Ned es un niño normal y corriente que juega con su perro en un campo de girasoles. De repente su perro es atropellado por un camión y muere ante sus ojos, pero cuando se acerca a comprobar su estado y toca el cadáver, este resucita.
Ya en casa a su madre le revienta una vena del cerebro y muere mientras le asea. Ned pone a prueba sus poderes y logra resucitarla rozándole la mejilla, sin embargo no todo es tan bueno como parece porque pasado un minuto el padre de su vecina Chuck, de la que Ned está enamorado, se desploma en el jardín. Condena así a su vecina a una vida de reclusión con sus dos tías, unas bailarinas acuáticas agorafóbicas.
Es esa misma noche, tras que su resucitada madre le bese en la frente mientras le arropa, cuando descubre otro aspecto de sus poderes:
Un toque... vida.
Dos toques... muerte, para siempre.
Muchos años han pasado y Ned es el mejor pastelero de la ciudad, además de llevar a medias un negocio clandestino con un detective privado de pacotilla: Resucitan cadáveres, les extraen información, los matan de nuevo, capturan al asesino y cobran la recompensa. Todo bien hasta que un día el cadáver a resucitar resulta ser la propia Chuck.
¿Cómo seguirá todo esto?
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Dadme dosis de humor negro en una atmósfera digna del Tim Burton más colorista para realizar una historia de amor con situaciones de lo más surrealistas.
Estoy más que enganchado ¡Bajaosla!
Sí, una de las bailarinas acuáticas es la protagonista de "La pequeña tienda de los horrores".
