TROPICO DE CAPRICORNIO, Henry Miller

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Dolordebarriga
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TROPICO DE CAPRICORNIO, Henry Miller

Mensaje por Dolordebarriga »

Tan sólo unas pocas citas verdaderamente acojonantes.


Personna non grata! ¡Joder, qué claro lo veo ahora! No había dónde escoger: tenía que tomar lo que había a mano y aprender a apreciarlo. Tenía que aprender a vivir con la escoria, a nadar como una rata de alcantarilla o a ahogarme. Si optas por incorporarte al rebaño eres inmune. Para que te acepten y te aprecien tienes que anularte, volverte indistinguible del rebaño. Puedes soñar, si sueñas lo mismo que él. Pero si sueñas algo diferente no estás en América, no eres un americano de América, sino un hotentote de África, o un calmuco, o un chimpancé. En cuanto tienes ideas “diferentes” dejas de ser americano. Y en cuanto te vuelves algo diferente, te encuentras en Alaska o en la Isla de Pascua o en Islandia.



Con los refinamientos propios de la madurez, los olores fueron esfumándose para quedar sustituidos por otro olor, el único claramente memorable y placentero: el olor a coño. Y, de un modo muy especial el olor que queda en los dedos después de magrear a una mujer, pues, no se si se habrá observado antes, pero ese olor es más grato incluso, quizá porque ya llevaba consigo el perfume del pretérito, que el propio olor a coño. Pero ese olor, que corresponde a la madurez, es un olor tenue comparado con los olores vinculados a la infancia. Es un olor que se evapora casi tan rápidamente en la imaginación como en la realidad. Se pueden recordar muchas cosas de la mujer que ha amado uno, pero es difícil recordar el olor de su coño… con alguna certeza. En cambio, el olor a cabello mojado, a cabello mojado de mujer, es mucho más fuerte y duradero… por qué, no lo se.


Llegué a ella por la noche con algunas direcciones que me habían dado. Llevaba bajo el brazo un maletín con un prospecto de la Enciclopedia Británica. Mi misión era ir al amparo de la oscuridad y vender la maldita enciclopedia a algunos pobres diablos que deseaban mejorar. … La primera puerta a la que acudí era tan repulsiva que ni tan siquiera me molesté en llamar; fui a varias direcciones antes de poder hacer acopio de valor para llamar. La primera cara que miré me hizo cagarme de miedo. No quiero decir que sintiera timidez o vergüenza… quiero decir miedo. Era la cara de un peón de albañil, un irlandés que de buena gana lo mismo se abalanzaría sobre ti con un hacha en la mano que te escupiría en un ojo. Fingí que me había equivocado de número y me apresuré a dirigirme a la siguiente dirección. Cada vez que se abría la puerta veía un monstruo. Y por fin di con un pobre bobo que realmente quería mejorar y aquello fue la puntilla. Me sentí sinceramente avergonzado de mi mismo, de mí país, de mi raza, de mi época. Las pasé canutas para convencerle de que no comprara la maldita enciclopedia. Me preguntó inocentemente qué me había llevado a su casa entonces… y sin vacilar ni un instante le conté una mentira asombrosa, mentira que más adelante iba a resultar una gran verdad. Le dije que simplemente fingía vender enciclopedias para conocer gente y escribir sobre ella. Eso le interesó enormemente, más incluso que la enciclopedia. Quería saber qué escribiría sobre él, si podía decirlo. He tardado veinte años en dar una respuesta pero aquí va. Si todavía le gustaría saber, Fulano de Tal de la ciudad de Bayonne, esta es: “le debo mucho a usted porque después de esa mentira abandoné su casa e hice pedazos el prospecto que me habían facilitado en la Enciclopedia Británica. Y lo tiré al arroyo. Me dije: “Nunca más me presentaré ante la gente con pretextos falsos, ni siquiera para darles la Sagrada Biblia. Nunca más venderé nada, aunque tenga que morirme de hambre. Me voy a casa ahora y me sentaré a escribir realmente sobre la gente. Y si alguien llama a mi puerta para venderme algo le invitaré a pasar y le diré “Por qué se dedica usted a esto?” Y si dice que es porque tiene que ganarse la vida le ofreceré el dinero que tenga y le pediré que piense una vez más lo que está haciendo. Quiero impedir que el mayor número de hombres finjan tener que hacer esto o lo otro porque tienen que ganarse la vida. No es verdad. Uno puede morirse de hambre… es mucho mejor. Cada hombre que se muere de hambre voluntariamente contribuye a interrumpir el proceso automático. Preferiría ver a un hombre coger una pistola y matar a su vecino para conseguir la comida que necesita que mantener el proceso automático fingiendo que tiene que ganarse la vida.”. Eso es lo que quería decir, señor Fulano de Tal.



Mientras tanto, la otra está esperando. Vuelvo a verla sentada en el porche bajo esperándome, con sus grandes y dolorosos ojos, su pálido rostro y temblando de anhelo. Siempre pensé que era compasión lo que me hacía volver, pero ahora, al caminar hacia a ella y verle la mirada en los ojos, ya no se lo que es, sólo iremos a dentro y nos tumbaremos juntos y ella se levantará medio llorando, medio riendo y se quedará muy callada y me mirará, estudiándome mientras me muevo de una lado para otro, y sin preguntarme que es lo que me tortura, nunca, nunca, porque ésa es la única cosa que teme, la única cosa que tiene miedo a conocer. ¡No te amo! ¿es que no me oye gritarlo? ¡No te amo! Una y mil veces lo grito con los labios cerrados, con odio en el corazón, con desesperación, con rabia impotente. Pero las palabras nunca salen de mis labios. La miro y me quedo mudo. No puedo hacerlo… Tiempo, tiempo, tiempo inacabable en nuestras manos y nada con que llenarlo salvo mentiras.



El libro no es de lo mejor uqe he leido pero tiene sentencias absolutamente memorables. Largo y tendido me gustaría hablar sobre todo sobre la que habla del olor de los coños.


Vuestro; olfativo fosphoritero;

Dolordebarriga

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Babylon
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Mensaje por Babylon »

Yo casi me lo acabo...

Si. Me toco y me tocaba...
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arafat
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Re: TROPICO DE CAPRICORNIO, Henry Miller

Mensaje por arafat »

Dolordebarriga escribió:El libro no es de lo mejor uqe he leido pero tiene sentencias absolutamente memorables. Largo y tendido me gustaría hablar sobre todo sobre la que habla del olor de los coños.


Empecé a leerlo pero lo dejé por falta de paciencia. Este libro y el Ulises de Joyce son dos piedras que algún día debieran caer. Lo prometo.

El moro.
El perrico, definiendo la HAMBROSIA a ma112nu escribió:Un curasán aceitoso y calentico chorreando en el plato, la sonrisa de un niño, las ttks, un perolo de gazpacho manchego con medio kilo de pan para mojar, las ttks, las pelis de chinos dándose hostias, los ninjas, Mr. T, Mr.T luchando contra los ninjas, cualquier animal comestible, las ttks, correr desnudo por la playa alrededor de la gente mientras silbo el opening de battlestar galactica, la shandy cruzcampo de abadía belga, los torreznos, cualquier cosa rebozada, cagar en espiral, cosas asín, manu, cosas asín.

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