
Ahora tomémonos todos unos Danaos para celebrarlo.

Cualquiera que tenga una vida sexual más allá del misionero, preferirá un batido a un zumo. Si te gusta el sexo oral (apuesto a que sí), sabrás de qué te hablo. Y si no, prueba a coger a tu chica: átale las manos detrás de la espalda, y véndale los ojos. Moja tus dedos en su batido favorito, y mételos en su boca; deja que te los chupe, úntale los labios para que los limpie con la punta de su lengua. Y después derrama un poco de batido sobre su cuello y deja que se estremezca sintiendo el frío recorriendo su piel poco a poco hasta llegar a sus pezones; seguro que tu no te puedes resistir a semejante manjar, y tu boca los buscará como si el batido manase de ellos directamente.
Y puedes dejar que escurra un poco más, y que llegue hasta su sexo, que se sienta empapada, que le gotee entre los muslos. Y desde allí bebértelo, lamerlo, limpiarlo con tu lengua hasta que no quede nada, mientras tu chica, atada y con los ojos vendados, no puede hacer otra cosa más que gemir y retorcerse de placer.
Esto también se puede hacer a la inversa: y es que probablemente no haya nada más placentero que mirar como una chica, de rodillas frente a ti, te la chupa una y otra vez, primero despacio y luego cada vez más rápido, jugando con su lengua, apretándotela, cambiando de ritmo, haciéndote tocar el cielo, mientras tú no tienes que hacer nada más que mirarla y disfrutar. Te aseguro que la chica hará esto mucho más entusiasmada si te la unta en batido y la usa a modo de cuchara.