Esta es Megan Meier, una adolescente de trece años de un pueblo de Missouri que se suicidó hace aproximadamente un año. Megan había tenido una vida llena de altibajos emocionales, depresiones y problemas de autoestima, pero estaba consiguiendo remontar. Por lo demás era una adolescente relativamente normal. Durante las últimas semanas de su vida se había hecho un perfil en Myspace con la vigilancia de su madre, que monitorizaba cada una de sus conexiones. Megan le pidió permiso para añadir a su lista de amigos a un tal Josh Evans, de 16 años, un chico que vivía en otro pueblo del mismo estado, que estaba bastante bueno y que parecía muy interesado por ella.
Megan mantuvo contacto con Josh durante unas seis semanas, tiempo en el que llegaron a entablar cierta confianza virtual. Megan llegó a enchocharse. Lo primero que hacía nada más llegar del instituto era conectarse para hablar con Josh, que no parecía importarle su leve sobrepeso. Extrañamente tampoco estaba interesado en pedirle el teléfono, y cuando le pedían el suyo decía que no tenía móvil, y que después de una mudanza reciente su madre no había tenido tiempo de instalar una línea fija. Pero un día la actitud del chico cambió sin previo aviso y comenzó a echarle en cara que era promiscua y que hablaba mal de sus amigos. Además, empezó a enviar boletines con estas acusaciones a todos sus contactos, entre los que se incluían otros chicos y chicas de su mismo instituto.
"Todo el mundo en O'Fallon sabe cómo eres. Eres una mala persona y todos te odian. Ten un descanso de mierda. El mundo será un sitio mejor sin ti."
Megan llamó a su madre en estado de histeria, que estaba fuera de casa porque tenía que llevar a su hermano al dentista y le ordenó que se desconectara. Cuando regresó a casa descubrió que Megan se había ahoracado en su armario.
Lo que parecía un simple caso de suicidio juvenil tomó un giro inesperado que hizo de esta historia un caso suculento para los medios de comunicación. Resulta que Josh Evans nunca existió. Era un perfil falso creado por alguien con el fin de, si bien no provocar el suicidio de Megan, al menos putearla un poco. Y lo más sorprendente es que la persona detrás de Josh no era otro adolescente, sino una vecina de cuarenta y ocho años que vivía a cuatro casas de distancia, Lori Drew. Megan y la hija de Lori habían sido amigas, pero se habían distanciado en los últimos tiempos, y Lori quería averiguar si, además, Megan estaba propagando injurias sobre ella.
Tanto la policía como los señores Meier guardaron silencio respecto a las investigaciones hasta que se determinó que no se podían encontrar evidencias incriminatorias contra la familia Drew. Nadie entró en el dormitorio de Megan a ponerle una soga al cuello. Crear un perfil falso de momento no es delito. Y respecto al último mensaje que Megan recibió, parece que sólo fue leído por el señor Meier, y la policía no pudo encontrar rastro de él. A partir de ese momento, los Meier llamaron a los medios de comunicación y la noticia se propagó por todo O'Fallon. Todos sabían del suicidio de Megan, pero nada sobre el auténtico motivo.
Los Drew se han convertido en la familia más odiada de Estados Unidos y tanto sus miembros como su casa han sido agredidos varias veces por hordas de vecinos que les exigen que se vayan. El matrimonio Meier por su parte está en vías de divorcio.
La noticia, en ingles.
