Hay que decir que en un principio The Fountain estaba siendo preparada como una superproducción a la que la Warner Bros le había dado un presupuesto de 100 millones de dólares, pero que poco antes del rodaje el protagonista, Brad Pitt, echó el culo patrás por quejas del guíon y todo se fué al ojete. Él a grabar Troya.
Pero al amigo Aronofsky se le metió en sus santos cojones hacer este flin y, tras rechazar proyectos como la última de Batman consiguió sacar adelante The Fountain, esta vez con Hugh Jackman (a.k.a. Lobezno (que, por cierto, me gusta menos que la cazaya con orín)) y 35 milloncetes de piedrólares.
Va del amigo Hugh viajando en el tiempo (al año 1500 y al 2500) para buscar lo típico: el amor y la inmortalidad.
Yo pamí que habrá que verla.
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