Jodida Vanidad version 2.0

[Lenina]

Crei que había perdido este relatillo cuando el forito se hundió en el olvido. Pero me acabo de dar cuenta de que me lo dejé en el correo y estaba allí, cogiendo polvo virtual.

EN EL CORAZÓN DEL DIABLO

Me gusta la inocencia no viciada de tu rostro. Tus coletas de niña y tus picardías puras, sin malicia. Me gusta cuando pones tu mirada más seria en tu rostro anguloso de gatita joven. Me vuelven loco tus labios cárdenos y reventones, pálidos cuando lloras y me miras con tus ojos claros de Madonna resucitada. Te estaría castigando a todas horas para ver en tus ojos esas dulces lágrimas y torturarme aguantando el deseo de correr a lamerlas con lascivia.

Emanas, y lo sabes, la dulce esencia de la seducción, pero la ocultas en tus frases infantiles y en tu mirada abierta. Juntos jugamos al juego en el que yo me dejo engañar por esos ojos y tú te dejas engañar por mi fingido engaño.

Sé que esto no es posible, lo sé con toda mi razón. Sé lo que pensaría la gente, el horror de sus miradas si pudieran leer el corazón del Maestro. Tu padre, que me palmea la espalda satisfecho cuando le digo que eres una alumna ejemplar, me sacaría los ojos si supiera de mis sueños más profundos.

"No hay lugar más frío que el corazón del diablo, aunque viva en el mismo infierno", recitas de tu libro de lectura con la voz seria y templada, como si ya fueras adulta.

Y yo me pregunto temblando si tu naturaleza de mujer hermosa no hará, cuando pase el tiempo que tu propio corazón sea más frío que el del diablo.

Me gustaría poder decir que te quiero de manera noble y elevada, pero mentiría. Amo, más que a tu espíritu, a cada una de las adorables partes de tu cuerpo adolescente. Sobre todo, a las venas que laten dulces bajo tu piel de nardo que huele aún a colonia infantil.

Por las noches suelo soñar contigo. Sueño que partimos juntos hacia un lugar desconocido, que es uno sólo, pero lo llamamos de manera diferente.
A veces, para eso existen los sueños, todo es maravilloso.

Te tengo atrapada en mis brazos y tú lloras, y tu cara refleja tanta pureza (ya sé que todo es un espejismo, una quimera, pero es tan hermoso), que los huesos se me vuelven de lana. Tú ceceas con tu voz endulzada de
infantilismo, rozando tus labios en mi oreja y la sangre se me vuelve espuma candente. Te abrazo y eres tan suave, tan dulcemente pequeña, que siento una ternura infinita que me invade, como una éxtasis religioso.

Me resulta tan difícil volver a verte a la mañana siguiente y no abrazarte. Apenas me puedo contener y temo que lo notes. Porque tú eres apenas una niña, pero tienes alma de mujer. Alma de mujer, y a eso lo temo. A que ya seas demasiado mujer y yo no me haya dado cuenta. A que juguemos a un juego mucho más peligroso que el que yo imagino.

Y sin embargo, lo ansío.

Quiero quemarme contigo, niña endiabladamente hermosa, hasta que me duela, hasta que me consuma. Pero lo nuestro es algo prohibido, algo malo, algo indecente. Me gustaría tener la fuerza suficiente para que las piedras de la lapidación que me tirarían los herejes no me dolieran, pero me duelen. Sé que para ti siempre seré el "Maestro", y nada más. Nunca nada más.

Pero mientras, en el rincón más profundo del corazón del diablo, yo te espero cada noche.

[Dolordebarriga]

tus labios cárdenos y reventones

Recuerdo que hace ya mucho tiempo le dije a Barbie que esa frase valía ya todo el relato. Dos años más tarde sigo pensando lo mismo.

Siempre me gustó mucho más tu lado oscuro que las historías de Unicornios.


Tú, bienvenida a casa;

Dolordebarriga