Quiero una vecina de esas

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Doctor Beaker
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Quiero una vecina de esas

Mensaje por Doctor Beaker »

Sexomnia: Pasión en brazos de Morfeo

Una peligrosa compulsión que lleva a los que la sufren a mantener relaciones sexuales dormidos tiene alarmados a los científicos.


Rupturas conyugales, demandas de violación y hasta orgías son las consecuencias más graves de esta especie de erotismo sonámbulo.
Carolina Rae se despertó un día con un fuerte ardor vaginal que la llevó de urgencias a consultar al ginecólogo. Luego de examinarla, el doctor le dijo que su molestia se debía al rozamiento propio de las relaciones sexuales. Lo malo era que hacía cuatro meses que ella había terminado con su novio y, en medio de una larga tusa, no había vuelto a tener encuentros de ese tipo con nadie.
Desconcertada, volvió a casa, pero tuvo que regresar varias veces a donde el especialista, con menos ardor, pero con nuevos síntomas alarmantes: raspones y chupetones en diferentes partes del cuerpo que lo único que delataban era una intensa actividad erótica. El médico creyó que a lo mejor estaba siendo víctima de lagunas mentales producidas por el alcohol y las drogas. Sin embargo, la paciente insistía en que su rutina nocturna no había variado en mucho tiempo. Si ella no era una Diana Cazadora, cuyas noches de rumba terminaban quién sabe dónde con quién, era probable entonces que alguien estuviera drogándola con alguna sustancia para violarla.
Como lo cuenta en su relato en la página web Lapsus, Carolina ahora sí se alarmó y se sometió a exámenes de toxicología que tampoco dieron con el origen del problema. Era evidente que estaba teniendo sexo por las noches, pero no tenía memoria de nada de ello al despertar. Como el asunto se le salió de las manos, el ginecólogo la remitió a donde un siquiatra especializado en trastornos del sueño. En un interrogatorio preliminar, ella le contó que vivía en la misma casa de su ex novio por la sencilla razón de que era su primo, hijo de una tía que la estaba hospedando en su reciente traslado a la ciudad. El romance, precisamente, se había acabado porque los amantes sabían que la familia no les iba a dar su bendición. Pese a que contar la historia le producía cierta tristeza, Carolina insistía en que no habían vuelto a darse ni siquiera un beso.
La solución fue observar "en vivo y en directo" con la ayuda de una minicámara lo que pasaba luego de que Carolina se iba a la cama. A la mañana siguiente, ella despertó con los mismos síntomas y corrió al consultorio a ver la grabación junto al doctor. Asombrada, pudo ver con sus propios ojos cómo se levantaba dormida, salía del cuarto, caminaba por un corredor y entraba en una habitación vecina a la suya. ¿Quién dormía allí? Su primo y ex amante, con quien había retomado la pasión de otros días, pero en brazos de Morfeo.


El siquiatra pudo entonces darle un diagnóstico. Sufría de sexomnia, un trastorno del sueño bajo el cual los pacientes tienen sexo mientras duermen sin darse cuenta. Cuando se levantan no recuerdan nada e ignoran que su rara enfermedad puede acabar con su relación sentimental o llevarlos a la cárcel sentenciados por acoso o abuso sexual.
Fue precisamente una acusación en ese sentido la que sentó un precedente al respecto de la sexomnia. Hace cuatro años, Jan Luedecke, un joven canadiense de 23 años, intentó tener sexo con una mujer a la que había conocido en una fiesta. Ella tuvo que reaccionar con violencia para detenerlo. Él paró en seco sus impulsos como si despertara de un sueño y presentó disculpas. Ello no fue suficiente. Su amiga terminó llevándolo a una corte de Toronto bajo cargos de violación. El veredicto señaló que no hubo tal, por cuanto Jan sufría del mismo mal que Carolina cuando se dieron los hechos.

Así que ya saben: las palabras mágicas son "sí, disculpa, sabes? es que padezco de sexomnia"
“Un libro permanece, está en su anaquel para que lo confrontemos y ratifiquemos o denunciemos sus afirmaciones. El diario pasa. Tienen una vida efímera. Pronto se transforma en mantel o en envoltorio, pero en el espíritu desprevenido del lector va dejando un sedimento cotidiano en que se asientan, forzosamente las opiniones. Las creencias que el diario difunde son irrebatibles, porque el testimonio desparece”
Raúl Scalabrini Ortiz, Política Británica en el Río de la Plata

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Ramón
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Re: Quiero una vecina de esas

Mensaje por Ramón »

Venga ya con el anarrosismo chichi-confesional, si eso es punto por punto un capítulo de House. Solo le ha faltado decir que tras el primer diagnóstico un negro creyó que era lupus.
Ajolá pase algo que me engorde de pronto/ Un alud de tocino, un camión de merengue/ Ajolá por lo menos que me rapte Falete/ Para así comer tanto, para así comer siempre/ De todas las pancetas, de todos los jamones/ Ajolá que no pueda ni verme los cojones. - Salivo Rodrïguez.

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