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- LunaOskura
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Colmo (Capítulo 6)
Una vez maté a un hombre por una triste porción de pizza. Una vez el sino quiso que, en un fatídico día de mozarella y peperoni, llamara a una puerta. Pero esto no es lo peor. Tras muchos años de profunda cavilación... ¿¿¿¿Qué coño significa "mil uno mil uno, novecientos, mil uno cero cero contesta" ????
Una vez maté a un hombre por una triste porción de pizza. Una vez el sino quiso que, en un fatídico día de mozarella y peperoni, llamara a una puerta. Pero esto no es lo peor. Tras muchos años de profunda cavilación... ¿¿¿¿Qué coño significa "mil uno mil uno, novecientos, mil uno cero cero contesta" ????
Sinceramente, querida, me importa un bledo.
- LunaOskura
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Un día cualquiera en vete tú a saber donde
_ Te apuesto un brazo a que "nuestros humanos", con el paso de los tiempos, serán capaces no sólo de evolucionar tanto tecnológica como científicamente, sino que sus mentes y espíritus se abrirán al mismo paso, cual flor en primavera. Se amaran y ayudarán unos a otros, pues de la misma materia y de la misma esencia están compuestos, y juntos avanzarán ante las adversidades de este universo que nos ha tocado vivir. A lo mejor hasta nos darán ejemplo a nosotros, viejas almas desgastadas.
_ Jajajaja.
_ Te apuesto un brazo a que "nuestros humanos", con el paso de los tiempos, serán capaces no sólo de evolucionar tanto tecnológica como científicamente, sino que sus mentes y espíritus se abrirán al mismo paso, cual flor en primavera. Se amaran y ayudarán unos a otros, pues de la misma materia y de la misma esencia están compuestos, y juntos avanzarán ante las adversidades de este universo que nos ha tocado vivir. A lo mejor hasta nos darán ejemplo a nosotros, viejas almas desgastadas.
_ Jajajaja.
Sinceramente, querida, me importa un bledo.
- LunaOskura
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Las llamas de la tentación
Bailan, se mueven. Oh, Dios bendito, esas curvas rítmicas que me encandilan. Mis pupilas decrecen y se alimentan de cada movimiento. Ellas despiertan en mí lo más salvaje del alma. Maldita sea. Me atraen, tengo que echar más leña al fuego.
...
Sirenas a lo lejos me alertan, desisto en mis intentos y dejo caer la lata de gasolina. Salgo por patas y se me cae el puto mechero por el camino.
Bailan, se mueven. Oh, Dios bendito, esas curvas rítmicas que me encandilan. Mis pupilas decrecen y se alimentan de cada movimiento. Ellas despiertan en mí lo más salvaje del alma. Maldita sea. Me atraen, tengo que echar más leña al fuego.
...
Sirenas a lo lejos me alertan, desisto en mis intentos y dejo caer la lata de gasolina. Salgo por patas y se me cae el puto mechero por el camino.
Sinceramente, querida, me importa un bledo.
Un poquito más largo que "micro":
Semana
Sí, me emborraché. Me emborraché porque quería, porque creía que dos o doscientas copas de más sólo podían hacerme bien, llegados a cierto punto.
Me emborraché: la calle se convirtió en un personaje, más, interesante, se llenó no sólo de personas que querían socializar conmigo, sino de objetos extraños, bizarros, con sentimientos, objetivos claros y toda clase de usos imaginativos para todo aquel que supiera hacerlos funcionar.
Me encontré, y nunca he dejado de maravillarme por este hallazgo, con la taza de un váter. Por una parte, a pesar de lo que digan de la porcelana, no es tan blanca por debajo, y yo soy de los que discriminan por los detalles, no por el conjunto. Por otra parte aun, siempre me ha ocurrido que los que son objeto de mis inquisiciones cuando la ebriedad me domina, se demuestran más hostiles hacia mi persona cuando la potencia del alcohol remite y se transforma en la remansada y tierna inconsciencia que habitualmente me embarga, así que como nunca, nunca, he creído muy inteligente estar a mal con alguien que tiene tus huevos a mano tan a menudo como defecas, me abstuve de todo intento de aproximación. Uno estará borracho, pero no deja que sus engranajes derrapen estúpidamente.
Me encontré con un pie de lámpara. Era de caoba, roja, esa de la veta tan densa, sin barniz, sin laca, sólo cera, años y años de cera. Debería rondar los siete kilos y los sesenta años, tenía un par de curvas bonitas, trabajo fino de ebanista que recordara las femeninas... como todas las curvas. Me lo llevé a casa. Es un pie de lámpara, pero lo voy a llamar una pie de lámpara porque, si algo era, era femenina... como cuando dices "es una ingeniero" o "una arquitecto". Pesaba, como digo, más de cinco kilos y menos de diez, era madura, envejecida con cuidado. ¿Qué hacía en la calle? Aún no lo sé, pero siempre me ha parecido muy bonito decir que yo la saqué de allí. Cuando uno tiene en sus manos una pesada pie de lámpara de madera recia, sólo se le ocurren maneras de reventar cosas, se imagina cristales rotos, coches abollados, y gente corriendo asustada. Intimida más que un bate... más que un váter. ¿Es el temperamento de ella? ¿Es mi temperamento? Creo que es una eficiente simbiosis. Mientras ella no se sienta maltratada, todo va sobre ruedas. Derrapan.
Hoy, jueves, la pie de lámpara descansa junto a la cabecera de mi cama... no hubiera sido apropiado que se quedara a los pies, ya tiene suficiente con lo suyo. La uso como perchero.
Me he levantado esta mañana, inconsciente, aletargado, el teléfono martilleando en los tímpanos, sacando sus Fídicos relieves.
Cuando he vuelto al lecho, la he confundido con una persona. Se ofenderá si la llamo persona, ¡pero es que ha sido así! Vestida de ropas femeninas -¡¡angora!! ¡Ay, angora!- con su perfecto metro setenta y sus bonitas curvas. Me he sorprendido. He estado a punto de preguntarle la hora.
Semana
Sí, me emborraché. Me emborraché porque quería, porque creía que dos o doscientas copas de más sólo podían hacerme bien, llegados a cierto punto.
Me emborraché: la calle se convirtió en un personaje, más, interesante, se llenó no sólo de personas que querían socializar conmigo, sino de objetos extraños, bizarros, con sentimientos, objetivos claros y toda clase de usos imaginativos para todo aquel que supiera hacerlos funcionar.
Me encontré, y nunca he dejado de maravillarme por este hallazgo, con la taza de un váter. Por una parte, a pesar de lo que digan de la porcelana, no es tan blanca por debajo, y yo soy de los que discriminan por los detalles, no por el conjunto. Por otra parte aun, siempre me ha ocurrido que los que son objeto de mis inquisiciones cuando la ebriedad me domina, se demuestran más hostiles hacia mi persona cuando la potencia del alcohol remite y se transforma en la remansada y tierna inconsciencia que habitualmente me embarga, así que como nunca, nunca, he creído muy inteligente estar a mal con alguien que tiene tus huevos a mano tan a menudo como defecas, me abstuve de todo intento de aproximación. Uno estará borracho, pero no deja que sus engranajes derrapen estúpidamente.
Me encontré con un pie de lámpara. Era de caoba, roja, esa de la veta tan densa, sin barniz, sin laca, sólo cera, años y años de cera. Debería rondar los siete kilos y los sesenta años, tenía un par de curvas bonitas, trabajo fino de ebanista que recordara las femeninas... como todas las curvas. Me lo llevé a casa. Es un pie de lámpara, pero lo voy a llamar una pie de lámpara porque, si algo era, era femenina... como cuando dices "es una ingeniero" o "una arquitecto". Pesaba, como digo, más de cinco kilos y menos de diez, era madura, envejecida con cuidado. ¿Qué hacía en la calle? Aún no lo sé, pero siempre me ha parecido muy bonito decir que yo la saqué de allí. Cuando uno tiene en sus manos una pesada pie de lámpara de madera recia, sólo se le ocurren maneras de reventar cosas, se imagina cristales rotos, coches abollados, y gente corriendo asustada. Intimida más que un bate... más que un váter. ¿Es el temperamento de ella? ¿Es mi temperamento? Creo que es una eficiente simbiosis. Mientras ella no se sienta maltratada, todo va sobre ruedas. Derrapan.
Hoy, jueves, la pie de lámpara descansa junto a la cabecera de mi cama... no hubiera sido apropiado que se quedara a los pies, ya tiene suficiente con lo suyo. La uso como perchero.
Me he levantado esta mañana, inconsciente, aletargado, el teléfono martilleando en los tímpanos, sacando sus Fídicos relieves.
Cuando he vuelto al lecho, la he confundido con una persona. Se ofenderá si la llamo persona, ¡pero es que ha sido así! Vestida de ropas femeninas -¡¡angora!! ¡Ay, angora!- con su perfecto metro setenta y sus bonitas curvas. Me he sorprendido. He estado a punto de preguntarle la hora.
[...] se vio tragado por la boca de una decadencia larga y serpenteante, de la que no volvería a salir hasta que, al final mismo de sus días, se enamoró por fin de su mujer.
- _KraD_
- Bomba Sexual del pHoro<br><b>Ñrgggg</b>
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- Registrado: 01 Sep 2003 13:06
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Peor para el sol.
Me había comentado que la odió tanto que decidió no volver a verla nunca más.
El salia de día y ella rondaba de noche.
Prometió no volver a cruzarse en su camino.
Mintió.
El otro día los vi besarse.
Yo y media Spaña.
Tres euros me cobraron por las putas gafas solares.
}:-D
Me había comentado que la odió tanto que decidió no volver a verla nunca más.
El salia de día y ella rondaba de noche.
Prometió no volver a cruzarse en su camino.
Mintió.
El otro día los vi besarse.
Yo y media Spaña.
Tres euros me cobraron por las putas gafas solares.
}:-D
Última edición por _KraD_ el 04 Nov 2005 01:37, editado 1 vez en total.