So sit back, relax, and watch our review! In Soviet Union, review watches you! Juan Carlos es un Latin King La única razón para esperar un mes para follar es que ella tenga 17 años y 11 meses
(Va con spoliers: el que no quiera saber que no lea.)
A mí me gustó.
Me divertí, me lo pasé muy bien. Me reí. Me emocioné incluso. Y tal.
O sea, que tiene cosas ridiculas, como el final marcianesco con un marciano cutre, pero también las tienen el resto, y han quedado para la posteridad: no es mucho más patético el citado maricano que el caballero inmortal de la tercera o el señor calvo que arrancaba corazones.
Quiero decir que si bien la triología estaba destinada a ser un mito, una gloria nostálgica y generacional, ésta, por anhelada y tantas veces postergada, o sea, idealizada por los fans, está destinada a llevarse todos los palos del mundo.
Es así.
Ahora ponen el grito en el cielo porque hay una escena tarzanesca y un frigorífico atómico, y resulta que ay, era mucho más creíble (¡se le reprocha la credibilidad, a estas alturas, a Indiana Jones! ¡tócatle los cojones!) lo del corazón o la inmortalidad del Grial.
Pasa algo parecido a lo que pasó con el Episodio I en relación al recibimiento mediático; la diferencia está en que el Episodio I era una patata y éste un filme que cumple con creces sus propósitos.
El pero, para mí, está en el guión, en el desarrollo de la trama: va como por sketches, por bloques, no tiene una continuidad formal, la consistencia narrativa que, pienso, necesitaba. Pero eso lo solventa con cuatro chistes fáciles y una reflexión final que acaba por sentenciar con una sonrisa el divertimento mayúsculo que supone la saga en conjunto.
La cuarta es pulp y entetenida y graciosa y emocionante. ¿Qué más se puede pedir?
Lo de la boda final, vale, se lo podían haber ahorrado. Pero Spielberg es como es, y Lucas otro tanto. ¿A alguien le sorprende? Además, se redime con el cachondeo del sombrero, que a mí me hizo bastante gracia, y la sensación definitiva de que ésta es una película de aventuras descontextualizada pero irremediablemente simpática y, coño ya, cojonudesca.
Los tiquismiquis que se vayan a ver cine español y dejen de joder la marrana, que ahí sí tienen donde sacar la basura sin necesidad de manipular la historia o buscar tres pies al gato. Hostia ya.
El mayor problema de esta película es que hemos visto las otras 3 demasiadas veces en 30 años, y esta no es ninguna de ellas (como es lógico). Por lo demás, salvo la impresión de que George ha metido demasiado la zarpa, la voy reposando y me mola cada vez más.
Eso sí, la escena de Tarzán se la podían haber metido, tranquilamente, por el orto.
¡Infiel!. ¿Pero es que no os dais cuenta -empleo el plural porque no es la primera vez que leo ese comentario- de que los monos, siempre, sin pero ni excepción que valga, son lo puto mejor?
El primate es gracioso, y a pesar de no necesitar de más artimañas que su propia condición de primate para serlo, cuando se le multiplica digitalmente y se le representa atacando salvajemente a unos rojos, el espectáculo trasciende de lo natural para convertirse en mayúsculo, casi diría que apoteósico.
Estuve como unos diez o veinte segundos con las manos sujetando mi dolorido vientre para contener la risa.
El orangután que eructaba y daba puñetazos con Clint llora en el cielo cada vez que renegáis en plan epidemia de esa escena.