...al cielo, buscando el avión, como un niño perdido.
Aquel avión.
Se había ido. Se marchaba, sin remedio. Volvería, eso estaba claro, pero sin fecha por determinar. O determinada. Sabe de sobra cuando vuelve.
Pero aun así no está ahora, que es cuando le quiere. Y cada una de las veces que le ansiaría a lo largo de la espera, no estaría allí. En el ahora en el que le iba a necesitar. Piensa en cada uno de los momentos en los que su presencia ha sido rutina, en los que apenas se fijaba donde estaba, en los días en los que la ausencia no dolía como ahora.
Ahora. Él se ha ido. Y descubres lo que significa la palabra "falta", "hueco" o "pérdida".
Y la palabra "perdida".
Nos leemos.
-Miraba...-
... de reojo los papeles esparcidos al fondo de aquella habitación que hace escasas horas había sido mía.
Llevaba cuatro estúpidos días ahí metida y ya me apropiaba de algunos rincones, tan oscuros a veces que parecían luces intermitentes.
Mientras terminaba de ordenar mis cosas, me pasaban por la mente imágenes de esos cuatro días, dos de ellos amargos, los dos últimos.
Era una enorme habitación, seguro que le había costado una fortuna, creo que yo siempre valoré el dinero mucho más que él.
Que absurda me sentía entonces, casi rozando el egoísmo.
" Bienvenida "
" La siguiente puerta a la derecha "
" Esto es para ti "
" Venga, no llores "
" Te quiero "
Ni de broma pensé jamás en llevarme esos papeles, fue un juego estúpido. Joder, odio las cursilerías y ese juego era una enorme simpleza.
Los dos últimos días los pasamos en silencio, uno al lado del otro. Creo que nos miramos pocas veces. Creo que no me tocó.
Bueno, quizá me tranquilice el saber que esto no es más que otra majadera historia de amor a distancia. Como muchas, como tantas.
Aunque esta vez es la mía, no? No debería importarme más? En exceso?
- Vas a perder el avión.
- Y que?
Recogí los papeles de la luz parpadeante y me alejé, como ya había hecho antes. Inquebrantable.
Una vez arriba, rompí a llorar.
Llevaba cuatro estúpidos días ahí metida y ya me apropiaba de algunos rincones, tan oscuros a veces que parecían luces intermitentes.
Mientras terminaba de ordenar mis cosas, me pasaban por la mente imágenes de esos cuatro días, dos de ellos amargos, los dos últimos.
Era una enorme habitación, seguro que le había costado una fortuna, creo que yo siempre valoré el dinero mucho más que él.
Que absurda me sentía entonces, casi rozando el egoísmo.
" Bienvenida "
" La siguiente puerta a la derecha "
" Esto es para ti "
" Venga, no llores "
" Te quiero "
Ni de broma pensé jamás en llevarme esos papeles, fue un juego estúpido. Joder, odio las cursilerías y ese juego era una enorme simpleza.
Los dos últimos días los pasamos en silencio, uno al lado del otro. Creo que nos miramos pocas veces. Creo que no me tocó.
Bueno, quizá me tranquilice el saber que esto no es más que otra majadera historia de amor a distancia. Como muchas, como tantas.
Aunque esta vez es la mía, no? No debería importarme más? En exceso?
- Vas a perder el avión.
- Y que?
Recogí los papeles de la luz parpadeante y me alejé, como ya había hecho antes. Inquebrantable.
Una vez arriba, rompí a llorar.
Creían que estaba loca solo porque le quiso desenterrar una vez.