, cortinas de humos propagadas por el lobby de los flacuchos. Por eso aquí y ahora clamo por nuestra unidad para luchar contra la opresión a la que nos someten los esmirriados: Abro este hilo-coloquio y así orientarnos con ideas básicas y ejemplos esclarecedores para que practiquemos nosotros mismos.
1- Cocinar platos complicados CANSA. El cansancio es contraproducente: sudamos y... sí, hamigos, sí: podemos adelgazar! Por este motivo, tareas superfluas como pelar las patatas o trocear los productos pasan a un segundo plano: solo se realizarán esas operaciones si son absolutamente necesarias.
Ejemplo práctico 1: tortilla de patatas.
Los huevos hay que cascarlos y verter su contenido, PERO las patatas ni se pelan ni se trocean. Las tortillas se harán gruesas (15 cm), ergo comeremos más y nos cansaremos menos cocinando.
2- Un gordo comiendo es un gordo feliz. Somos felices comiendo y debemos buscar nuestra felicidad, por lo que hay que incluir la comida en todos los aspectos de nuestra vida. Cualquier evento en el que no esté incluido un refrigerio, un tentenpié o un ágape NO CONTARÁ CON NUESTRA PRESENCIA. Debemos instaurar una cultura gastronómico-social absoluta; nuestros antepasados mórbidos ya consiguieron incluir comidas en las bodas, bautizos, comuniones, inauguraciones, negocios (las comidas de) e, incluso en otras culturas más avanzadas mórbidamente hablando, los entierros. Debemos aplaudir los movimientos anárquicos (comer en el cine, el bocata del descanso del partido, etc) y extenderlos.
Ejemplo práctico 2: descanso para el café.
Luchad en vuestras empresas por transformar el descanso de 10 minutos para el café por una hora de cocido con sus sacramentos.
3- Todo se utiliza, nada se tira. Nuestra bolsa de basura orgánica tiene que estar prácticamente vacía al finalizar el día. Todo lo que sea digerible ha de comerse, pero para ello debemos organizarnos: los purés, sopas, cloquetas y arbóndigas son el destino natural de las sobras de los platos. También podemos experimentar y rellenar un pollo con, por ejemplo, los macarrones al ajillo y la coliflor con chorizo del día anterior. Debemos estar abiertos a la creatividad en todo momento.
Ejemplo práctico 3: café albondiguino.
Las arbóndigas de repollo con merluza nos habían quedado exquisitas. La salsa que ha quedado en la olla NUNCA se debe tirar: llevamos a ebullición la salsa y nos hacemos con ella un delicioso y denso café. Asombra a tus hamigos con las texturas únicas que se consiguen.
Bueno hamigos, vuestro turno. Que proponga el siguiente.