Traducción directa del chino clásico por Wilfredo Carrizales (Venezuela; 1951). Poeta, cuentista, sinólogo, traductor, editor, conferencista y promotor cultural. Ha publicado el libro de relatos cortos “Calma Final”(1995) y varios libros de poemas, los tres últimos de los cuales editados en Peking: “Mudanzas, el hábito”(2003) y “Postales” y “La casa que me habita”(2004). Ha traducido literatura y poesía chinas, tanto clásicas como contemporáneas.
EL PEQUEÑO MONJE BUDISTA QUE PENSABA EN EL TIGRE
Cierto maestro chan de las montañas Wutai aceptó a un pequeño monje cuya edad era de tres años. Las montañas Wutai son sumamente altas. El maestro y el discípulo se dedicaron a estudiar y a perfeccionarse en lo alto de las montañas. No bajaban de la cima. Después de más de diez años, el maestro chan y su discípulo descendieron de la montaña. El pequeño monje al ver los bueyes, los caballos, los gallos, los perros, no los conocía. El maestro los señalaba y le decía: “Éste se llama buey y puede arar los campos; éste es el caballo y se puede montar; éste es el gallo y éste, el perro; el uno anuncia la aurora y el otro protege las puertas de las casas.” El pequeño monje asentía. Un rato después pasó una muchacha. El joven monje preguntó, asustado: “Qué ser es éste?” El maestro temió que al monje se le despertara el sentimiento amoroso y, severo, le dijo: “Éste se llama tigre. Si alguien se le acerca, ciertamente morirá mordido. No quedarán ni los huesos.” El joven monje asintió. Por la noche regresaron a la montaña. El maestro le preguntó al joven monje: “De las cosas que viste tú hoy al pie de la montaña, hay o no alguna en la cual pienses?” Respondió el joven monje: “No pienso en ninguna cosa. Sólo pienso en aquel tigre que se come a las personas. No puedo apartarlo de mi pensamiento.”
LA VENGANZA DEL ESQUELETO
Yuan Mei
(1716-1798)
Poeta, ensayista y escritor
El experimentado Sun Yun-shou tenía un carácter cruel y malvado. Le gustaba insultar a los espíritus y maltratar a los fantasmas. Salió un día de paseo a la montaña con otra persona. Sus intestinos necesitaron una letrina. Para divertirse buscó una aislada tumba con un esqueleto dentro. Se colocó en cuclillas e hizo que el esqueleto tragara sus excrementos. Le preguntó al esqueleto: “¿Usted comió bien?” El esqueleto abrió la boca y dijo: “Bien.” Sun Yun-shou sufrió un gran susto. Huyó de prisa y el esqueleto le persiguió. El esqueleto daba vueltas como la rueda de una carreta. Sun Yun-shou llegó hasta un puente. El esqueleto no pudo subir. Sun Yun-shou desde lo alto lo miró. Rodando, el esqueleto regresó a su lugar de origen. Sun Yun-shou arribó a su casa; su rostro parecía ceniza de huesos. En seguida enfermó. Cada día tenía diarrea.* Colocaba su mano debajo de su culo, atrapaba al líquido y lo tragaba. Se preguntaba a sí mismo: “¿Usted comió bien?” Al terminar de comer la mierda líquida se le presentaba de nuevo la diarrea; al concluir la diarrea quería comerla.. En tres días murió.
*Literalmente “perdía la flecha.”
LA ESPOSA DE CHANG YUAN
Chang Yuan había cesado en sus funciones de maestro en los distritos y en los campos de Jonan. Su esposa de apellido Xiue debía regresar a su casa materna en Ning. Su menor tío paterno fue a buscarla. En el camino se cruzaron con una vieja tumba. Había un bosque sombrío y Xiue tuvo ganas de orinar. Su tío haló al burro donde ella venía montada para cuidarlo. Xiue colgó su falda roja de un árbol. Al terminar de orinar regresó adonde había colgado la falda y ésta ya no estaba. De vuelta en casa se acostó a dormir con su marido. A punto de amanecer ellos no se habían levantado. Sus familiares empujaron la puerta y entraron. La ventana permanecía como si no la hubiesen abierto. Los cuerpos de los esposos estaban sin cabezas. Llamaron a los funcionarios encargados de administrar justicia y no pudieron entender lo que había pasado. Arrestaron al tío y lo interrogaron. Refirió el asunto de la desaparición de la falda ocurrido el día anterior. Los funcionarios siguieron la pista hasta la tumba. Al lado de ella había un agujero resbaloso, como si frecuentemente alguna cosa entrase y saliese. Al escudriñar, descubrieron que la faja de la falda roja estaba afuera, cual si se tratase de un objeto de la esposa del hermano mayor de Xiue. Excavaron la tumba y encontraron las dos cabezas, pero sin féretro. El agujero al lado de la tumba era sumamente pequeño y sólo cabía una mano. Los funcionarios no pudieron explicar lo sucedido.
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Urdu escribió: Tengo fotos actualizadas de mi rabo.