¿Quién no se acuerda de este enorme pero pequeño gran negrito? Su nombre real es Emmanuel Lewis, y a mediados de los 80 invadió nuestras pantallas con litros de almíbar que nos hacían desear su muerte lenta y viscosa, pero en el fondo lo adorábamos porque era enano (reconocedlo).
Pero no un enano cualquiera, sino uno liliputiense, de esos proporcionados hasta la adolescencia y que luego muestran rasgo de amorfismo que los hace pasto de burdas risas (sic)
Emmanuel tenía una vida plena; fumaba puros y otros cigarros caros y bebía güiskises como un cosaco, derramando los vasos sobre los pezones de tres zorras de ébano y succionándolos luego con fruición. Era un ser feliz:
Estoy forrado, no sé leer y tengo un rabo que me llega a las rodillitas
Pero luego se arrejuntó con mala gente que lo llevaba a las tragaperras de frutas, lo incitaba a irse de los bares sin pagar los cafeses y a votar a Zapatero; fue el principio del fin.
Mis nuevos amigos son la caña y me invitan a chupitos de callos, pero el raro de la derecha se va a morir hoy
Lo puto peor fue echarse un novio macarra que le pegaba palizas sin avisar y nunca le daba los buenos días:
Actualmente se traviste de mesa camilla y como es obeso necesita de un voluntario de Cáritas para que le de vuelta con un palo y asín poder rodar calle abajo con los niños, esos amigos que nunca lo olvidaron y hoy hacen sus delicias, lo llenan de orines y lo apalean sin piedad porque es un enano obeso sin un puto dólar; aún así, esos son sus mejores momentos y esos hijosdeputa con acné sus mejores (únicos) amigos hoy por hoy.
Así de triste pero reveladore es la vida, queridos. Si queréis ayudar a Webster, lavaos bien los dientes. No le afectará mucho, pero en el interior de una enana roja, le hará muy muy felis.
Esto es para todos los que aún dudéis de la holgura moral de este hijodeputa:
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