El síndrome del prisionero.

Trondheim en su línea, con sus reflexiones e inquietudes chistosas sobre la vida familiar, del trabajo y los amigos. Hasta el acontecimiento más cotidiano, o la conversación más banal, resultan grandiosos en manos de este tipo. No es de lo mejor que le he leído, como Mildiu, o Mis circunstancias, pero está muy bien para pasar un ratito ameno. En la misma serie de las "pequeñeces" también es destacable "La maldición del paraguas", que es anterior.

POLLOPUTO escribió:yo me he comprado el MAUS, que lo leí demasiado crío, y creo que ahora es un buen momento para retomarlo.
Yo lo cogería de la biblioteca si no fuera porque el último gilipollas que se lo llevó hace meses no lo ha devuelto todavía. A esta gente habría que amputarle las manos e incrustarles una polla vibradora en cada muñón.