Fenêtre escribió:Lo más sorprendente de todo es que hay muchos (demasiados) que les defienden hasta la muerte. Da igual lo que hagan o digan, tienen un público incondicional, que no sé si calificar de imbécil, sordo o tonto, no me gustaría insultar a los imbéciles, sordos y tontos. Tienen una desfachatez asombrosa.
No menciones a las sordas, que me pongo tontorrón.
Yo no comprendo a los madrileños que pudieron votar a esa retrasada como presidenta de su comunidad. Igual de idiotas deben ser, por lo menos.