Vamos con las lecturas de agosto.
“Bella del señor” de Albert Cohen
Situada en Ginebra y en Francia, en 1936, en una época en que el antisemitismo alcanza en Alemania su paroxismo, Bella del Señor relata, con lirismo romántico unido a una ironía feroz, la relación exasperada entre Solal, judío, alto funcionario de la Sociedad de las Naciones, y Ariane, la aristócrata aria casada con un subordinado de Solal, desde su encuentro hasta la agonía final, pasando por la conquista, la pasión y la implacable degradación de los sentimientos. Para combatir la saciedad, los amantes recurren a todos los medios: celos retrospectivos, humillaciones morales y todas las recetas eróticas: este libro de amor es también un retrato de los horrores de la carne. Tanto por el análisis de los celos como por el relato de la seducción o por su pesimismo radical, casi metafísico, respecto al mito del amor puro, Albert Cohen, en esta búsqueda del Absoluto a través del amor, nos ha dejado páginas que pertenecen ya a la leyenda y que durante largo tiempo continuarán forjando la sensibilidad de lectores y lectoras.
Normalmente no pongo por aquí los libros no acabo, pero dado que este es un tochaco y leí la mitad, lo traigo para contar que me ha parecido que el autor escribe muy bien, tiene gracia y usa muy bien la ironía, pero llegó un momento en que se repetía demasiado, y el libro no era lo que yo me imaginé con la sinopsis, y al final abandoné. Igual no es un libro para las vacaciones de verano. Algunas cosas me gustaron mucho (el retrato de la ambición laboral vacía de contenido, las conversaciones con la madre del funcionario) otras mucho menos (la repetición, las relaciones). Es un libro considerado una obra maestra, así que no se me espanten por el hecho de que yo lo abandonara a la mitad.
"Otra noche de mierda en esta puta ciudad" de Nick Flynn
Nick Flynn conoció a su padre cuando ya tenía veintisiete años y trabajaba en un albergue para indigentes en Boston. Jonathan Flynn, un aspirante a escritor, se había marchado de casa cuando su hijo tenía seis meses. Nick ya era un adolescente cuando recibió algunas cartas desde la cárcel, donde su padre decía que la experiencia le serviría para ser el Dostoievski de su generación. Nick comienza su propio viaje por la literatura, el alcohol y las drogas. Su madre se suicida. Nick conoce a Emily, se muda a Boston. Y es allí cuando se produce el encuentro. El padre acaba una noche en el albergue donde trabaja el hijo. Pero Nick no construirá una relación que nunca existió. No se lleva a su padre a su precaria casa, aunque sepa que duerme en las calles. Nick quiere saber quién es su padre pero a una prudente distancia. Está al borde del precipicio y, si se acerca, caerán juntos. Nick quiere salvarse y escribir sus propios libros.
En la serie “Yo, adicto” el libro sale unas cuantas veces, y me picó la curiosidad. Y está muy bien, en esa línea que me encanta de libros autobiográficos de gente con padres/madres locos/as. Algún día dedicaré un hilo específico a este sub-subgénero que me chifla. En algún momento es demasiado blandito, en algún momento es demasiado poético… pero el conjunto del libro está muy bien. Padre putoloco alcohólico, hijo que se salva por los pelos.
“La última película” de Larry McMurtry
A veces Sonny se sentía como si fuera el único ser humano del pueblo. Era una desagradable sensación que solía experimentar por la mañana temprano cuando las calles estaban completamente vacías, como cierta mañana de sábado de noviembre. Son los años cincuenta y estamos en Thalia, una pequeña ciudad de Texas. Sonny, Jacy y Duane son tres adolescentes insatisfechos y aburridos, espectadores de sus propias vidas en una provincia encerrada en sí misma. Todo es un sueño inmóvil que se desarrolla entre un viejo cine, un salón de billar y un café abierto toda la noche.
Librazo. Es la novela en la que se basó la mítica peli de Bogdanovich de 1971. Si la peli estaba chulísima, la novela es aún mejor, más compleja, más explícita, más profunda. La pérdida de la juventud y la infancia en los Estados Unidos de los 50, drugstore, cafetería y pueblo pequeño. Imprescindible. Sigo con mi proyecto de leer todo McMurtry, que me encanta. Una gozada. Buena excusa para revistar la peli.
“Tabby, no eres ninguna perdedora” de Sarah Mian.
Tabby Saint se crio en Solace River, un pueblo en mitad de la nada donde muy pronto aprendió a buscarse la vida. Desde entonces ha visto demasiadas cosas y se fía de muy pocas, por eso camina de frente mientras tararea viejas canciones y fi nge que no le tiene miedo a nada, con un cromo de Macho Man siempre guardado en el bolsillo a modo de amuleto.
Después de una década lejos de casa, Tabby regresa al que una vez consideró su hogar, pero todo ha cambiado: su madre se pasa las tardes jugando a la Game Boy, su padre alcohólico agoniza en el hospital y su hermana, adicta al crack, lleva semanas desaparecida. Y mejor no hablemos de sus hermanos. Su familia, odiada por todos, siempre fue un desastre mayúsculo. Tal vez se acostumbrasen a perder, y por eso abandonaron toda lucha. Tal vez solo Tabby, quien heredó lo mejor y lo peor de esta estirpe, pueda salvarlos de sí mismos.
Pues nada, seguimos con la América de la basura blanca, los perdedores y las personicas que viven en caravanas destartaladas, se meten crack y echan su vida por el desagüe, mi territorio natural. Me ha gustado bastante, tiene como novedad en este género que frecuento tanto que la protagonista es una mujer joven (no un hombre) con una personalidad potente y un par de ovarios, pero que no soluciona todo a base de violencia. Está muy bien. Una sorpresita.
“Buenos días, tristeza” de Françoise Sagan
En una hermosa mansión a orillas del Mediterráneo, Cécile, una joven de diecisiete años, y su padre, viudo y cuarentón, pero alegre, frívolo y seductor como nadie, amante de las relaciones amorosas breves y sin consecuencias, viven felices, despreocupados, entregados a la vida fácil y placentera. No necesitan a nadie más, se bastan a sí mismos en una ociosa y disipada independencia basada en la complicidad y el respeto mutuo. Un día, la visita de Anne, una mujer inteligente, culta y serena, viene a perturbar aquel delicioso desorden. A la sombra del pinar que rodea la casa y filtra el sol abrasador del verano, un juego cruel se prepara. ¿Cómo alejar la amenaza que se cierne sobre la extraña pero armónica relación de Cécile con su padre? A partir del momento en que Anne, que había sido amiga de su madre, intenta adueñarse de la situación, Cécile librará con ella, con el perverso maquiavelismo de una adolescente, una lucha implacable que, a pesar suyo, erosionará su vida y la conducirá lentamente al encuentro de la tristeza.
Novela muy famosa, que la autora escribió con tan solo 19 años. Es increíble que la tipa tuviera ese nivel de conocimiento de las relaciones humanas, los sentimientos de celos, envidia, deseo, amor… y las manipulaciones maquiavélicas, con esa edad. Es muy cortito y se lee en hora y media, y es curioso leerlo, aunque sea solo para maravillarse con la precocidad de la autora, pero tampoco me ha entusiasmado. Pero vamos, es un libro muy famoso, así que lo dejo a criterio de cada cual.
“Liberación” de James Dickey
Cuatro amigos emprenden un viaje en canoa por las atronadoras corrientes del río Cahulawassee, en el corazón de los remotos bosques de Georgia. Lewis, el cabecilla del grupo, campeón de tiro con arco, es un entusiasta de la vida agreste. Sin embargo, para el resto de sus compañeros el viaje es apenas una excusa para escapar de sus rutinas y una oportunidad, quizá la última, de contemplar el esplendoroso valle antes de que sea inundado y convertido en una presa. Pero la tranquila excursión en canoa se tiñe de sangre cuando se topan con unos lugareños que los atacan brutalmente. Es entonces cuando su apacible aventura se transforma en una pesadilla en la que tendrán que luchar por sus propias vidas, en un juego letal donde el hombre es cazador y presa a la vez, y el salvaje entorno del valle se torna en un cementerio de roca y aguas bravas para aquellos que carecen de la fuerza o la fortuna para sobrevivir.
Abandonado tras leer un 25% porque la traducción que tenía (la del bot de Telegram) era insufrible. Veo que Impedimenta ha sacado una traducción nueva de Jon Bilbao, habrá que comprarlo, porque me quedé con ganas (no he visto la peli, “Deliverance”, shame on me), pero de verdad, no suelo ser muy exigente con las traducciones y tal (y menos pirateando) pero era imposible soportarlo, anticuada y rara, consiguió que odiara a los personajes. Pero vamos, igula es que el libro no me estaba gustando, sin más.
“La anomalía” de Hervé Le Tellier
El 10 de marzo de 2021 los doscientos cuarenta y tres pasajeros de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por una terrible tormenta. Ya en tierra, cada uno sigue con su vida. Tres meses más tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York. Nadie se explica este increíble fenómeno que va a desatar una crisis política, mediática y científica sin precedentes en la que cada uno de los pasajeros acabará encontrándose cara a cara con una versión distinta de sí mismos.
Entretenidísimo. Un autor francés que ha escrito un libro que en sus dos tercios iniciales parece un libro de Stephen King. Cada capítulo es un personaje. Divertido, adictivo. No aporta mucha cosa nueva en esa primera mitad, luego ya el tema de los pasajeros duplicados da para más reflexión filosófica y mandanga, pero a mí lo que más me ha gustado es la descripción de personajes (baratera, pasapáginas) y cómo enfocan el incidente. Pese a ser francés, el FBI, la CIA y todo ese rollo de superproducción americana está más presente que Macron. Lectura veraniega. Le han dado el Goncourt, lo cual es pasarse, pero entretiene mucho.