El puto hilo de Masterchef

[Criadillas]

Coño, es que no terminé de leer tu post por no spoilearme la segunda parte del programa, y al final se me olvidó terminármelo. Presto voy.

[Criadillas]

Te lo he leído y mira que es curioso. Yo lo vi claramente falsísimo (puedo estar equivocado, que conste). A ti te emocionó, de lo cual me alegro y me preocupa, porque hace ver que tienes más fe que yo en este producto, y/o que yo estoy más muerto por dentro que tú y me veo incapaz de encontrar nada genuino ni auténtico en la enorme mayoría de demostraciones de emoción en este concurso.

Sea lo que fuere, miraré con atensión especial a la Romero. Por un lado me mola su actitud pasota de vuelta de todo y cazallera. Por otro... me da vibras de LOCA.

[CacaDeLuxe]

Spoiler: mostrar

[CacaDeLuxe]

[Criadillas]

La verdad es que yo agradezco a todos estos personajes tróspidos en comparación con el enésimo influencer pavisoso o el típico famosete que pretende lavar su imagen rancia y que va por el concurso cumpliendo todas y cada una de las Leyes Mastercherfs, hasta llegar a la final y ganarla o quedarse cerca:

-Tener buena imagen.
-Ser moderadamente conocido, pero sin ser el gran fichaje de la edición.
-"Tener buena mano".
-"Currar y estudiar mucho" para llegar a ser el mejor.

Vamos, el típico sueñito americano/cantinela libegal, hecho realidad: Si te lo curras, triunfas.

De esos hay mil millones de ejemplos, y al final son los que más éxito tienen en el concurso, en cualquier formato. En esta edición, claramente hay dos favoritos: Escasito y la muy guapa pero realmente tóxica actriz colombiana, que tiene unos ramalazos de mala hostia sorprendentes y que camufla y rebaja a la velocidad de una verdadera sociópata de miniserie de Netflix. Mis dieses.

De los demás, me quedo claramente con Jesulín como elemento BORCHENOSO y malo de opereta, y con Eduardo Casanova como El Desequilibrado de la edición.

El primero porque juega con gusto el papel de Malo, hablando mal de sus compañeros a la mínima, metiéndose con ellos por los motivos más peregrinos, reprochándoles cosas absurdas de novio tóxico y, en cuanto tiene oportunidad, puteándolos sin compasión a la mínima que puede, y jactándose de todo ello sin pudor alguno, siendo probablemente el más consciente de todos respecto a que todo este concurso es una opereta guionizada. El tío juega su papel con verdadero gusto.
Si tiene que reirse de un compañero que está pasándolas putas en la prueba de eliminación, lo hace sin ningún problema.
Si tiene que acusar a alguien de haberse portado mal con él o de haber traicionado su confianza, lo hará hasta hacerle llorar (he visto relaciones de pareja terminadas en asesinato, menos tóxicas que la del torero con el chaval influencer).
Si tiene algún tipo de ventaja, se pasa el buenismo por el forro y la usará sin piedad contra quien considere que va a hacer más daño.

Concursante total. Con la falta de empatía brutal que tiene la gente de campo que se gana la vida torturando animales.

Gran elección de cásting.


El otro es Casanova.
Insoportable casi siempre. Histérico, gritón, intenso hasta la náusea, cariñoso hasta la baba, divo de mercadillo. Pero también, en momentos puntuales, el único de todos los concursantes capaz de tener un momento digno de una película de los Farrelly.

Gloria eterna al momento del moco interminable cayendo sobre el cámara de abajo en mitad de la despedida del concursante expulsado, jodiendo evidentemente toda emotividad posible. Y luego sonándose los mocos en el delantal del Moranco, que se ve claramente adelantado por la derecha y que no puede hacer más que seguir la escena con una mezcla de asco medio disimulado y bochorno.

Ni en una peli de los Zucker hubiesen imaginado algo de tal belleza.

Estas cositas me reconcilian con el concurso.

[M. Corleone]

La verdad es que yo agradezco a todos estos personajes tróspidos en comparación con el enésimo influencer pavisoso o el típico famosete que pretende lavar su imagen rancia y que va por el concurso cumpliendo todas y cada una de las Leyes Mastercherfs, hasta llegar a la final y ganarla o quedarse cerca:

-Tener buena imagen.
-Ser moderadamente conocido, pero sin ser el gran fichaje de la edición.
-"Tener buena mano".
-"Currar y estudiar mucho" para llegar a ser el mejor.

Vamos, el típico sueñito americano/cantinela libegal, hecho realidad: Si te lo curras, triunfas.

De esos hay mil millones de ejemplos, y al final son los que más éxito tienen en el concurso, en cualquier formato. En esta edición, claramente hay dos favoritos: Escasito y la muy guapa pero realmente tóxica actriz colombiana, que tiene unos ramalazos de mala hostia sorprendentes y que camufla y rebaja a la velocidad de una verdadera sociópata de miniserie de Netflix. Mis dieses.

De los demás, me quedo claramente con Jesulín como elemento BORCHENOSO y malo de opereta, y con Eduardo Casanova como El Desequilibrado de la edición.

El primero porque juega con gusto el papel de Malo, hablando mal de sus compañeros a la mínima, metiéndose con ellos por los motivos más peregrinos, reprochándoles cosas absurdas de novio tóxico y, en cuanto tiene oportunidad, puteándolos sin compasión a la mínima que puede, y jactándose de todo ello sin pudor alguno, siendo probablemente el más consciente de todos respecto a que todo este concurso es una opereta guionizada. El tío juega su papel con verdadero gusto.
Si tiene que reirse de un compañero que está pasándolas putas en la prueba de eliminación, lo hace sin ningún problema.
Si tiene que acusar a alguien de haberse portado mal con él o de haber traicionado su confianza, lo hará hasta hacerle llorar (he visto relaciones de pareja terminadas en asesinato, menos tóxicas que la del torero con el chaval influencer).
Si tiene algún tipo de ventaja, se pasa el buenismo por el forro y la usará sin piedad contra quien considere que va a hacer más daño.

Concursante total. Con la falta de empatía brutal que tiene la gente de campo que se gana la vida torturando animales.

Gran elección de cásting.


El otro es Casanova.
Insoportable casi siempre. Histérico, gritón, intenso hasta la náusea, cariñoso hasta la baba, divo de mercadillo. Pero también, en momentos puntuales, el único de todos los concursantes capaz de tener un momento digno de una película de los Farrelly.

Gloria eterna al momento del moco interminable cayendo sobre el cámara de abajo en mitad de la despedida del concursante expulsado, jodiendo evidentemente toda emotividad posible. Y luego sonándose los mocos en el delantal del Moranco, que se ve claramente adelantado por la derecha y que no puede hacer más que seguir la escena con una mezcla de asco medio disimulado y bochorno.

Ni en una peli de los Zucker hubiesen imaginado algo de tal belleza.

Estas cositas me reconcilian con el concurso.

¿Por qué motivo se me habrá ocurrido a mí poner en Google "Eduardo Casanova moco"? Pues ahora os jodéis y lo veis todes:

[Criadillas]

Pero si en el post anterior al mío Cacas ya puso la maravillosa escena!

Animo a todo el mundo a verla. Ya digo, esto no se les ocurre hacerlo en una peli noventera de Jim Carrey.

[Ruttiger]

Non olvidemos a la absoluta diva de la edición a la que Habitual y yo hemos bautizado como Cuervastur por su absoluto sudapollismo, su constante cachondeo y su actitud de fumeta loquísima que nos ha ganado el coraçao. Blanca Romero, digna sucesora de nuestra querida Patricia Conde, boicoteando el pograma for the win.

[M. Corleone]

Non olvidemos a la absoluta diva de la edición a la que Habitual y yo hemos bautizado como Cuervastur por su absoluto sudapollismo, su constante cachondeo y su actitud de fumeta loquísima que nos ha ganado el coraçao. Blanca Romero, digna sucesora de nuestra querida Patricia Conde, boicoteando el pograma for the win.

Solo por eso, me dan ganas de ponerme con el programa.

Pero no lo haré. Haciendo zapping vi la cara estirada de Escasi, y a uno de los Morancos comiendo mejillones y se me quitaron las ganas.

[Corvux corax]

Qué gracia tenéis, os ha faltado añadir que soy una psicópata (no he visto muchos capítulos pero sí en el que la susodicha lo admitió abiertamente).

Pues mirad, sí, me encantaría poder ser así siempre y no tener que ser siempre lo contrario de eso a diario y no solo en el tiempo libre que me habéis conocido, JODER YA.



Os quiero :)

Me estáis recordando esa madrugada que os paré a las puertas de la recepción del Atrio (Ruti iba ya sin aliento y con miedo de las Marimantas por los callejones): "¿Qué, nos robamos unas botellitas". Yo creo que Polina no paró de reírse desde que me senté delante de ella y la observé comerse rápido los torreznos en El Pato :)