En ocasiones, en raras ocasiones ocurre lo que los alcohólicos llaman “momentos de lucidez”. Son esos momentos en los que el borracho entre melopeas y tajas de vinagre varias abre los ojos y se da cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Todo es claro, diáfano, nítido.
Ve cual es el camino correcto y cual el incorrecto, sus errores y virtudes.
Pasados esos minutos de angustia vuelve a pegar un trago.
- One for the road and one for my baby, tarareaba Sinatra al pegarse dos copazos y volver a la carretera.-
Esto no es solo aplicable a mi cercano gremio de las narices rojas, dedos amarillentos y codos callosos por el noble arte de apoyarse en la barra a ver como la (doble y borrosa) vida pasa. También para aquellos que decidieron enterrar sus sentimientos y emociones bajo toneladas de inconsciencia pues el dolor – si queridos amigos, el dolor- de vivir con sus sueños aplastados, con la incapacidad de afrontar sus batallas o por todas aquellas veces que alzaste tu puño roto al cielo sin respuesta es tal que es preferible apartarlo o ignorarlo ya que de permanecer siempre consciente de el te impediría dar un paso y mirarías con ojitos golosos ese hueco tan apetecible del horno de gas para hecharse una siesta ( solo cinco minutos) o pegar un saltito desde un octavo piso escuchando la cabalgata de las valkirias a todo volumen.
¿Sabéis el chiste del tipo que se tiro desde un rascacielos?
No es realmente un chiste pero me gusta llamarlo chiste, equisdé equisdé.
El caso es que los que se encontraban cerca de las ventanas del edificio pudieron escuchar al suicida mientras caía hacia una muerte segura: “Por ahora todo va bien, por ahora todo va bien”
¿Y con todo esto a donde quiero llegar?
Pues ni puta idea pues desde que empecé este texto ya han pasado varios minutos y mi momento de lucidez no etílica ya paso y vuelvo a un agradable estado de subnormalidad profunda.
Ñrgh
*burp*
Moraleja del asunto: Como dijo Alan Moore en la entrevista del final de Serpientes y Escaleras: “¡Y por las tetas!”
Henry Hill escribió:The hardest thing was to leave the life.
I love the life.
We were treated like movie stars with muscle. We had it all.
Our wives, mothers, kids, everybody rode along.
I had bags filled with jewelry stashed in the kitchen.
I had a bowl of coke next to the bed.
People call them rats because they will do anything to survive.
- Objection! - Objection sustained.
- I know nothing about being a rat. - You know everything about it!
Anything I wanted was a phone call away.
Free cars. Keys to a dozen hideouts all over the city.
I'd bet grand over a weekend...
...then blow the winnings in a week or go to sharks to pay the bookies.
Didn't matter.
It didn't mean anything. When I was broke I would go rob some more.
We ran everything.
We paid off cops. We paid off lawyers. We paid off judges.
Everybody had their hands out. Everything was for the taking.
And now it's all over.
That's the hardest part.
Today everything is different.
There's no action. I have to wait around like everyone else.
Can't even get decent food.
After I got here I ordered spaghetti with marinara sauce...
...and I got egg noodles with ketchup.
I'm an average nobody.
I get to live the rest of my life like a schnook.
Grande donde los haya el final de Uno de los nuestros, grande.
Se necesitaria un Operador de clase A de Google para encontrar a) el monologo del final traducido y/o/u transcrito directamente o b) un fotograma del final de la peli con Ray Liotta en bata y con cara de circunstancias.