Re: VIAJES
Publicado: 01 Abr 2024 01:13
¡Qué piel más phina tenéis los Tinos! Con el país como lo tenéis y ahí indignados porque me he puesto creativo. Pero habéis ganado un Mundial de Fútbol, todo lo demás no debería importar.
www.todaviapordeterminar.com
https://www.todaviapordeterminar.com/
https://www.todaviapordeterminar.com/viewtopic.php?f=1&t=18126
Los ñoles son unos graciosillos.Dolordebarriga escribió: ↑01 Abr 2024 01:13 ¡Qué piel más phina tenéis los Tinos! Con el país como lo tenéis y ahí indignados porque me he puesto creativo. Pero habéis ganado un Mundial de Fútbol, todo lo demás no debería importar.
A mí me gusta mucho.Ruttiger escribió: ↑21 Ago 2023 16:48 Martes.
Como Esmoriz ya había agotado todas sus posibilidades mucho antes de empezar a insinuarlas, arrancamos tempranito el motocarro con destino a Oporto. Ah, Oporto, qué de cuestas, qué de obras, qué de calor, suputamadre. Pero qué belleza de ciudad. Yo la había visitado hace unos diez años y la encontré cambiada. Sin haber acabado del todo su metamorfosis a ciudad fotocopia de Zara y Macdonalds hacia donde inevitablemente transmuta toda ciudad tarde o temprano, la encontré, no mucho más limpia pero sí más cuidada, con cientos de macroproyectos urbanísticos dificultando horrores su tránsito tanto peatonal como automovilístico y con una tendencia bastante marcada hacia la sustitución del homeless escondiéndolo bajo la alfombra por la aceptación del turismo, no sólo en sus rincones tradicionalmente dedicados a ellos, orillas del Douro y guías Lonely Planet, sino ya adentrándose más en el corazón de la urbe masificada. Y la verdad, le auguro, a mucho, cuatro años para completar la metamorfosis y entrar con pleno derecho en su declive decadente, pero hoy por hoy, la ciudad luce preciosa.
En la Praça dos Poveiros, no terriblemente masificada, acompañada de cervezas y unas bolinhas de bacalao, comimos Francesinha. Tantas veces anunciada, Habitual (yo ya las conocía) no pudo más que rendirse ante tamaña catedral del gonchismo descontrolado y sospechamos que volveríamos a por más a la hora de la merienda-cena. El paseo digestivo nos condujo a cruzar el puente de Luis I y a deambular por Vila Nova de Gaia desde donde se puede admirar Oporto desde la otra ribera del Duero (donde existe una ciudad). Por allí nos agenciamos dos bolinhas de bacalao más (éstas rellenas con queso que no estorbaba pero deslucía la presencia de pez) acompañadas de unos vinos oportos y una botellica de agua fresca y nos acurrucamos cara al río para ver pasar barquitos y flipaos machufos en lancha.
Teníamos la pensión al ladito de la famosísima (y loquísima) Librería Lello que descartamos visitar porque la cola avergonzaba al más milenial. La vuelta a la pensión para siesta y ducha fue más dura de lo que google maps parecería indicar, pero la ejecutamos con honor y a la hora de merendar estuvimos preparados para una nueva aventura gastronómica. Y no muy lejos de allí, en un callejoncito escondido de manos politeístas y de camisetas del Che, nos cruzamos con nuestro hallazgo feliz, nuestro rincón de paz, nuestro momento de gloria. Casa Bragança, tasquita sin pretensiones de precios de antaño y cocina muy casera y muy cuidada. Repetimos Francesinha, bolinhas de bacalao (a esas alturas ya había perdido la cuenta de cuántas de esas me había entrepechao, y llevábamos apenas dos días de viaje) y añadimos a la colección de flipadas estomacales un Bacalao com natas del que caí inmediatamente enamorado (Habitual ya lo conocía). Todo ello regado con vinho verde resucitante y una temperatura que finalmente mostraba algo de clemencia.
Allí nos encontraron, cuatro manos en dos panzas de sincerísima satisfacción, una pareja de hamijos, otros, también residentes en Andorra, también de orígenes portugueses que nos propusieron paseo y copazo. Acabamos, de nuevo a orillas del río, temiendo Habitual y yo por la vuelta porque estábamos ya en avanzado estado de descomposición por agotamiento y apenas hacía unas escasas horas que habíamos realizado ese mismo trayecto y comprobado las varias decenas de magnitud del grado de inclinación de la ruta. Los amigos aprovecharon para cenarse unos chorizos al infierno y una Francesinha. Habitual y yo sopesamos recenarnos la tercera francesinha del día. Ahora, desde mi triste Andorra, mirando al infinito de la ventana lluviosa, lamento terriblemente haber desestimado la oportunidad y lloro pensando en los besos que no di, los tequiero que no dije y las francesinhas que no engullí. El hamigo, forero potencial en cuanto a envergadura y cuñadismo, se empeñó en postrearse unos cucuruchos en una heladería bastante rica y bastante aledaña. Aceptamos de buen grado, claro, el señor Gordo es nuestro pastor, nada nos empacha. Ya noche cerrada, volvimos a cruzar el puente de Luis I para tomarnos unos "oportónics" en Gaia que no me interesaron absolutamente nada y no me interesaban absolutamente nada antes de cruzar el puente, pero me dejé arrastrar. Allí mismo se estaba celebrando una especie de espectáculo de cruce de culturas y sobre un escenario unas señoras y unos señores peruanos se marcaron uno de los bailes más bonitos que haya visto yo nunca que no creo que vaya a ser capaz de describir y no lo voy a intentar. Qué preciosidad.
El taxi alivió provisionalmente nuestros temores hacia el desnivel acumulado, pero los sustituyó por otros al comprobar la afición por el pedal del acelerador y la vehemencia futbolística de nuestro malhumorado chófer. Llegamos, contra todo pronóstico, a salvo a aplastar las orejas, ahítos de sabores y cansancios.
Y ya es Miércoles.
Antes de abandonar Oporto, volvimos a desayunar a nuestra tasquita querida en Casa Bragança, lulas a la plancha y, cómo no, bolinhas de bacalao. Rumbo a Lisboa con parada en Aveiro, bautizada como la Venecia de Portugal, un poco flipadamente en mi opinión, aunque, en honor a la verdad, tampoco es que la exploráramos demasiado, es posible que no llegásemos a ver la parte realmente veneciana, pero es que nos agobió un poco el turista. Allí nos compramos unos Ovos Moles (típicos) que es azúcar enhuevecido en barrica, y por algún motivo luego no quisieron darnos de comer (aunque la verdad es que ya habíamos comido). Así que decidimos seguir la ruta y, antes de llegar a la capital, hicimos paradinha para refrescarnos las ingles en la playa de Nazaré.
Tetalmente recomendable para 2 o 3 días.