El gran embrutecimiento.
Publicado: 23 Abr 2014 02:30
El gran embrutecimiento es el título de uno de los últimos subcapítulos de "La montaña mágica" un libro que no se pudo publicar hasta 1924 después de trece años de trabajo por parte de su autor Thomas Mann, un hombre de buena familia y profundamente conservador que en el trascurso de su vida, al igual que le pasara a Tólstoi, a base de reflexionar sobre la condición humana terminaron derivando hacia posiciones izquierdistas, lo que en el caso del alemán le llevó a tener problemas tanto con los nazis como con los estadounidenses y de ambos países se tuvo que exiliar.
"Se juzgará que el narrador ha encargado su paleta de una manera demasiado romántica asociando la palabra embrutecimiento con el principio demoníaco y afirmando que producían un terror místico. Sin embargo, no se trataba de una fábula y nos atenemos muy exactamente a la aventura personal de nuestro héroe, aventura cuyo conocimiento se escapa a todo control y que demuestra que el embrutecimiento pueda, en ciertas circunstancias, adquirir ese carácter e inspirar tales sentimientos. Hans Castorp miró alrededor de él. No veía más que cosas lúgubres, inquietantes, y sabía lo que veía, veía la vida del tiempo, la vida despreocupada y privada de esperanza, la vida muerta.
Esa vida era activa a su manera. Existían ocupaciones de todas clases, pero, de vez en cuando, una de ellas degeneraba en una moda furiosa a la que todo el mundo se sacrificaba con fanatismo."
Este fragmento se complementa con observaciones anteriores ya hechas sobre el personaje:
"Usted siempre quiere que todo sea inofensivo, Castorp, tiene este temperamento. Es capaz de ocuparse de cosas que no sean absolutamente inofensivas, pero las trata como si las fuesen, y cree de ese modo complacer a Dios y a los hombres. Usted es una especie de cobardón y de hipócrita, querido, y cuando su primo le trata como a un perrito faldero se produce un curioso eufemismo."
"El hombre no vive únicamente su vida personal como individuo, sino que también, consciente o inconscientemente, participa de la de su época y de la de sus contemporáneos. Aunque inclinado a considerar las bases generales e impersonales de su existencia como bases inmediatas, como naturales, y a permanecer alejado de la idea de ejercer contra ellas una crítica, el buen Hans Castorp es posible que sintiese vagamente su bienestar moral un poco afectado por sus defectos. El individuo puede idear toda clase de objetivos personales, de fines, de esperanzas, de perspectivas, de los cuales saca un impulso para los grandes esfuerzos de su actividad; pero cuando lo impersonal que le rodea, cuando la época misma, a pesar de su agitación, está falta de objetivos y de esperanzas, cuando a la pregunta planteada, consciente o inconscientemente, pero al fin planteada de alguna manera, sobre el sentido supremo más allá de lo personal y de lo incondicionado, de todo esfuerzo y de toda actividad, se responde con el silencio del vacío, este estado de cosas paralizará justamente los esfuerzos de un carácter recto, y esta influencia, más allá del alma y de la moral, se extenderá hasta la parte física y orgánica del individuo. Para estar dispuesto a realizar un esfuerzo considerable que rebase la medida de lo que comúnmente se practica, sin que la época pueda dar una contestación satisfactoria a la pregunta «¿para qué?», es preciso un aislamiento y una pureza moral que son raros y una naturaleza heroica o de vitalidad particularmente robusta. Hans Castorp no poseía ni lo uno ni lo otro, no era, por lo tanto, más que un hombre; un hombre, en uno de sus sentidos más honrosos."
"No es sólo una fatiga del cuerpo y el espíritu gastados por las exigencias de la vida (pues para ésta el sencillo repaso sería el remedio más reconstituyente), sino también algo que atañe al alma: la conciencia de la duración, la vivencia del tiempo, que amenaza perderse en una monotonía persistente, la conciencia de que ella misma se halla emparentada y unida al sentimiento de la vida y que la una no puede ser debilitada sin que la otra sufra y se debilite a su vez. Se han difundido muchos conceptos erróneos sobre la naturaleza del hastío. Se cree que la novedad y el carácter interesante de su contenido «hacen pasar» el tiempo, es decir, lo abrevian, mientras que la monotonía y el vacío alargan a veces el instante y la hora patéticamente. Pero esto es inexacto, pues, siendo en ocasiones así, la monotonía y el vacío pueden abreviar y acelerar vastas extensiones de tiempo hasta reducirlas a la nada. Por el contrario, un contenido rico e interesante es sin duda capaz de abreviar una hora e incluso un día, pero, considerado en conjunto, confiere al paso del tiempo amplitud, peso y solidez, de manera que los años ricos en acontecimientos pasan con mayor lentitud que los años pobres, vacíos y ligeros, que el viento barre y se alejan volando. El hastío es, pues, en realidad, una representación enfermiza de la brevedad del tiempo provocada por la monotonía. Los grandes períodos de tiempo, cuando su curso es de una monotonía ininterrumpida, llegan a encogerse en una medida que espanta mortalmente al espíritu. Cuando los días son semejantes entre sí, no constituyen más que un solo día, y con una uniformidad perfecta la vida más larga sería vivida como muy breve y pasaría en un momento. La costumbre es una somnolencia o, al menos, un debilitamiento de la conciencia del tiempo, y cuando los años de la niñez son vividos lentamente y luego la vida se desarrolla cada vez más deprisa y se precipita, es también debido a la costumbre. Sabemos perfectamente que la inserción de nuevas costumbres es el único medio de que disponemos para mantenernos vivos, para refrescar nuestra percepción del tiempo, para obtener, en definitiva, un rejuvenecimiento, una confirmación, una mayor lentitud de nuestra experiencia del tiempo y, por ello, la renovación de nuestro sentimiento de la vida en general."
Nuestro no muy heroico protagonista pasa el tiempo adorando a otra huésped de la institución donde está recluido y el elevado lenguaje en que la evoca y la requiebra y los desencuentros entre ambos son la parte más emocionante de la novela:
—¡Poeta! —dijo ella—. Burgués, humanista y poeta. ¡Un alemán completo, como hace falta!
—Temo mucho que no seamos como Dios manda —dijo él— . Bajo ningún aspecto. Somos tal vez niños mimados por la vida, sencillamente.
—Hermosa expresión. Dime, pues... No hubiera sido muy difícil tener ese sueño más pronto. Es un poco tarde cuando el señor se decide a dirigir la palabra a su humilde servidora.
[...]
— Tienes toda la razón al decir que hablas en sueños, amigo mío.
— Sea... Déjame soñar de nuevo después de haberme despertado tan cruelmente con esa campana de alarma de tu marcha. Siete meses bajo tus ojos... ¡Y ahora, que en realidad hablo contigo, me hablas de que te vas!
— Te repito que hubiéramos podido hablar mucho antes.
—¿Lo hubieras deseado?
— ¿Yo? No me cogerás. Se trata de tus intereses. ¿Es que eres demasiado tímido para acercarte a una mujer a la cual hablas en sueños ahora? ¿O es que había alguien que te lo impedía?
[...]
Eres un joven convencido, de buena familia, de aspecto agradable, discípulo dócil de sus preceptores, que volverá pronto a las llanuras para olvidar completamente que ha hablado en sueños aquí y para ayudar a hacer grande y poderoso a su país por su trabajo honrado en los astilleros. He aquí tu fotografía íntima, obtenida sin aparato. ¿La encuentras exacta?
—Te amo —balbuceó—, te he amado siempre, pues tú eres el Tú de mi vida, mi sueño, mi destino, mi deseo, mi eterno deseo.
—¡Vamos, vamos! —dijo ella—. ¡Si tus preceptores te viesen!
Pero él meneó la cabeza con desesperación, inclinando el rostro hacia el suelo, y contestó:
— Me tendría sin cuidado, me tienen si n cuidado todos esos Carducci, la República elocuente, el progreso humano en el tiempo, pues ¡te amo!
Ella acarició dulcemente con la mano los cabellos cortados al rape en la nuca.
—Pequeño burgués —dijo —. Lindo burgués de la pequeña mancha húmeda. ¿Es verdad que me amas tanto?
[...]
— Eres, en efecto, un adulador que sabe solicitar de una manera profunda, a la alemana.
Y le puso el gorro de papel.
—¡Adiós, príncipe del Carnaval! ¡Esta noche te subirá la fiebre, te lo predigo!
Al decir esto se levantó de la silla, se dirigió a la puerta, dudó un momento en el umbral, dio media vuelta elevando uno de sus brazos desnudos, con la mano en el pestillo y, por encima del hombro, dijo en voz baja:
— No olvides devolverme el lápiz.
Y salió
Mientras, entretiene el tiempo escuchando filosofar a dos retóricos que analizan la sociedad europea:
"¡Dios mío, la virtud cívica no sabe lo que quiere! Combate la disminución de la natalidad, pero exige que los dispendios para la educación y preparación profesional de los niños sean reducidos. Y sin embargo, la multitud se ahoga, y la lucha por el pan es más terrible que todas las guerras de los tiempos pasados."
"El principio fundamental de la doctrina económica, a saber que el precio resulta del equilibrio entre la oferta y la demanda, ha sido despreciado por cristianos y marxistas de todo corazón, y han condenado los actos de los que sacan partido de las circunstancias como una explotación cínica de la miseria del prójimo. Ha habido una explotación aún más criminal a sus ojos: la del tiempo, ese delito que consiste en hacerse pagar una prima por el sencillo transcurso del tiempo; dicho de otra manera: el interés, y abusar así, para su propia ventaja y a costa del prójimo, de una institución divina, valedera para todos: el tiempo."
"Todas las corporaciones verdaderamente educadoras han sabido desde siempre lo que era realmente importante en la pedagogía: la autoridad absoluta, una disciplina de hierro, el sacrificio, la renuncia de sí mismo y la violación de la personalidad. Es desconocer profundamente a la juventud el creer que siente placer con la libertad. El placer más profundo de la juventud está en la obediencia"
"Ocurría lo mismo, dijo, en las asociaciones de estudiantes. Esas asociaciones unían para toda la vida y sabían situar a sus adheridos, y cuando no se era miembro de una de ellas resultaba difícil abrirse camino en la administración. Por lo tanto, no demostraba Settembrini mucha habilidad citando nombres célebres para dar importancia a las logias: había que admitir, por lo contrario, que, si tantos puestos importantes habían sido ocupados por los francmasones, eso no demostraba más que la potencia de la logia, que seguramente mangoneaba en el juego universal, cosa que Settembrini no quería confesar francamente."
Hans Castorp consigue dos veces a la chica rusa, la Circe, la Lilith, la de ojos de lobo de las estepas, y ambas la pierde, quizá por ello se arriesga a morir congelado durante una tormenta de nieve en la que tiene un sueño maravilloso que no os voy a contar
Y hay templarios, jesuitas, carbonarios, francmasones, judíos, antisemitas, illuminati y marxistas; también cierto es, hay gente normal, todo lo normal que pueda ser alguien que considera que el cinematógrafo es un invento grosero que sólo sirve para exhibir imágenes sensuales y violentas, ahítas de superficialidad y nocivas para el temple de un espíritu profundo.
También sale España, aunque no muy bien parada la verdad, sólo se salva Cataluña.
Podéis leer la novela on line en cualesquiera de estos dos enlaces, aunque tardéis semanas, os gustará como escribe:
http://www.busateo.es/busateo//Libros-i ... ca/PDF.pdf
http://inabima.gob.do/descargas/bibliot ... magica.pdf
Aunque en realidad yo quiero el hilo para otra cosa, es sólo que como hoy es el día del Libro he decidido regalaros uno.
"Se juzgará que el narrador ha encargado su paleta de una manera demasiado romántica asociando la palabra embrutecimiento con el principio demoníaco y afirmando que producían un terror místico. Sin embargo, no se trataba de una fábula y nos atenemos muy exactamente a la aventura personal de nuestro héroe, aventura cuyo conocimiento se escapa a todo control y que demuestra que el embrutecimiento pueda, en ciertas circunstancias, adquirir ese carácter e inspirar tales sentimientos. Hans Castorp miró alrededor de él. No veía más que cosas lúgubres, inquietantes, y sabía lo que veía, veía la vida del tiempo, la vida despreocupada y privada de esperanza, la vida muerta.
Esa vida era activa a su manera. Existían ocupaciones de todas clases, pero, de vez en cuando, una de ellas degeneraba en una moda furiosa a la que todo el mundo se sacrificaba con fanatismo."
Este fragmento se complementa con observaciones anteriores ya hechas sobre el personaje:
"Usted siempre quiere que todo sea inofensivo, Castorp, tiene este temperamento. Es capaz de ocuparse de cosas que no sean absolutamente inofensivas, pero las trata como si las fuesen, y cree de ese modo complacer a Dios y a los hombres. Usted es una especie de cobardón y de hipócrita, querido, y cuando su primo le trata como a un perrito faldero se produce un curioso eufemismo."
"El hombre no vive únicamente su vida personal como individuo, sino que también, consciente o inconscientemente, participa de la de su época y de la de sus contemporáneos. Aunque inclinado a considerar las bases generales e impersonales de su existencia como bases inmediatas, como naturales, y a permanecer alejado de la idea de ejercer contra ellas una crítica, el buen Hans Castorp es posible que sintiese vagamente su bienestar moral un poco afectado por sus defectos. El individuo puede idear toda clase de objetivos personales, de fines, de esperanzas, de perspectivas, de los cuales saca un impulso para los grandes esfuerzos de su actividad; pero cuando lo impersonal que le rodea, cuando la época misma, a pesar de su agitación, está falta de objetivos y de esperanzas, cuando a la pregunta planteada, consciente o inconscientemente, pero al fin planteada de alguna manera, sobre el sentido supremo más allá de lo personal y de lo incondicionado, de todo esfuerzo y de toda actividad, se responde con el silencio del vacío, este estado de cosas paralizará justamente los esfuerzos de un carácter recto, y esta influencia, más allá del alma y de la moral, se extenderá hasta la parte física y orgánica del individuo. Para estar dispuesto a realizar un esfuerzo considerable que rebase la medida de lo que comúnmente se practica, sin que la época pueda dar una contestación satisfactoria a la pregunta «¿para qué?», es preciso un aislamiento y una pureza moral que son raros y una naturaleza heroica o de vitalidad particularmente robusta. Hans Castorp no poseía ni lo uno ni lo otro, no era, por lo tanto, más que un hombre; un hombre, en uno de sus sentidos más honrosos."
"No es sólo una fatiga del cuerpo y el espíritu gastados por las exigencias de la vida (pues para ésta el sencillo repaso sería el remedio más reconstituyente), sino también algo que atañe al alma: la conciencia de la duración, la vivencia del tiempo, que amenaza perderse en una monotonía persistente, la conciencia de que ella misma se halla emparentada y unida al sentimiento de la vida y que la una no puede ser debilitada sin que la otra sufra y se debilite a su vez. Se han difundido muchos conceptos erróneos sobre la naturaleza del hastío. Se cree que la novedad y el carácter interesante de su contenido «hacen pasar» el tiempo, es decir, lo abrevian, mientras que la monotonía y el vacío alargan a veces el instante y la hora patéticamente. Pero esto es inexacto, pues, siendo en ocasiones así, la monotonía y el vacío pueden abreviar y acelerar vastas extensiones de tiempo hasta reducirlas a la nada. Por el contrario, un contenido rico e interesante es sin duda capaz de abreviar una hora e incluso un día, pero, considerado en conjunto, confiere al paso del tiempo amplitud, peso y solidez, de manera que los años ricos en acontecimientos pasan con mayor lentitud que los años pobres, vacíos y ligeros, que el viento barre y se alejan volando. El hastío es, pues, en realidad, una representación enfermiza de la brevedad del tiempo provocada por la monotonía. Los grandes períodos de tiempo, cuando su curso es de una monotonía ininterrumpida, llegan a encogerse en una medida que espanta mortalmente al espíritu. Cuando los días son semejantes entre sí, no constituyen más que un solo día, y con una uniformidad perfecta la vida más larga sería vivida como muy breve y pasaría en un momento. La costumbre es una somnolencia o, al menos, un debilitamiento de la conciencia del tiempo, y cuando los años de la niñez son vividos lentamente y luego la vida se desarrolla cada vez más deprisa y se precipita, es también debido a la costumbre. Sabemos perfectamente que la inserción de nuevas costumbres es el único medio de que disponemos para mantenernos vivos, para refrescar nuestra percepción del tiempo, para obtener, en definitiva, un rejuvenecimiento, una confirmación, una mayor lentitud de nuestra experiencia del tiempo y, por ello, la renovación de nuestro sentimiento de la vida en general."
Nuestro no muy heroico protagonista pasa el tiempo adorando a otra huésped de la institución donde está recluido y el elevado lenguaje en que la evoca y la requiebra y los desencuentros entre ambos son la parte más emocionante de la novela:
—¡Poeta! —dijo ella—. Burgués, humanista y poeta. ¡Un alemán completo, como hace falta!
—Temo mucho que no seamos como Dios manda —dijo él— . Bajo ningún aspecto. Somos tal vez niños mimados por la vida, sencillamente.
—Hermosa expresión. Dime, pues... No hubiera sido muy difícil tener ese sueño más pronto. Es un poco tarde cuando el señor se decide a dirigir la palabra a su humilde servidora.
[...]
— Tienes toda la razón al decir que hablas en sueños, amigo mío.
— Sea... Déjame soñar de nuevo después de haberme despertado tan cruelmente con esa campana de alarma de tu marcha. Siete meses bajo tus ojos... ¡Y ahora, que en realidad hablo contigo, me hablas de que te vas!
— Te repito que hubiéramos podido hablar mucho antes.
—¿Lo hubieras deseado?
— ¿Yo? No me cogerás. Se trata de tus intereses. ¿Es que eres demasiado tímido para acercarte a una mujer a la cual hablas en sueños ahora? ¿O es que había alguien que te lo impedía?
[...]
Eres un joven convencido, de buena familia, de aspecto agradable, discípulo dócil de sus preceptores, que volverá pronto a las llanuras para olvidar completamente que ha hablado en sueños aquí y para ayudar a hacer grande y poderoso a su país por su trabajo honrado en los astilleros. He aquí tu fotografía íntima, obtenida sin aparato. ¿La encuentras exacta?
—Te amo —balbuceó—, te he amado siempre, pues tú eres el Tú de mi vida, mi sueño, mi destino, mi deseo, mi eterno deseo.
—¡Vamos, vamos! —dijo ella—. ¡Si tus preceptores te viesen!
Pero él meneó la cabeza con desesperación, inclinando el rostro hacia el suelo, y contestó:
— Me tendría sin cuidado, me tienen si n cuidado todos esos Carducci, la República elocuente, el progreso humano en el tiempo, pues ¡te amo!
Ella acarició dulcemente con la mano los cabellos cortados al rape en la nuca.
—Pequeño burgués —dijo —. Lindo burgués de la pequeña mancha húmeda. ¿Es verdad que me amas tanto?
[...]
— Eres, en efecto, un adulador que sabe solicitar de una manera profunda, a la alemana.
Y le puso el gorro de papel.
—¡Adiós, príncipe del Carnaval! ¡Esta noche te subirá la fiebre, te lo predigo!
Al decir esto se levantó de la silla, se dirigió a la puerta, dudó un momento en el umbral, dio media vuelta elevando uno de sus brazos desnudos, con la mano en el pestillo y, por encima del hombro, dijo en voz baja:
— No olvides devolverme el lápiz.
Y salió
Mientras, entretiene el tiempo escuchando filosofar a dos retóricos que analizan la sociedad europea:
"¡Dios mío, la virtud cívica no sabe lo que quiere! Combate la disminución de la natalidad, pero exige que los dispendios para la educación y preparación profesional de los niños sean reducidos. Y sin embargo, la multitud se ahoga, y la lucha por el pan es más terrible que todas las guerras de los tiempos pasados."
"El principio fundamental de la doctrina económica, a saber que el precio resulta del equilibrio entre la oferta y la demanda, ha sido despreciado por cristianos y marxistas de todo corazón, y han condenado los actos de los que sacan partido de las circunstancias como una explotación cínica de la miseria del prójimo. Ha habido una explotación aún más criminal a sus ojos: la del tiempo, ese delito que consiste en hacerse pagar una prima por el sencillo transcurso del tiempo; dicho de otra manera: el interés, y abusar así, para su propia ventaja y a costa del prójimo, de una institución divina, valedera para todos: el tiempo."
"Todas las corporaciones verdaderamente educadoras han sabido desde siempre lo que era realmente importante en la pedagogía: la autoridad absoluta, una disciplina de hierro, el sacrificio, la renuncia de sí mismo y la violación de la personalidad. Es desconocer profundamente a la juventud el creer que siente placer con la libertad. El placer más profundo de la juventud está en la obediencia"
"Ocurría lo mismo, dijo, en las asociaciones de estudiantes. Esas asociaciones unían para toda la vida y sabían situar a sus adheridos, y cuando no se era miembro de una de ellas resultaba difícil abrirse camino en la administración. Por lo tanto, no demostraba Settembrini mucha habilidad citando nombres célebres para dar importancia a las logias: había que admitir, por lo contrario, que, si tantos puestos importantes habían sido ocupados por los francmasones, eso no demostraba más que la potencia de la logia, que seguramente mangoneaba en el juego universal, cosa que Settembrini no quería confesar francamente."
Hans Castorp consigue dos veces a la chica rusa, la Circe, la Lilith, la de ojos de lobo de las estepas, y ambas la pierde, quizá por ello se arriesga a morir congelado durante una tormenta de nieve en la que tiene un sueño maravilloso que no os voy a contar
Y hay templarios, jesuitas, carbonarios, francmasones, judíos, antisemitas, illuminati y marxistas; también cierto es, hay gente normal, todo lo normal que pueda ser alguien que considera que el cinematógrafo es un invento grosero que sólo sirve para exhibir imágenes sensuales y violentas, ahítas de superficialidad y nocivas para el temple de un espíritu profundo.
También sale España, aunque no muy bien parada la verdad, sólo se salva Cataluña.
Podéis leer la novela on line en cualesquiera de estos dos enlaces, aunque tardéis semanas, os gustará como escribe:
http://www.busateo.es/busateo//Libros-i ... ca/PDF.pdf
http://inabima.gob.do/descargas/bibliot ... magica.pdf
Aunque en realidad yo quiero el hilo para otra cosa, es sólo que como hoy es el día del Libro he decidido regalaros uno.