Dorian Gray escribió:Me extrañó su tardanza.
Ya le expliqué que estaba posteando en otro hilo en el que se nos aludía, pero veo que le cuesta aceptar que lea otros posts antes que los suyos cuando entro en el fosforito.
He necesitado dos lecturas para encontrar algo que mereciera la pena pero no ha habido suerte.
Si sufre usted de in-comprensión lectora no me eche la culpa a mí. Hágaselo mirar, como dice el moro.
Mi madre, cuando yo era pequeño, era tan puta que no tenía tiempo para prepararme madalenas.
Ser puta o ser muy puta no tiene nada que ver con tener tiempo suficiente para disfrutar de algo tan delicioso como una madalena. Se puede ser una puta la mar de organizada. En cualquier caso, Sr. Gray, no sé a qué ha venido esta salida de tono suya, que, para ser sinceros, no le pega para nada, con lo educado que es usted.
Fíjese si era guarra que se quitaba las bragas del mismo modo que usted le quita el papelito a sus madalenas.
Supongo que donde dice "del mismo modo" quiso decir "con la misma frecuencia", porque usted no tiene ni idea de cómo le quito yo el papelito a las madalenas. Pero si quiere le cuento cómo me quito las bragas, a ver si le recuerdo a su mamá, tema mucho más interesante.
Y claro, leyendo el fragmento que le quoteo yo me pregunto de dónde piensa usted que saldrán las galletas. ¿De un árbol, de la impresora?
Según su primer post, del supermercado.
¿Intentando ganarse al público masculino?
No, en realidad a mí quien me gusta es Luna, pero se hace la estrecha. Ya caerá, ya.
Usted se ha debido creer que esta pandilla de degenerados va a perder el tiempo yendo a la panadería de la esquina a comprar madalenas. No, Srta. Barbie, está usted muy equivocada. Que la chica se dé por contenta si le pagan y luego la llevan a su casa.
No intente extrapolar su comportamiento al resto de los foreros. El que usted no sea capaz de ganarse la compañía de una señorita sin tener que pagarla, no quiere decir que los demás tampoco.
Hay otras técnicas para ligarse a la vecina del 4º B. Yo podría darles algunas más masculinas que apareciendo en su puerta con un delantal, una bandeja llena de madalenas y harina hasta el pescuezo.
Mejor aplíqueselas usted mismo, y así no tendrá que pagar a ninguna señorita.
Yo voy un paso más allá: imagínense (que ya es mucho imaginar) que durante ese romántico desayuno le viene un golpe de tos con un madalena en la boca. Las consecuencias pueden ser catastróficas.
Usted mismo lo acaba de decir: es mucho imaginar. La tos no le vendrá producida por atragantarse con una suave madalena, pero no puede decirse lo mismo de una galleta (Bush y yo ya se lo dijimos antes). De todas formas, las consecuencias podrían ser catastróficas si le viene la tos y tiene la boca llena, sea con una galleta, una madalena, o una polla, no se engañe. Y si no, pruebe a toser con uno de esos tres objetos en la boca y luego me cuenta.
La madalena obliga a beber algo, no hay boca humana que pueda tragarse una madalena sin un buen café caliente donde esponjarla.
La madalena no obliga a nada, caballero. Puede usted comérsela perfectamente sin café. Otra cosa es que prefiera mojarla en leche; para gustos, los colores.
Ahora viene la tanda de incoherencias:
Incoherencia número 1:
Porque recuerde, Srta. Barbie, que no se trataba de atacar mi opción sino de defender la suya.
Dice usted (que no yo) que no se trata de atacar la opción del contrincante, pero ¿no fue usted quien en su primer post escribió cosas como las que cito a continuación?
ya es bastante castigo intentar pronunciarla correctamente. Con sólo hacerlo ya nos hacemos una idea de la dificultad que entraña comerla. Inténtenlo: maGdalena. De ahora en adelante la llamaremos, vulgarmente, madalena.
Frente a mi galleta, la llorona madalena de la Srta. Barbie se encuentran en bragas. La oferta es mínima.
La gente no quiere madalenas para desayunar, ni para merendar. La madalena obliga a beber algo, no hay boca humana que pueda tragarse una madalena sin un buen café caliente donde esponjarla.
Los paquetes de madalenas deberían llevar una advertencia de peligrosidad por atrangatamiento. ¿De qué creen ustedes que murió Chema, el panadero del barrio?
Que quede claro que no le estoy echando en cara al Sr. Gray que ataque a las madalenas en su primer post, cosa que me parece prácticamente imprescindible, sino que cuando yo hago lo mismo, me lo critique. Las reglas, para todos iguales, querido.
Incoherencia número 2:
Nuestro notable Dorian, como él mismo ha pregonado varias veces en ambos posts, ha basado la defensa de sus galletas en la variedad, para luego escupir esto:
Debe preocuparse de defender ventajas exclusivas, no de ponérmelo a huevo para que yo le desmonte su parrafada contándole las mismas pamplinas que usted ha pretendido venderme.
¡Ah, y otra cosa! Sigo sin entender por qué defiende su madalena atacando mi galleta con argumentos a los que se le puede dar la vuelta.
Sr. Gray, es precisamente a su argumento (lo digo en singular porque sólo veo uno) al que facilísimamente puede dársele la vuelta. Eso que decía hace un rato de que "sólo existen tres tipos de madalenas" denota que no tiene usted ni puñetera idea de lo que está hablando: ahora hay madalenas de leche, de manzana, de yogur, con trocitos de chocolate, con kiwi, piñones o guindas, etc., por no citar las diéteticas, que hasta ésas existen. Infórmese mejor la próxima vez.
En fin, Sr. Gray, creo que con esto su (repito, en singular) argumento queda totalmente desmontado. Si existen variedad de galletas, ocurre lo mismo con las madalenas. Además de que éstas no se pegan a los dientes y al paladar, son mucho más sabrosas, dulces y exquisitas, y no tienen tanto peligro de atragantamiento como una seca, sequísima y cutre galleta.
Sus galletas están bien si es usted azul, con pelo, y se llama Triqui. Pero fíjese que incluso él no se las comía. ¿No recuerda usted cómo escupía todas las migas hasta que parecía que se había comido las dichosas galletas?
Sr. Gray, la próxima vez trate de que exista un poco más de coherencia entre lo que hace usted y le pide a los demás que hagan, que las reglas son iguales para todos. Y cuando no sepa qué decir, no diga nada, pero evítenos saliditas de tono como la de su madre, que no se puede uno crear un personaje la mar de fino y educado y luego soltar semejantes perlas por su boquita.
Le deseo suerte, Srta. Barbie, mucha suerte. Va a necesitarla. Yo, en cambio, sólo necesito justicia.
Ah, por favor, para despedirme le ruego que no sea usted tan prepotente como para adjudicarse funciones que no tiene. Usted aquí sólo tiene que decidir si defender la opción "A" o la "B". La otra decisión, la de quién debe ganar, no le corresponde sino al árbitro.
Curreta, cuando quieras.
Barbie.
