La televisión y yo (ladrillo)
- Merodeador
- Mojahedín
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- Registrado: 17 Mar 2004 01:18
La televisión y yo (ladrillo)
.
La relación que he tenido últimamente con la televisión empezó con la eliminación de programas, al igual que el fumador que para quitarse de tan nefasto hábito empieza a eliminar zonas de su casa y de su vida del tabaco, convirtiéndolas en zonas si humo, así apliqué la autocensura a la parrilla de programación televisiva.
Los programas del corazón y los reality show fueron los primeros, desaparecieron de la parrilla que se ve en la tele de mi casa.
Después siguieron los deportivos, no los partidos de algún deporte o competiciones, no, los de comentarios, tertulias y los del día después fueron los elegidos para su desaparición.
Continuaron los de presentadores con invitados nocturnos, no hacían más que sacar comentarios sobre programas que tenía anulados de mi programación.
Al pasar un año de tales medidas me di cuenta que no conocía a muchos de los que veía por casualidad en los programas del corazón y más alucinante al oír, no hace mucho, comentarios de una telenovela sudaca (también excluidas, claro) a personas de todo tipo y especialmente a adolescentes en la piscina en verano hablando de gavilanes, increíble, y yo sin tener ni puta idea.
Soy feliz. También, no se me olvide, quité los programas de “lo mejor de la semana” y “lo mejor de las demás teles”.
El colmo fue en una de esas cenas de navidad con la tele a todo trapo que una pléyade de sobrinos comentaristas subnormales pretendía que fuera la recopilación del año de las telemierdas la forma de hacerme feliz y serlo ellos con cara embobada mirando sin pestañear el aparato con comentarios de sus conocimientos científico literarios sobre todos y cada uno de los temas que salían. No comentaré como terminó la reunión. Detrás de un sobrino subnormal hay una maruja hortera consentidora que tiene por madre.
Ahora sólo me graban alguna serie y bajo de la mula otras antiguas para ponerlas en ese momento tonto que todos podemos tener.
De los regalos de aquella noche no me acuerdo, pero recuerdo que se cruzan o algo así, y yo en estos casos delego con mucha elegancia y sobre todo los demás menesteres que rocen el dinero, horarios o cosas así. Bueno a lo que iba, me fui esa noche con mi copa de cava a la terraza, no tenía otra opción, al segundo vino mi chica con algo de abrigo para mí y a continuación empezaron a aparecer los demás miembros, trece en total incluidos dos de los sobrinos que intervinieron en el motín. Pronto se organizó la intendencia y las bebidas y platos de dulces y vasos surgían de todas partes, la última en entrar o salir, según se mire, fue la madre de uno de los engendros, para alegría de varios supersticiosos, que le dio la llantina y hubo que ir a consolarla hasta que se unió al grupo entre llantos y risas ante una situación tan surrealista. Dos o tres horas de cachondeo, de risas y el alucine por parte de los vecinos de mi suegra que salían a las ventanas y terrazas a mirarnos.
Tenemos a un barítono en la familia que aprovechó para dedicarnos uno de esos momentos especiales con el acompañamiento del coro más gárrulo del mundo, con música de cucharas sobre botella o vaso, pandereta desdentada a modo de tamboril y los engendros productos de la improvisación como el culo de una silla de plástico golpeado con un destornillador.
Estaba claro, los niños estábamos fuera y los viejunos zombis AMANTES DE LA CAJA TONTA, dentro.
Pues aunque no os lo creáis los sobrinos de marras ni se enteraron, ni nos miraron cuando entramos para irnos a nuestras respectivas casas, bueno a mí se me escapó una colleja, pero esa es otra historia.
Con Dios.
La relación que he tenido últimamente con la televisión empezó con la eliminación de programas, al igual que el fumador que para quitarse de tan nefasto hábito empieza a eliminar zonas de su casa y de su vida del tabaco, convirtiéndolas en zonas si humo, así apliqué la autocensura a la parrilla de programación televisiva.
Los programas del corazón y los reality show fueron los primeros, desaparecieron de la parrilla que se ve en la tele de mi casa.
Después siguieron los deportivos, no los partidos de algún deporte o competiciones, no, los de comentarios, tertulias y los del día después fueron los elegidos para su desaparición.
Continuaron los de presentadores con invitados nocturnos, no hacían más que sacar comentarios sobre programas que tenía anulados de mi programación.
Al pasar un año de tales medidas me di cuenta que no conocía a muchos de los que veía por casualidad en los programas del corazón y más alucinante al oír, no hace mucho, comentarios de una telenovela sudaca (también excluidas, claro) a personas de todo tipo y especialmente a adolescentes en la piscina en verano hablando de gavilanes, increíble, y yo sin tener ni puta idea.
Soy feliz. También, no se me olvide, quité los programas de “lo mejor de la semana” y “lo mejor de las demás teles”.
El colmo fue en una de esas cenas de navidad con la tele a todo trapo que una pléyade de sobrinos comentaristas subnormales pretendía que fuera la recopilación del año de las telemierdas la forma de hacerme feliz y serlo ellos con cara embobada mirando sin pestañear el aparato con comentarios de sus conocimientos científico literarios sobre todos y cada uno de los temas que salían. No comentaré como terminó la reunión. Detrás de un sobrino subnormal hay una maruja hortera consentidora que tiene por madre.
Ahora sólo me graban alguna serie y bajo de la mula otras antiguas para ponerlas en ese momento tonto que todos podemos tener.
De los regalos de aquella noche no me acuerdo, pero recuerdo que se cruzan o algo así, y yo en estos casos delego con mucha elegancia y sobre todo los demás menesteres que rocen el dinero, horarios o cosas así. Bueno a lo que iba, me fui esa noche con mi copa de cava a la terraza, no tenía otra opción, al segundo vino mi chica con algo de abrigo para mí y a continuación empezaron a aparecer los demás miembros, trece en total incluidos dos de los sobrinos que intervinieron en el motín. Pronto se organizó la intendencia y las bebidas y platos de dulces y vasos surgían de todas partes, la última en entrar o salir, según se mire, fue la madre de uno de los engendros, para alegría de varios supersticiosos, que le dio la llantina y hubo que ir a consolarla hasta que se unió al grupo entre llantos y risas ante una situación tan surrealista. Dos o tres horas de cachondeo, de risas y el alucine por parte de los vecinos de mi suegra que salían a las ventanas y terrazas a mirarnos.
Tenemos a un barítono en la familia que aprovechó para dedicarnos uno de esos momentos especiales con el acompañamiento del coro más gárrulo del mundo, con música de cucharas sobre botella o vaso, pandereta desdentada a modo de tamboril y los engendros productos de la improvisación como el culo de una silla de plástico golpeado con un destornillador.
Estaba claro, los niños estábamos fuera y los viejunos zombis AMANTES DE LA CAJA TONTA, dentro.
Pues aunque no os lo creáis los sobrinos de marras ni se enteraron, ni nos miraron cuando entramos para irnos a nuestras respectivas casas, bueno a mí se me escapó una colleja, pero esa es otra historia.
Con Dios.
Afinador de cisternas
- The last samurai
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- Doctor Beaker
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Lo que llama un montón la atención cuando uno deja de ver tele es (si uno igual tiene que verse con gente, por ejemplo para trabajar) cuánto comenta todo el mundo los avisos publicitarios. Que si el de Budweiser, que si la llama que llama... y en cierto modo es normal que se comente tanto, porque no todos ven los mismos programas pero de los avisos no se salva nadien, oyelo nadien.
- Merodeador
- Mojahedín
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The last samurai escribió:Me importa una mierda tu vida privada.
Postea una puta foto, YA.
Es una dramatización para hacer más amena (o pesada) el transcurrir de la diatriba sobre la televisión.
Pero no te limites a una contestación tipo PutaLocura o complétala con un hijo de puta como es menester en dicho sitio.
Vamos que ni puta gracia por si no lo has pillado, y que tienes tu publico, sí, pero es en otro lado.
Circulando.
(No se porque contesto, la verdad)
Afinador de cisternas
- Stewie
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Eres un crack Merodi, yo de pequeño quería ser como tú, vallecano.
De mayor también. No vallecano, sino lo de dar collejas a los sobrinos tontos y enardecer a las masas familiares en esas reuniones tan espaciadas como inevitables (observesé la connotación negativa). Sí, creo que es eso último.
De mayor también. No vallecano, sino lo de dar collejas a los sobrinos tontos y enardecer a las masas familiares en esas reuniones tan espaciadas como inevitables (observesé la connotación negativa). Sí, creo que es eso último.
Pepe escribió: A mi todo esto (la extinción del lince) me parece una mierda. El lince mola, es bonito como gato y elegante como abrigo, que se vaya a la mierda no mola, que hagan corridas de linces.
- The last samurai
- Ulema
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Merodeador escribió:
(No se porque contesto, la verdad)
Porque te has picao
Como reflexión vale menos que como documento íntimo.
Comento.
P.S: la tele mola. ¿Has visto mi CocoEnzo? Viendo supervivientes he aprendido que se puede hacer fuego con un mechero (si antes lo has envuelto en un condón y lo has introducido en alguna vagina, claro).
Re: La televisión y yo (ladrillo)
La autocomplacencia del espectador
"I want to convince you that irony, poker-faced silence, and fear of ridicule are distinctive of those features of contemporary U.S. culture (of which cutting-edge fiction is a part) that enjoy any significant relation to the television whose weird pretty hand has my generation by the throat. I'm going to argue that irony and ridicule are entertaining and effective, and that at the same time they are agents of a great despair and stasis in U.S. culture, and that for aspiring fictionists they pose terrifically vexing problems.
My two big premises are that, on the one hand, a certain subgenre of pop-conscious postmodern fiction, written mostly by young Americans, has lately arisen and made a real attempt to transfigure a world of and for appearance, mass appeal, and television; and that, on the other hand, televisual culture has somehow evolved to a point where it seems invulnerable to any such transfiguring assault. TV, in other words, has become able to capture and neutralize any attempt to change or even protest the attitudes of passive unease and cynicism TV requires of Audience in order to be commercially and psychologically viable at doses of several hours per day."
E unibus pluram. David Foster Wallace, 1993.
http://www.openculture.com/2012/02/23_f ... e_web.html
http://tetw.org/David_Foster_Wallace
"Las series más previsibles, tópicas, cuadriculadas y repetitivas son las que más éxito tienen. No es que la audiencia tenga mal gusto, que también pudiera ser, sino que nuestro cerebro tiende a abrazar lo que reconoce como familiar, rechazando lo anómalo. Esta idea entra en conflicto con lo anteriormente expuesto, es decir, que la amígdala solo reacciona ante lo inesperado. Así que la estructura narrativa debe bascular entre lo inesperado y lo esperado, porque lo que resulta demasiado inesperado o extraño tampoco resulta atractivo para el cerebro medio."
Sergio Parra: http://www.yorokobu.es/por-que-nos-gust ... ffhangers/
"¿Qué descubrieron los nuevos estudios de mercado? Que no todos los espectadores «valen» lo mismo desde un punto de vista publicitario. Que, por ejemplo, anunciar un producto relativamente caro a un público formado por niños, por ancianos con escaso poder adquisitivo o por familias con presupuesto ajustado no es lo mismo que anunciarlo ante profesionales de entre veinticinco y cincuenta años, quienes efectivamente disponen de dinero para comprar ese producto. Además, esos profesionales suelen disponer de más dinero cuanto más cualificados están en su trabajo, lo cual tiene una alta correlación con su nivel cultural. Dado que un anunciante quiere que los espectadores compren su producto y no solamente que lo conozcan, empezaron a analizar las audiencias de las series de televisión con otros ojos."
Emilio de Gorgot: http://www.jotdown.es/2014/09/por-que-v ... as-series/
Bueno después de ver estas opiniones autorizadas -mejor si leémos los artículos enteros- hagámonos unas preguntitas incómodas.
[youtube]rDhkTZ7YO7U[/youtube]
1.- ¿Nos cuesta concentrarnos en un tema en concreto?
Dada la abundante oferta de información y entretenimiento que tenemos, semejante a una máquina lanzapelotas, estamos condenados a devolverlas como buenamente podamos sin poder elaborar una estrategia más planificada o a largo plazo. Tenemos buenos reflejos pero nos cuesta reflexionar.
Así, nos desvivimos por las novedades de moda, a veces quizá encontramos relaciones subtextuales en los movimientos artísticos, pero en general nos irrita que se analice a fondo la oferta cultural, más que nada porque nos hace quedar como tontos. Así que como reacción antiintelectual presumimos de la zafiedad de nuestros gustos como muestra de elección personal. Cuando esas apetencias libremente aceptadas en realidad nos han sido implantadas.
Pensamos con nuestro cerebro de reptil.
2.- ¿Las series "de calidad" y los reality-show se retroalimentan?
Podría parecer que hay una televisión de pago para los bien situados y televisión generalista para quien no se puede permitir otra cosa. No sería muy distinto de la elitización de los espectáculos deportivos con entradas caras para turistas y retransmisiones de pago para ganancia del sector hostelero. Los aficionados de clase baja han sido expulsados del gran circo y confinada su presencia a los bares con conexión premium, o en caso de enfrentamientos internacionales a patrióticas quedadas ante pantallas gigantes.
Sin embargo por imitación de los gustos de la clase alta, a una mayor exposición a temas escabrosos de los programas de calidad so capa de su difusión controlada, responden los programas cutres con mayor permisividad ante los excesos de sus concursantes. Surge así una "carrera armamentística" pues los productores de lujo tienen que retorcer hasta lo irreal sus propuestas en busca de imágenes cada vez más impactantes y a su vez la telebasura les sigue a la carrera para no perder a su audiencia.
Ni unos ni otros miran por el espectador, velan por su cuota de mercado. Y están dispuestos cometer todas las bajezas por conservarnos. No nos dan lo que queremos ver, nos embuten lo que éllos creen que necesitamos para que los engranajes del consumismo no se gripen.
3.- ¿Las películas sin pretensiones generan frustración?
Pensadlo. Todas esos directores que defienden su obra con el manido "sólo busco entretener". Todas esas películas de todos los géneros todos los viernes del año cuyo argumento es que puedes conseguir todo lo que te propongas: salvar al mundo, conseguir tu pareja ideal, ganarle un pleito a una multinacional, ser campeón deportivo o el más respetado de tu instituto. Sabemos que es ficción, pero ficción sólo en la forma, en la historia en sí. El mensaje subliminal de estas películas de "simple esparcimiento" es que si quisieras no estarías como estás. Que eres un fracasado. Y lo peor es que te jactes de que se rían de tí.
Es como si te dieran el timo de la estampita y tu sentido del ridículo te llevara a presentarlo como una gran inversión. Qué digo, cuantos de vosotros no tendréis una hipoteca a treinta años por una segunda residencia u habréis aceptado canjear vuestros ahorros por acciones preferentes que en la vida podréis cobrar. Y lo habréis hecho sacando pecho, ¿verdad aguilillas?
Ojo, a todos nos pueden engañar. Mala leche. Pero lo lógico es enfadarse, no adoptar una pose de tipo duro que sabe lo que se hace.
4.- ¿De verdad os da la impresión de que vivimos en el mejor de los mundos posibles?
Edad de Oro de la tele, mejor Mundial de la Historia, cada edición de la Vuelta Ciclista a España es la más espectacular de todos los tiempos, por no hablar de la docena y media de partidos del siglo por temporada. Vivimos nuestra vida a través de las lentes de nuestras pantallas que nos informan de nuestros gustos y opiniones. Hemos puesto a profesionales de la información como enlaces entre la vida real y nosotros. Ante tanto videoclip no es de extrañar que el contínuo de la vida se nos haga desesperanzador. No me des nada profundo por favor, mejor mandémonos wassap.
Cerebro de reptil decía líneas más arriba. Mejor memoria de pez. Cerebro de reptil con memoria de pez, sí. Los reptilianos y los profundos no es que estén entre nosotros, ¡es que somos nosotros!
No me hagáis caso a mí (¡ni se os ocurra!) pero si al pobre David Foster Wallace. Leedle; ved su dolor por un país que se desploma entre frases ingeniosas, sarcásticas y lapidarias; notad su compasión por la alienación de sus compatriotas aplastados por una cultura ultracompetitiva; compartid su lamento por la falta de civismo, de urbanidad, de solidaridad... por la pérdida de la humanidad en suma. Y sobre todo, dejad de imitar todo lo que venga de EE.UU.
"I want to convince you that irony, poker-faced silence, and fear of ridicule are distinctive of those features of contemporary U.S. culture (of which cutting-edge fiction is a part) that enjoy any significant relation to the television whose weird pretty hand has my generation by the throat. I'm going to argue that irony and ridicule are entertaining and effective, and that at the same time they are agents of a great despair and stasis in U.S. culture, and that for aspiring fictionists they pose terrifically vexing problems.
My two big premises are that, on the one hand, a certain subgenre of pop-conscious postmodern fiction, written mostly by young Americans, has lately arisen and made a real attempt to transfigure a world of and for appearance, mass appeal, and television; and that, on the other hand, televisual culture has somehow evolved to a point where it seems invulnerable to any such transfiguring assault. TV, in other words, has become able to capture and neutralize any attempt to change or even protest the attitudes of passive unease and cynicism TV requires of Audience in order to be commercially and psychologically viable at doses of several hours per day."
E unibus pluram. David Foster Wallace, 1993.
http://www.openculture.com/2012/02/23_f ... e_web.html
http://tetw.org/David_Foster_Wallace
"Las series más previsibles, tópicas, cuadriculadas y repetitivas son las que más éxito tienen. No es que la audiencia tenga mal gusto, que también pudiera ser, sino que nuestro cerebro tiende a abrazar lo que reconoce como familiar, rechazando lo anómalo. Esta idea entra en conflicto con lo anteriormente expuesto, es decir, que la amígdala solo reacciona ante lo inesperado. Así que la estructura narrativa debe bascular entre lo inesperado y lo esperado, porque lo que resulta demasiado inesperado o extraño tampoco resulta atractivo para el cerebro medio."
Sergio Parra: http://www.yorokobu.es/por-que-nos-gust ... ffhangers/
"¿Qué descubrieron los nuevos estudios de mercado? Que no todos los espectadores «valen» lo mismo desde un punto de vista publicitario. Que, por ejemplo, anunciar un producto relativamente caro a un público formado por niños, por ancianos con escaso poder adquisitivo o por familias con presupuesto ajustado no es lo mismo que anunciarlo ante profesionales de entre veinticinco y cincuenta años, quienes efectivamente disponen de dinero para comprar ese producto. Además, esos profesionales suelen disponer de más dinero cuanto más cualificados están en su trabajo, lo cual tiene una alta correlación con su nivel cultural. Dado que un anunciante quiere que los espectadores compren su producto y no solamente que lo conozcan, empezaron a analizar las audiencias de las series de televisión con otros ojos."
Emilio de Gorgot: http://www.jotdown.es/2014/09/por-que-v ... as-series/
Bueno después de ver estas opiniones autorizadas -mejor si leémos los artículos enteros- hagámonos unas preguntitas incómodas.
[youtube]rDhkTZ7YO7U[/youtube]
1.- ¿Nos cuesta concentrarnos en un tema en concreto?
Dada la abundante oferta de información y entretenimiento que tenemos, semejante a una máquina lanzapelotas, estamos condenados a devolverlas como buenamente podamos sin poder elaborar una estrategia más planificada o a largo plazo. Tenemos buenos reflejos pero nos cuesta reflexionar.
Así, nos desvivimos por las novedades de moda, a veces quizá encontramos relaciones subtextuales en los movimientos artísticos, pero en general nos irrita que se analice a fondo la oferta cultural, más que nada porque nos hace quedar como tontos. Así que como reacción antiintelectual presumimos de la zafiedad de nuestros gustos como muestra de elección personal. Cuando esas apetencias libremente aceptadas en realidad nos han sido implantadas.
Pensamos con nuestro cerebro de reptil.
2.- ¿Las series "de calidad" y los reality-show se retroalimentan?
Podría parecer que hay una televisión de pago para los bien situados y televisión generalista para quien no se puede permitir otra cosa. No sería muy distinto de la elitización de los espectáculos deportivos con entradas caras para turistas y retransmisiones de pago para ganancia del sector hostelero. Los aficionados de clase baja han sido expulsados del gran circo y confinada su presencia a los bares con conexión premium, o en caso de enfrentamientos internacionales a patrióticas quedadas ante pantallas gigantes.
Sin embargo por imitación de los gustos de la clase alta, a una mayor exposición a temas escabrosos de los programas de calidad so capa de su difusión controlada, responden los programas cutres con mayor permisividad ante los excesos de sus concursantes. Surge así una "carrera armamentística" pues los productores de lujo tienen que retorcer hasta lo irreal sus propuestas en busca de imágenes cada vez más impactantes y a su vez la telebasura les sigue a la carrera para no perder a su audiencia.
Ni unos ni otros miran por el espectador, velan por su cuota de mercado. Y están dispuestos cometer todas las bajezas por conservarnos. No nos dan lo que queremos ver, nos embuten lo que éllos creen que necesitamos para que los engranajes del consumismo no se gripen.
3.- ¿Las películas sin pretensiones generan frustración?
Pensadlo. Todas esos directores que defienden su obra con el manido "sólo busco entretener". Todas esas películas de todos los géneros todos los viernes del año cuyo argumento es que puedes conseguir todo lo que te propongas: salvar al mundo, conseguir tu pareja ideal, ganarle un pleito a una multinacional, ser campeón deportivo o el más respetado de tu instituto. Sabemos que es ficción, pero ficción sólo en la forma, en la historia en sí. El mensaje subliminal de estas películas de "simple esparcimiento" es que si quisieras no estarías como estás. Que eres un fracasado. Y lo peor es que te jactes de que se rían de tí.
Es como si te dieran el timo de la estampita y tu sentido del ridículo te llevara a presentarlo como una gran inversión. Qué digo, cuantos de vosotros no tendréis una hipoteca a treinta años por una segunda residencia u habréis aceptado canjear vuestros ahorros por acciones preferentes que en la vida podréis cobrar. Y lo habréis hecho sacando pecho, ¿verdad aguilillas?
Ojo, a todos nos pueden engañar. Mala leche. Pero lo lógico es enfadarse, no adoptar una pose de tipo duro que sabe lo que se hace.
4.- ¿De verdad os da la impresión de que vivimos en el mejor de los mundos posibles?
Edad de Oro de la tele, mejor Mundial de la Historia, cada edición de la Vuelta Ciclista a España es la más espectacular de todos los tiempos, por no hablar de la docena y media de partidos del siglo por temporada. Vivimos nuestra vida a través de las lentes de nuestras pantallas que nos informan de nuestros gustos y opiniones. Hemos puesto a profesionales de la información como enlaces entre la vida real y nosotros. Ante tanto videoclip no es de extrañar que el contínuo de la vida se nos haga desesperanzador. No me des nada profundo por favor, mejor mandémonos wassap.
Cerebro de reptil decía líneas más arriba. Mejor memoria de pez. Cerebro de reptil con memoria de pez, sí. Los reptilianos y los profundos no es que estén entre nosotros, ¡es que somos nosotros!
No me hagáis caso a mí (¡ni se os ocurra!) pero si al pobre David Foster Wallace. Leedle; ved su dolor por un país que se desploma entre frases ingeniosas, sarcásticas y lapidarias; notad su compasión por la alienación de sus compatriotas aplastados por una cultura ultracompetitiva; compartid su lamento por la falta de civismo, de urbanidad, de solidaridad... por la pérdida de la humanidad en suma. Y sobre todo, dejad de imitar todo lo que venga de EE.UU.