Anime Land!
- The last samurai
- Ulema
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- Mr. Blonde
- Ulema
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Prez escribió:The last samurai escribió:Mclaud escribió:La Princesa Mononoke en Cuatro esta noche.
Vale la pena?.
Para ti, no.
Para mí tampoco: ñoñada extrema.
Nada que ver con la magnífica Porco Rosso.
Para el critico de El Mundo, tampoco.
En fin, llegado el momento vere si me animo o no.
tonetti escribió:¿Estás intentando razonar con Maclukis? (...) BAstante dacuerdo con macklukis (...) Muy de acuerdo con lo que dice maclakis
La Princesa Mononoke es maravillosa, a pesar de que la llegue a superar Chihiro.
Culturas inexistentes, mundos inventados, criaturas fantásticas, lucha entre el no-bien y el no-mal, viajes emocionantes y la imprescindible escena con alud de masa gelatinosa que es la firma de Miyazaki.
Si Chihiro es el 10, Mononoke es el 9.
Culturas inexistentes, mundos inventados, criaturas fantásticas, lucha entre el no-bien y el no-mal, viajes emocionantes y la imprescindible escena con alud de masa gelatinosa que es la firma de Miyazaki.
Si Chihiro es el 10, Mononoke es el 9.
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- Ulema
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- Cíclope Bizco
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El niñico Jesuso berrea desde el coño de María porque no le prestáis suficiente atención a los exquisitos frutos del arte popular que enseña Cíclope Bizco.
Hoy os voy a aconsejar de todo corazón que descarguéis esta dos joyas de animación OCCIDENTAL.
La primera es Fimfárum de Jana Wericha —que viene a decir que Wericha fue el escritor de la antología de leyendas checas, aunque la película es del geniazo de Aurel Klimt—, y no exagero cuando aseguro que es la MEJOR STOP MOTION jamás creada en este chabacano mundo y eso que Alicia en el país de las Maravillas versión checa también se las trae.
Fimfárum de Jana Wericha (2.002)
Mind Game y esta son dos películas que defendería con mi alma ante un tribunal constituido por Belcebú, el padre Apeles, el polígrafo de Telecirco, Fofó y una legión humeante de esos infraseres que opinan tajantemente que el ordenador es una consola con teclado que sólo sirve para buscar citas con obesos como tú, que si ves dibujos con más de dos pelos en la pollica te parte un rayo y si sobrevives, la mendicidad es tu justo destino.
Fimfárum —que cuenta con 2ª parte rodada en 06, pero obviamente de menor alcurnia— es una película para niños traviesos o adultos demasiado serios; es turbadora de cabo a rabo, con moralejas homicidas y plantamientos de cuento de terror gótico pasando por personajes plastidecor y chistes irónicos que te conducen a la lágrima salpicante.
Hay demonios, brujas, fantasmas, duendes, espíritus elementales y toda clase de seres de leyenda pero lo que de verdad hace esta obra tan sublime es la actuación —a veces cicatera y maligna y tantas otras pánfila y abnegada— de las gentes y simpáticos campesinos que como en una tragedia griega, siguen perforando sus errores dónde ya había boquetes de negligencia. Aquí, no todo es final feliz.
Mi versión, la mejor, está —mal— escrita con «n» Finfarum y atiende al nombre de este archivo:
Finfarum.(Jana.Wericha).Xvid.Ac3.by.Kekoelfreak.avi
American Pop (1.981)
De entrada cualquier película que trate de música ya tiene un 7 en mi escala de valores. Pero esto me sobrepasa y alela, porque además, es de animación —de Ralph Bakshi (Cool World, Fritz el Gato de Robert Crumb, El Señor de los Anillos, Tigra Hielo y Fuego, etc) para más inri— y se pavonea con una banda sonora cuajada de estrellazas como Janis Joplin, Hendrix, Herbie Hancock, Cole Porter, The Mamas & the Papas, Bob Dylan, Lou Reed, Art Blakey, Louis Prima y Lynyrd Skynyrd con su gloria de tema «Freebird» como broche de oro a la secuencia retropsicodélica con que acaba el peliculón.
Aquí está el trailerpara que ridiculamente concibáis lo grande que es este musical.
El genuino protagonista es la música americana por todo el recorrido del s.XX. Ralph Bakshi siendo de pura raza eslava, no podia menos que comenzar la narración con una carga de cosacos hostigando con un progromo en la misma Rusia de los Zares a nuestra familia protagonista. La película, si bien es fantástica no toma en cuenta el riquísimo potencial de la música negra en América, una lástima que no le bautizaran como Ralph Ngonkoko.
El testigo se lo pasan de padres a hijos heredando con ello traumas, fantasmas del pasado y una más que soberbia aptitud musical. Transcurren 80 años de historia someramente narrados, y es obligatorio acudir al tópico para no deshilachar una trama que aún así es espesísima y brutalmente emotiva.
Zalmie, el niño ruso, crece en la américa de la primera década del XX, es un pícaro que medra en baretos de comedia que siempre insiste en preguntar que cuando le cambiará la voz y será un auténtico hombre: la voz se la acabará de cambiar con metralla enemiga en el gaznate durante la I Guerra Mundial.
Benny es el fruto de una stripper y el cascado Zalmie. Se casa con la hija de un gangster y la preña antes de partir a la II Guerra Mundial; en un olvidado pueblucho francés se topa con un piano y perdido en melancolía toca unas notas creyendo estar en zona aliada. Un nazi escondido y terrblemente emocianado por una migaja de arte durante la cruenta batalla le dice «Danke» y lo fusila de espaldas contra el piano.
Tony es el hijo póstumo de Benny, su madre se volvió a casar bajo los designios de la mafia y todos sus hermanos son neutros, grises, anodinos, no podían haber heredado el gen de la melomanía. Él es el genuino protagonista del musical, es poeta beatnik adicto a la drogaína dura. En su viaje de Long Island hasta California pasa por Kansas dónde se enamora de una camarera de genes escandinavos y se la zumba en el maizal para luego huir lo más caballero que le fue posible. En California traba amistad con una putita que es remedo de Janis Joplin, comparten ácido, jaco y fluídos genitales. Él durante un breve periodo consigue ser el letrista de esta banda de hard rock psicodélico que no es otra que Jefferson Airplane.
En un postrero concierto en Kansas dónde Hendrix es su telonero, un ruabiales llamado Pequeño Pete se les arrima en el backstage y tras unas coincidencias y un flashback de la Casa de la Pradera; Tony descubre que Pete es hijo suyo y del polvo con la camarera de genes escandinavos. Al poco Janis Joplin, la amante de Tony, muere de sobrejacodósis.
Pete y Tony se trasladan a Nueva York y se hacen politoxicómanos chandaleros. Tony da verdadero asco, es un zombie terminal, pero guarda un resquicio de amor paterno cuando desaparece para siempre empeñando la guitarra del chico y consiguinedo algunos pollos para que Pete con menos de 12 años, trafique y pueda vivir de ello. Pete es el chulo arty punk de la Nueva Ola, ya han transcurrido 10 años y es camello, entre otras cositas, de bandas influyentes de la Gran Manzana. Un buen día, durante la grabación de un grupo new wave se niega a pasarle más farly si no le permiten mostrárles la letra y melodia de una canción creada por él... luego... luego me muerdo la campanilla y dejo que vuestras sinapsis se masturben a pleno gusto con la secuencia que le sigue.
American Pop (Ralph Bakshi, 1981).avi
Y de aquí el sub.
Hoy os voy a aconsejar de todo corazón que descarguéis esta dos joyas de animación OCCIDENTAL.
La primera es Fimfárum de Jana Wericha —que viene a decir que Wericha fue el escritor de la antología de leyendas checas, aunque la película es del geniazo de Aurel Klimt—, y no exagero cuando aseguro que es la MEJOR STOP MOTION jamás creada en este chabacano mundo y eso que Alicia en el país de las Maravillas versión checa también se las trae.

Fimfárum de Jana Wericha (2.002)
Mind Game y esta son dos películas que defendería con mi alma ante un tribunal constituido por Belcebú, el padre Apeles, el polígrafo de Telecirco, Fofó y una legión humeante de esos infraseres que opinan tajantemente que el ordenador es una consola con teclado que sólo sirve para buscar citas con obesos como tú, que si ves dibujos con más de dos pelos en la pollica te parte un rayo y si sobrevives, la mendicidad es tu justo destino.

Fimfárum —que cuenta con 2ª parte rodada en 06, pero obviamente de menor alcurnia— es una película para niños traviesos o adultos demasiado serios; es turbadora de cabo a rabo, con moralejas homicidas y plantamientos de cuento de terror gótico pasando por personajes plastidecor y chistes irónicos que te conducen a la lágrima salpicante.

Hay demonios, brujas, fantasmas, duendes, espíritus elementales y toda clase de seres de leyenda pero lo que de verdad hace esta obra tan sublime es la actuación —a veces cicatera y maligna y tantas otras pánfila y abnegada— de las gentes y simpáticos campesinos que como en una tragedia griega, siguen perforando sus errores dónde ya había boquetes de negligencia. Aquí, no todo es final feliz.
Mi versión, la mejor, está —mal— escrita con «n» Finfarum y atiende al nombre de este archivo:
Finfarum.(Jana.Wericha).Xvid.Ac3.by.Kekoelfreak.avi

American Pop (1.981)
De entrada cualquier película que trate de música ya tiene un 7 en mi escala de valores. Pero esto me sobrepasa y alela, porque además, es de animación —de Ralph Bakshi (Cool World, Fritz el Gato de Robert Crumb, El Señor de los Anillos, Tigra Hielo y Fuego, etc) para más inri— y se pavonea con una banda sonora cuajada de estrellazas como Janis Joplin, Hendrix, Herbie Hancock, Cole Porter, The Mamas & the Papas, Bob Dylan, Lou Reed, Art Blakey, Louis Prima y Lynyrd Skynyrd con su gloria de tema «Freebird» como broche de oro a la secuencia retropsicodélica con que acaba el peliculón.
Aquí está el trailerpara que ridiculamente concibáis lo grande que es este musical.

El genuino protagonista es la música americana por todo el recorrido del s.XX. Ralph Bakshi siendo de pura raza eslava, no podia menos que comenzar la narración con una carga de cosacos hostigando con un progromo en la misma Rusia de los Zares a nuestra familia protagonista. La película, si bien es fantástica no toma en cuenta el riquísimo potencial de la música negra en América, una lástima que no le bautizaran como Ralph Ngonkoko.
El testigo se lo pasan de padres a hijos heredando con ello traumas, fantasmas del pasado y una más que soberbia aptitud musical. Transcurren 80 años de historia someramente narrados, y es obligatorio acudir al tópico para no deshilachar una trama que aún así es espesísima y brutalmente emotiva.
Zalmie, el niño ruso, crece en la américa de la primera década del XX, es un pícaro que medra en baretos de comedia que siempre insiste en preguntar que cuando le cambiará la voz y será un auténtico hombre: la voz se la acabará de cambiar con metralla enemiga en el gaznate durante la I Guerra Mundial.
Benny es el fruto de una stripper y el cascado Zalmie. Se casa con la hija de un gangster y la preña antes de partir a la II Guerra Mundial; en un olvidado pueblucho francés se topa con un piano y perdido en melancolía toca unas notas creyendo estar en zona aliada. Un nazi escondido y terrblemente emocianado por una migaja de arte durante la cruenta batalla le dice «Danke» y lo fusila de espaldas contra el piano.
Tony es el hijo póstumo de Benny, su madre se volvió a casar bajo los designios de la mafia y todos sus hermanos son neutros, grises, anodinos, no podían haber heredado el gen de la melomanía. Él es el genuino protagonista del musical, es poeta beatnik adicto a la drogaína dura. En su viaje de Long Island hasta California pasa por Kansas dónde se enamora de una camarera de genes escandinavos y se la zumba en el maizal para luego huir lo más caballero que le fue posible. En California traba amistad con una putita que es remedo de Janis Joplin, comparten ácido, jaco y fluídos genitales. Él durante un breve periodo consigue ser el letrista de esta banda de hard rock psicodélico que no es otra que Jefferson Airplane.
En un postrero concierto en Kansas dónde Hendrix es su telonero, un ruabiales llamado Pequeño Pete se les arrima en el backstage y tras unas coincidencias y un flashback de la Casa de la Pradera; Tony descubre que Pete es hijo suyo y del polvo con la camarera de genes escandinavos. Al poco Janis Joplin, la amante de Tony, muere de sobrejacodósis.
Pete y Tony se trasladan a Nueva York y se hacen politoxicómanos chandaleros. Tony da verdadero asco, es un zombie terminal, pero guarda un resquicio de amor paterno cuando desaparece para siempre empeñando la guitarra del chico y consiguinedo algunos pollos para que Pete con menos de 12 años, trafique y pueda vivir de ello. Pete es el chulo arty punk de la Nueva Ola, ya han transcurrido 10 años y es camello, entre otras cositas, de bandas influyentes de la Gran Manzana. Un buen día, durante la grabación de un grupo new wave se niega a pasarle más farly si no le permiten mostrárles la letra y melodia de una canción creada por él... luego... luego me muerdo la campanilla y dejo que vuestras sinapsis se masturben a pleno gusto con la secuencia que le sigue.
American Pop (Ralph Bakshi, 1981).avi
Y de aquí el sub.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
Nueva Orleans es un museo de muertos.
Nueva Orleans es un museo de muertos.
The last samurai escribió:Para ti, no.
Apuntate un tanto, tenias razon.
¿Noñada extrema? Me parece de las películas más adultas que tiene Miyazaki, sino la que más.
Que sea noña no implica que no pueda ser una pelicula "adulta", eh?. Yo no creo que sean cualidades contrapuestas.
tonetti escribió:¿Estás intentando razonar con Maclukis? (...) BAstante dacuerdo con macklukis (...) Muy de acuerdo con lo que dice maclakis
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