¿Es que a nadie se le ocurre nunca responsabilizar de la situación a la empresa?
Tonetti, Tonetti.
Lo que ocurre es, sencillamente, que el resto de ciudadanos no somos tontos. Y hay ocasiones en que las grandes huelgas las llevan a cabo casi exclusivamente los trabajadores de aquellos servicios que, estando en huelga, suponen una molestia inmediata para el resto de la población (transportes terrestres y aéreos, recogida de basuras, etc), y en aquellos momentos del año en los que más jode. Lo cual es un poderoso chantaje a los poderes públicos, especialmente locales.
Las huelgas en trenes y metro no son algo exclusivo de Madrid, ni mucho menos. En Valencia también vienen siendo habituales. Y los de la recogida de basura no lo hacen porque, sencillamente, no está el horno para bollos, y el ciudadano aguanta pero hasta cierto punto: pero todos sabemos de otros momentos y lugares en los que, a la mínima que la coyuntura acompañase, ¡huelga!
Y resulta cuanto menos curioso que haya sectores clave en los que regularmente se producen huelgas, no ya en España sino en todos los países: trenes, transporte urbano, aeropuertos, basuras, etc. Es decir, aquellos sectores en los que la molestia para la ciudadanía es tal, que las empresas terminan por ceder siempre a las revindicaciones (normalmente monetarias) y revirtiéndolas invariablemente en las tarifas.
Y más curioso aún es que la frecuencia de estas huelgas poco tenga que ver con los ciclos económicos, como sí suele ocurrir con otro tipo de huelgas, como las huelgas generales o las huelgas
generalizadas.
La huelga es un derecho, pero, como todo derecho, con su abuso deviene en perjuicio excesivo de los derechos de los demás. Y hay sectores que abusan, porque hacer huelgas casi todos los años en las presentes circunstancias, es simple y llanamente un abuso.
Es que tenemos en este país una manía con culpar de cualquier cosa al más pringao
Todo lo contrario.