
Últimamente se está poniendo muy de moda las experiencias narrativas interactivas. Sí, porque a esto difícilmente se le puede llamar "juego". Son ese tipo de experiencias en las que lo más importante es narrar una historia, incidir en alguna cuestión que quizá sea difícil de abordar, pero que se escuda en alegorías digitales para hablar de temas que de otra forma serían más duros.
En Lost Words nos aproximaban al duelo tras la muerte de un familiar a través de la escritura de un diario de una niña. o en Unpacking nos narraban la vida de la protagonista y su descubrimiento de la identidad sexual mediante el embalaje y desembalaje de objetos en distintas mudanzas... Otros como Firewatch o What remains of Edith Finch se centran sobre todo en la narrativa, en contar historias con una interacción limitada por parte del jugador.
Pues aquí hay un poco mezcla de todo esto. Al parecer la historia es una especie de autobiografía de una de las directoras del proyecto, que fue nadadora profesional, y nos cuenta la dureza de su infancia, la separación de sus padres, las dificultades de su madre soltera, la soledad que sufrió de niña... y lo hace todo en una especie de flashbacks bastante oníricos en los que la prota se sumerge en una especie de sueño, siempre sumergida en agua, y donde va visitando idealizaciones de lugares donde pasó su niñez.
El problema del asunto es que, en este caso, el nivel de interacción del jugador es mínimo. Todo va sobre raíles, la prota se va moviendo sola por el escenario, y tú únicamente tienes que pulsar sobre ciertos elementos del decorado u objetos que desencadenan alguna escena.
La historia está guay, la forma de narrártela también es muy original... pero creo que se han pasado en cuanto a la "jugabilidad". Si obvias las pocas veces que tienes que pulsar el botón de acción, el resto bien podría ser como un corto cinematográfico (el juego se pasa entero en una hora y media escasa).
En fin, que como curiosidad está bien, como experimento narrativo también mola bastante, pero como juego... pues es que no llega a serlo. Y se ha demostrado en otros títulos, como los que pongo arriba, que se pueden hacer las dos cosas sin problema. Vamos a ponerle un 6.