EJH del pan... y la picsa.

[golondrino]

Si te digo que también estoy haciendo queso... vendrías a las Murcias?

[mayhem]

No me tientes con comida, no me tientes. Te aseguro que no te interesa tener a un zampabollos como yo golpeando la puerta de tu casa.

Se te ve lanzado, tío, ¿qué será lo siguiente? ¿Tu propio vino, hacer una matanza en casa?

[Dolordebarriga]

Estoy seguro que se ha obsesionado con la Guía de Superviviencia Zombi porque otro motivo yo no lo veo...Y que es marica fijo, pero fijo, cerveza todavía, pero pan y quesón...maricón.

[golondrino]

Pues vino de momento no por que hay que esperar mucho y normalmente el ansia me puede... de echo cuando embotello un lote de cerveza me aparto unas cuantas botellas para mi, que a la semana ya estoy probando con la excusa de ver como va evolucionando la birra.

Matanzas no, gracias... me da ascucia tocar la carne cruda y si veo como matan al animal, no me lo puedo comer.

Dolores, soy anti cultura zombi. Si alguien me con uno de esos libros en la cara lo más instintivo que me sale es estamparselo en la cara.

[Dolordebarriga]

Intenta comprender que no eres una buena influencia para el resto de phoreros. Yo no sé ni cambiar una bombilla, un phorero tan autosuficiente como tú, que sabe pegar tiros y hacerse su propia cerveza, queso y pan e infiero que muchísimas cosas más de esas para sobrevivir en un mundo hostil no es un buen ejemplo para el resto, nos hace sentir inútiles y pequeños a tu lado y eso, para nuestro ego, es muy malo. Como el resto no vamos a aprender, faltaría más!!!, vas a ser tú el que tendrás que, o bien, desaprender, o bien, como mal menor, no contarnos todo lo que sabes hacer. Continua, por favor, haciendo ver que eres un inútil por el bien de los demás.

[golondrino]

Entonces de follar no hablamos.

[mayhem]

Yo lo veo de un modo distinto, Dolor.

Me parece una bonita historia de superación personal, como esas pelis yankis ochenteras de críos con rizos y amigos geeks que sufren bullying pero terminan partiendo el bacalao, pasándole la mano por la cara al malote de la clase y ligándose a la chica más guapa.

Algo así pero en murciano, es decir, más mundano, con paintball, cerveza casera, queso y familiares con licenciatura y boyantes carreras en el mundo del psicoanalisis.

Más que sentirme inferior, me siento orgulloso de que Golondrino haya llegado hasta el estado actual de felicidad y plenitud gastronómica. Me da ánimos para seguir adelante con mis cocinitas y tratar de alcanzar mi sueño: el nirvana en vida a través de la comida y la bebida.

Venga.

[Dolordebarriga]

Entonces de follar no hablamos.

Ten algo de piedad, hijodeputah.

[golondrino]

No.

[Perro De Lobo]

Ola soy perrico, antes escribía por aquín.

Y que es marica fijo, pero fijo, cerveza todavía, pero pan y quesón...maricón.

Maricón serás tú. El motor que lleva a todo ser humano a intentar lo imposible no es lo gayer, es el alcohol. El alcohol es acción. Quiero imaginar que el hamigo Golondrino tuvo su epifanía panadera durante una sesión de ingesta de alpiste, en una calurosa noche murciana trasegó litros y litros de su bebedizo casero y de pronto se dijo: hambre pan, tienda cerrada, yo hacer. El monolito de 2001 es en realidad una gran melopea.

Yo hice una vez pasta fresca. Llegué a casa borracho al miserable piso de estudiante en el que malvivía. Y el alcohol me habló: hazte unos tallarines, perrico. Vivía al limite entonces, solo encontré medio paquete de harina en la despensa. Yo cogí el libro de Simone Ortega y busqué la receta de como hacer pasta. La receta me encontró a mi. El cadaver putrefacto y embalsamado en bechamel de Simone me habló directamente al corazón. Hice la mezcla, parecía cemento cola, pero yo tenía hambre y una firme determinación. Recuerdo que a falta de rodillo aplané la pasta con el cartón desnudo de un papel albal gastado. No usé sal, no era necesario: la masa recibía mis goterones de sudor con cada arremetida, lágrimas perdidas de borracho maceraban la harina. Hoy también he bebido, hamigos, y necesito compartir esta historia con vosotros. Corté la masa con un cuchillo afilado sobre una encimera que emanaba mugre de una forma tan pura que era como el ἀρχή griego, el arjé, fuente y origen del universo. La mugre abrazó mi masa. La sangre manó de mis dedos al ser cercenados por el cuchillo afilado. La sangre, la mugre, la masa. La aberración era una masilla como la que se usa para la pesca del rascacio. Algo nauseabundo pero que sin embargo contenía un mundo. Un mundo esteril refulgente de ostracismo, y un cuchillo que al ser blandido por unas manos crispadas hasta el absurdo dibujaban unas líneas que parecían el encefalograma de los Panero. Pero yo me hice mis tallarines. Recuerdo ver el amanecer desde la terraza con una sonrisa de suficiencia mientras sostenía en mis temblorosas manos un gran plato de pasta seca costrosa que no tenía nada que envidiar a las durezas del dedo gordo del pie de un escalador. Aquella mierda de pasta me supo a gloria.

El alcohol, hamigos, es nuestro motor.