Merleneyer escribió:los ricos no madrugan.
Ni los pobres de solemnidad tampoco, Merle. A mí me encanta madrugar y cada vez más, en sábado o domingo he llegado a levantarme a las seis y media, y de lunes a viernes ya estoy despierto a las seis.
Y si alguna vez conoces a un rico de verdad, de verdad de la buena, de los que se lo curran para ir creciendo, sabrás que son hombres que trabajan muchas horas y duermen muy pocas.
A quien madruga Dios le ayuda.