Re: Quinqui Muvis Ochenteras feedback
Publicado: 24 Sep 2008 01:52
Gentil, Dolordebarriga ( ¿A dónde te escondiste, 6dedosgordosdelpie, y me dejaste tan dolido?).
He estado escuchando a Morales, con su torpe castellano, como si fuera un político cualquiera de los de por aquí (por lo de torpe; no, por lo ideológico, que la enfermedad infantil del radicalismo la hemos pasado casi todos).
A lo que iba:
Los carlistas surgen como movimieno político (fracción, mejor) a raiz de la subida al trono de Isabel II, la Borbón más puta que ha conocido la historia de España. Por sus correrías el populacho madrileño la conocía como "la Isabelona".
Reinaba el más nefasto, negro, hijoputa y todo cuanto se os ocurra de los Borbones: Fernando VII (por eso no hablan nunca de él).
Había una ley, conocida como Ley sálica, según la cual las mujeres no podían ascender al trono.
Moribundo, el Borbón, al que el pueblo había reclamado al grito de "Vivan las cadenas" para liberarse de la ocupación napoleónica, abolió dicha ley con lo que su hermano Carlos, hasta ese momento presunto herededo y Príncipe de Asturias, se quedó a verlas venir.
Pero montó una partido político legitimista alegando que su el nefando había sido engañado en el lecho de la muerte por su mujer.
Para conseguir apoyos desarrolló una táctica política muy inteligente en su momento pero, a la larga, desgraciada para España (¡Ejpaña,Ejpaña): halagó a las provincias periféricas jurando que si ocupaba el trono, respetaría sus Fueros y Costumbres Ancestrales por bárbaras que fueran. Con ello consiguió muchos apoyos en Vascongadas, Navarra, Cataluña y Andalucía.
Tengamos en cuenta que los Borbones, dinastía importada de la antigua Galia, eran centralista puros y duros, como desde la Unica Revolución Triunfante hasta ahora pasa en Francia, sin ir más lejos. A consecuencia de todo eso se produjeron las conocidas como tres guerras carlistas, a lo largo del siglo XIX. La más importante sucedió alrededor de 1840, no recuerdo con exactitud, y se firmó el famoso Pacto de Vergara, que siempre recuerdan los patrioteros vascongados y navarros de hoy como una claudicación vergonzosa, pero que supuso el mantenimiento de ciertos Fueros, más teóricos que reales, de dichas provincias norteñas.
Mientras tanto, los distintos Borbones fueron imponiendo, a su conveniencia, aliados o no con militares presuntamente liberales, el centralismo españolista.
Todo esto muy resumido y tal, como dicen los alumnos de hoy en día.
Los carlistas siguieron con sus subversiones y cuando la sublevación católico-militar de 1936 contra la legalidad de la II República, optaron por el bando rebelde pues, con el tiempo, su partido había derivado hacia el reaccionarismo más cutre. Se organizaros en partidas conocidas como Tercios del Requeté y, triunfante Don Francisco Franco Bahamonde, castigó
a Vizcaya y Guipúzcoa por ser "provincias traidoras" y les quitó los Sagrados Fueros, mientras que se los mantuvo a los navarros, fieles como perros y fascistas como el mismísimo Generalísimo.
Pero ya había optado por el actual Borbón para sucederle y, cuando tuvo la mala ocurrencia de visitar Iruña/Pamplona/Pampelune -sólol o lo hizo esa vez- los requetés le montaron una pifostia tremenda, mecagoendios, como usan en el decir los navarricos.
Creo que la empresa no me autoriza a seguir mucho más y, como historiador, soy poco serio. Pero en otra ocasión seguiré y os contaré cotilleos de la Isabelona, que, a la desgraciada, la casaron a los quince años con un mariquita de dieciséis, segundo Duque de Cádiz quien, en palabras de la propia interesada, la noche de bodas, "llevaba más puntillas que yo".
Al final, los militares, hartos de sus devaneos amorosos y, aprovechando que veraneaba en Donosti, la echaron del trono y la mandaron al dorado exilio parisino.
(Seguirá, sólo si estñais de acuerdo, que uno siempre ha sido muy demóctata).
He estado escuchando a Morales, con su torpe castellano, como si fuera un político cualquiera de los de por aquí (por lo de torpe; no, por lo ideológico, que la enfermedad infantil del radicalismo la hemos pasado casi todos).
A lo que iba:
Los carlistas surgen como movimieno político (fracción, mejor) a raiz de la subida al trono de Isabel II, la Borbón más puta que ha conocido la historia de España. Por sus correrías el populacho madrileño la conocía como "la Isabelona".
Reinaba el más nefasto, negro, hijoputa y todo cuanto se os ocurra de los Borbones: Fernando VII (por eso no hablan nunca de él).
Había una ley, conocida como Ley sálica, según la cual las mujeres no podían ascender al trono.
Moribundo, el Borbón, al que el pueblo había reclamado al grito de "Vivan las cadenas" para liberarse de la ocupación napoleónica, abolió dicha ley con lo que su hermano Carlos, hasta ese momento presunto herededo y Príncipe de Asturias, se quedó a verlas venir.
Pero montó una partido político legitimista alegando que su el nefando había sido engañado en el lecho de la muerte por su mujer.
Para conseguir apoyos desarrolló una táctica política muy inteligente en su momento pero, a la larga, desgraciada para España (¡Ejpaña,Ejpaña): halagó a las provincias periféricas jurando que si ocupaba el trono, respetaría sus Fueros y Costumbres Ancestrales por bárbaras que fueran. Con ello consiguió muchos apoyos en Vascongadas, Navarra, Cataluña y Andalucía.
Tengamos en cuenta que los Borbones, dinastía importada de la antigua Galia, eran centralista puros y duros, como desde la Unica Revolución Triunfante hasta ahora pasa en Francia, sin ir más lejos. A consecuencia de todo eso se produjeron las conocidas como tres guerras carlistas, a lo largo del siglo XIX. La más importante sucedió alrededor de 1840, no recuerdo con exactitud, y se firmó el famoso Pacto de Vergara, que siempre recuerdan los patrioteros vascongados y navarros de hoy como una claudicación vergonzosa, pero que supuso el mantenimiento de ciertos Fueros, más teóricos que reales, de dichas provincias norteñas.
Mientras tanto, los distintos Borbones fueron imponiendo, a su conveniencia, aliados o no con militares presuntamente liberales, el centralismo españolista.
Todo esto muy resumido y tal, como dicen los alumnos de hoy en día.
Los carlistas siguieron con sus subversiones y cuando la sublevación católico-militar de 1936 contra la legalidad de la II República, optaron por el bando rebelde pues, con el tiempo, su partido había derivado hacia el reaccionarismo más cutre. Se organizaros en partidas conocidas como Tercios del Requeté y, triunfante Don Francisco Franco Bahamonde, castigó
a Vizcaya y Guipúzcoa por ser "provincias traidoras" y les quitó los Sagrados Fueros, mientras que se los mantuvo a los navarros, fieles como perros y fascistas como el mismísimo Generalísimo.
Pero ya había optado por el actual Borbón para sucederle y, cuando tuvo la mala ocurrencia de visitar Iruña/Pamplona/Pampelune -sólol o lo hizo esa vez- los requetés le montaron una pifostia tremenda, mecagoendios, como usan en el decir los navarricos.
Creo que la empresa no me autoriza a seguir mucho más y, como historiador, soy poco serio. Pero en otra ocasión seguiré y os contaré cotilleos de la Isabelona, que, a la desgraciada, la casaron a los quince años con un mariquita de dieciséis, segundo Duque de Cádiz quien, en palabras de la propia interesada, la noche de bodas, "llevaba más puntillas que yo".
Al final, los militares, hartos de sus devaneos amorosos y, aprovechando que veraneaba en Donosti, la echaron del trono y la mandaron al dorado exilio parisino.
(Seguirá, sólo si estñais de acuerdo, que uno siempre ha sido muy demóctata).