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http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=337071
Denuncian el vertido ilegal de tóxicos en los ríos para la pesca furtiva
El uso de lejía y de carburo cálcico facilita las capturas y contamina el cauce.La Federación de Pesca solicita más vigilancia en zonas fluviales y embalses.
Los ríos aragoneses sufren vertidos tóxicos ilegales utilizados cada vez más a menudo por pescadores furtivos. La Federación Aragonesa de Pesca y Casting ha denunciado la muerte indiscriminada y masiva de peces a causa de estas prácticas, que llevan a cabo, señalan, ciudadanos extranjeros. Reclaman un aumento de la vigilancia en cauces y riberas.
El aumento en el uso de lejía o el carburo ha hecho saltar la voz de alarma al colectivo de pescadores que son conscientes de la irreparable pérdida de la población piscícola y del deterioro en la calidad de las masas hídricas, sin que se adopten, aseguran, "soluciones al respecto".
Muchos han visto con sus propios ojos cómo se vierte lejía para eliminar la oxigenación del agua y cómo los peces sufren de asfixia. "No mueren envenenados, sino que se quedan aturdidos hasta quedar asfixiados. De esta manera, no supone ningún tipo de peligro para el consumidor", añaden.
Otra de las prácticas de moda es la introducción del carburo cálcico, que revienta el pescado y eleva los pedazos hasta la superficie. También hay personas que se dedican a realizar descargas eléctricas por medio de la batería de sus coches, aunque el resultado suele ser menos efectivo que los métodos anteriores.
El asunto trae de cabeza a la Federación Aragonesa de Pesca y Cásting (FAPyC). "El envenenamiento se ha convertido desgraciadamente en una práctica generalizada, que va en aumento. O se corta ahora cuando todavía estamos a tiempo o nos vamos a encontrar sin escenarios y sin peces", apunta su presidente, Ramón Rodríguez. Asegura que es necesaria "una vigilancia exclusiva en los ríos para erradicar este gran problema que afecta a la fauna piscícola, a la calidad de las aguas y al deporte de la pesca".
VIGILANCIA COMPARTIDA En la actualidad, la vigilancia en los ríos y embalses corresponde al Seprona de la Guardia Civil, Agentes del Protección de la Naturaleza y Guardería Fluvial de la CHE, que deben compaginar dicha labor con otra serie de competencias en el medio natural. "Llevamos mucho tiempo solicitando más recursos humanos. La única solución es destinar brigadas específicas que se dediquen solamente a vigilar las riberas", admite Rodríguez. Desde la FAPyC se invita a que todo pescador denuncie cualquier "atentado que se lleve a cabo contra la fauna piscícola en los ríos aragoneses".
Hasta el momento, los grandes perjudicados han sido los embalses de La Tranquera, Arquillo, las Torcas y el Mar de Aragón, y determinados ríos de alta montaña. En ellos, las carpas, barbos, truchas, basses y madrillas son las principales víctimas que han ido cayendo en las redes de esta práctica ilegal y denunciable.
AUMENTO DEL FURTIVISMO Si la aparición del veneno ha embadurnado los cotos y escenarios libres de pesca, el aumento del furtivismo entre los pescadores extranjeros es palpable. El organismo federativo estima que unas 20.000 personas pescan sin licencia en Aragón. Más del 60% de ellos son aficionados a los ciprínidos y silúridos y proceden mayoritariamente del Este de Europa. "La Ley de Pesca no contempla fuertes sanciones económicas para los infractores y además resulta complicado pillarlos. Algunos utilizan métodos muy rudimentarios, que se escapan a simple vista, y otros van en grupos y se avisan desde lugares estratégicos", afirma el presidente de la FAPyC. "Las sanciones tendrían que ser más duras. No vale solo con retirarles la caña, ya que al día siguiente los ves pescando de nuevo", explica.
El Mar de Aragón se ha erigido como uno de los lugares más frecuentados por este tipo de personas. La expansión de esta práctica ha motivado problemas de uso en los refugios de pescadores o de zonas utilizadas por las sociedades federadas, gestoras de los cotos.
Los ejemplares capturados se emplean para el consumo propio y la venta ambulante dentro y fuera de Aragón. La carpa y los siluros suelen ser piezas culinarias muy apreciadas por algunos extranjeros. Gracias a su comercialización consiguen ingresos. "Todos sabemos que hay muchas personas que se dedican a vender siluros en restaurantes chinos. Y eso para ellos supone una gran inyección económica. De ahí, que les dé lo mismo que les impongan una simple multa cuando les pescan sin licencia, ya que a cambio, ganan grandes sumas de dinero", comentan los pescadores.
He comentado la noticia con varios compañeros de trabajo que son aficcionados a la pesca. Ellos siempre devuelven la presa al río, que es lo que se suele hacer de siempre, independientemente de su tamaño. Pero me han confirmado las dos cosas que se comentan en esta noticia:
1) han recibido más de una vez peticiones de personas chinas para comprar los siluros que pescan. Los hacen pasar por rape en los restaurantes. El siluro es una especie no autóctona que hace algunos años fue introducida por algún desalmado en estas aguas de mi tierra, junto a algunas pirañas. Este pez crece rápida y enormemente (llega a alcanzar los dos metros y medio de longitud y los 100 kilos de peso) y ha ocasionando grandes destrozos en la biodiversidad de nuestros ríos y embalses, pues genera el desplazamiento de especies autóctonas. Aquí no es apreciado por su carne. Y yo me pregunto que si esto se regularizara podría valer como "medida preventiva" contra su invasión.
2) la creciente inclinación de extranjeros, mayoritariamente de nacionalidad rumana, que se llevan todo lo que pescan a casa. Lo cual no me parece mal, mientras cumplan las normativas, pues la pesca tiene su origen en la supervivencia, que es alimentarse. Aunque hoy en día en nuestra sociedad se considere un mero deporte.
Pero... ¿Recurrir al daño del medioambiente para una mayor productividad?
