Juggernaut escribió:Esta teoría cumple las suficientes cualidades para ser una buena teoría descriptiva del ciclo de vida de un agujero de dónut: Toma algo de todas las teorías que han elaborado ustedes, y las completa de un modo más elaborado.
Eso no quiere decir que sea la verdadera, es más, espero que ahora completen el trabajo elaborándola todavía más, e incluso rebatiéndola.
He visto tesinas más densas, rebatidas y ante todo, de mayor calado intelectual dentro de la bacinilla más roñosa e inmunda del peor de los cotolengos que acogen, con mano gerontofílica y samaritana, a individuos de tu ignara ralea.
La fétida epistemología que pregonas en gorgoteos diarréicos de sofismas y paralogismos embauca hasta al muy perillán del Sr. Diablo, no siendo así con el más sagaz de los cíclopes. En vaharadas de pestilente majaritontilismo (a.k.a. aristotelismo) hilemórfico ansías embotar el buen juicio de cualquier convidado de mierda presente ante esta emética excreción de ideas.
Y no solo eso, sino que en la sinrazón de este muladar helénico cometes la osadía de presuponer intelecto a la vacuidad de la forma de este alarde de tacañería repostera llamado dónut*. Y es que no hay nada más nauseabundo para un filosófulo de tavernas y esperpento de protocheff como yo, que la bollería industrialmente recauchutada y los dualismos de toca, efebos y no te menees.
Juggernaut escribió:En el momento en que creas un bollo circular, un agujero de donuts "potencial" pasa a ser "real", quedando colmada su vida de agujero de dónut. Tomado de ese eterno repositorio de infinitos agujeros de donuts que nos rodean por todas partes, en el momento en que desaparece el bollo a su alrededor, vuelve a formar parte de la masa inmutable de agujeros de donuts, que es en el fondo de lo que está formado el universo. Ese agujero de donut vuelve, pues, a su hogar, con una vida colmada de recuerdos por lo que llegó a ser en el tiempo en el que fue un verdadero agujero de dónut.
Menudo pastiche Yogurnauta: la perfección armónica del círculo pitagórico, potencia/acto del profesor apaleado de Alejandro el que te arrea con el Mango, utilitarismo ontológico de libros saldados de autoayuda para frustrados agujeros de dónut, el infinito caos organizador del ápeiron glaseado, el temible ourobouros cíclico y autófago, el inasible concepto del nous universal y reminiscencia de tiro al Platón entre otros cochambrosos dislates.
Tú, cual burgués gentilhombre, acabas de aprender de que has hablado en prosa durante toda tu existencia larvaria en el gran esfínter del mundo. Causalmente, de idénticas cualidades al agujero de un dónut, causalmente digo por tener la materia a estudiar incuestionable remembranza a cierta etapa del comportamiento sexual freudiano pasado entre jadeos y dientes apretados cuando de pequeño te mostraron al, inusitadamente vigoroso para haber sido momificado, negro de Bañolas en los sórdidos cuartos de baños de la Renfe. Y ni dinosauros ni insectos disecados, solo una enhiesta, lacerante y negra serpiente de un único ojo. Y lo peor de todo es que no había ninguna tienda de souvenires del evento a la salida. Vaya chasco.
Ahora ven, acércate a la sabiduría del hierofante. Escucha embelesado esta, mi revelación. El agujero del dónut es Dios.
Ni el equipo de teleoperadoras de Octavio Acebes podría haber alcanzado tamaña aserción. En la cita sibilina de Loco Cósmico se haya mi verdad:
Loco Cosmico escribió:[..]estan en todas partes, incluso dentro de ti hay agujeros de donut, los agureros de donut son omnipresentes, y mucha gente los confunde con dios.
Ah, los confunden los locos y los iluminados como él, mi profeta. El dónut está por encima de mezquinas éticas y presupuestos filosóficos, es la sublime masa frita del saber, del hacer y del existir. Jesucristo es un helado de nata para diabéticos con papilas gustativas castradas; sin embargo Satán es un Xuxo rebosante de obscena y dulce crema embriagadora y cubierta con la quintaesencia del pecado al cacao. El agujero del dónut, simboliza el nihilismo del punto intermedio que se expande ahasta abarcar un universo de tibieza insufrible. Es un dios acéfalo al que la grey del cuerpo policial rinde culto con salvas de pistola reglamentaria y fanfarrias de rutilantes sirenas, un dios que exige rezos hiperglúcidos en los Dunkin' Donuts y su mayor gozo es ver a sus hijos adquiriendo los contornos ventrales de su propia carne esponjosa y glaseada, la hostia del Dios Dónut. Celebremos la eucaristía de la santa providencia edulcorada con una merienda malsana y pantagruélica a base de dónuts a rodantes centenares, astringentes hectólitros de zumo de limones verdes e ingentes cantidades de bocatas de chopped de sucedáneo de croquetas rancias procedentes de un pesimamente considerado pabellón de beneficiencia para mascotas sin hogar.
*Rosquilla para reaccionarios con esperpéntico mostacho de general austrohúngaro.