"The taking of Pelham 123"...o lo que ocurre cuando tomas una de las mejores películas de intriga de las últimas tres o cuatro décadas, un clásico inmortal del género, y dejas que el inútil de Tony Scott haga
su versión. El resultado es que no hay nada de lo que hacía grande la película original. No hay cinismo ni humor. No hay sentido del ritmo; todo son planos enloquecidos típicos de videojuego (vamos, el clásico videoclip tecno de Tony Scott). Se carga secuencias que originalmente eran memorables y estaban repletas de tensión, como el transporte del dinero del rescate a través de Nueva York: en la nueva versión, aquella secuencia tensa y abrumadora queda reducida a cuatro choques dignos del "GTA San Andreas". Todo el duelo psicológico con los secuestradores se transforma en una retahíla de estupideces en boca de un alocado Travolta. Por no haber, ni los secuestradores están ya uniformados ni se llaman unos a otros "Mr. White" o "Mr. Blue"... porque Tarantino copió la idea en su momento y ahora supongo que no querían que el público mongolo pensaba que se copiaban del propio Tarantino. El único personaje que conserva
algo del espíritu original es el alcalde interpretado por James Gandolfini, pero la verdad es con sólo dos o tres líneas cachondas, se queda en nada comparado con el de la otra película.
Probablemente, de entre todo lo malo, lo peor son dos cosas: que una película de intriga cínica, cinematográficamente calculada al milímetro, haya sido tranformada en una de acción sentimentaloide con un montaje epiléptico infumable; y que hayan cambiado todo el tercio final de la historia, cargándosela por completo. Incluyendo el detalle imperdonable de modificar el cachondísimo final original.
Vamos, un despropósito que supongo entretendrá a quien no haya visto nunca la original de Walter Matthau y Robert Shaw. Pero es una pena entrar en contacto con semejante historia viendo el infumable remake de Tony Scott.
Eso sí, los cuatro actores principales son neoyorquinos; es un detalle.
Por citar algo bueno:
