JorgitoForeman escribió:*Cuando veía esas terroríficas gárgolas, budas odrados y cristos varios (las confundo, todas me parecen lo mismo) creía, inocente de mi, que nunca podrían escapar de las estanterías de los orientales. No habría nadien capaz de acometer esa profanación en una casa de bien.
El otro día comprobé que sí hay alguien. Cuán difícil se me hizo mantener la apariencia de respeto hacia esa persona. Escupir en la faz del anfitrión no está bien considerado en la guía del buen huesped.
A lo mejor la tenía porque le hacía gracia, o en sentido irónico, que tampoco hay que ponerse tan tremendista.
Yo tenía puesto en mi casa un dragón y un fénix en plástico dorado "estilo chino2 que una amiga me robó en una exposición, o algo así.