La ventaja de la taja

[Doctor Beaker]

Venía para casa por una avenida oscura (el distrito bancario a medianoche es lo que tiene) y me quisieron asaltar. Creo que el tipo o bien no tenía con qué cumplir su amenaza de matarme, o bien no se esperaba que lo conminara a no hincharme las pelotas, porque me terminó dejando en paz. No sé qué hubiera hecho de ir sobrio, así que yo por mi parte tengo algo que agradecerle al alcohol... afortunadamente no es una bala en el cráneo.

Salud y eso.

[mayhem]

Ahí tus buebos, Beaker.

A mí la experiencia me dice que lo mejor es ponerse farruquito en esas situaciones, por lo menos hasta que un navajazo en la tripa me demuestre lo contrario.

El caso es que los mangantes con los que me he topado (que por suerte han sido pocos) han resultado ser unas mariconas en cuanto les pones la mano encima.

ONLI DA STRON SURBAIF y esas mierdas.

[Straika]

Si bueno mayhem, eso siempre que el tipo no te saque cuatro cuerpos a lo ancho y dos a lo largo y tú tengas las trazas de pippin el hobbit, pero sin tanto pelo en los pies.

:(

[mayhem]

Eso por descontado, Perestraika. Ya te digo, yo he tenido esa suerte, que los mangurriantes con los que me he topado no eran físicamente imponentes. Porque si me viene technoviking y me dice ven, lo dejo todo. Pero vaya, no sé por Andalucía o Argentina, donde el tema del robo está tan extendido y perfeccionado, pero aquí en Cataluña los ladronzuelos son más bien yonkarras, moricos de alegre vida y gente así a la que incluso un piltrafilla físico como yo puede intimidar dado el caso.

Insisto, siempre y cuando no les dé por sacar una katana o un destornillador manque sea y entonces ya o uno sabe hapkido y vale tudo como Jugger y Kamotxo, o corre como Forest, o lo único que queda ya es bajarse los pantalones y ponerse en pompa.

Hoy me ha contado una persona que podría llamarse hamigo o incluso amigo que el otro día en el metro vieron a un par de rumanos sacándole la cartera del bolsillo trasero (hay que ser primo, también, para llevar la cartera ahí en BCN) a un simpatico guiri. Mi amigo quiso hacer algo, pero su hermano que iba con él, le dijo que mejor no meterse. En esto que irrumpió en escena un autóctono de dos metros y brazos como mi torso y le empezó a soltar guantazos al rumanor. Mientras éste las veía venir muy de aquella manera, el otro rumano hizo una semicircumferencia hasta ponerse a la espalda del autóctono, poniéndose una mano en el bolsillo trasero como si fuera a sacar algo potencialmente mortal de ahí. En esto que el hermano del hamigo lo vio clarinete y se le tiró encima soltándole el infierno en forma de puños en la cabesa y menos mal porque llevaba un cúter y de haberle dado por ahí le podría haber hecho un estropicio importante al señor de dos metros.

Asín están las cosas hoy día, Perestraika, y ya te digo, yo sigo pensando que lo mejor, en caso de duda, es ponerse chulesco. A mí siempre me ha funcionado por lo menos, y por experiencias ajenas sé que bajarse los pantalones de buenas a primeras es una mala elección, quicir que es robo seguro.

En el caso que contaste seguramente yo también me habría puesto en pompa porque el sida es una enfermedad muy de moda y muy puta con la que mejor no flirtear siquiera, eso está claro, y un pinchazo en los intestinos tampoco es precisamente como un puñetazo en la napia.

En fin, que hay que comprarse un señor autóctono de dos metros.

[Diente]

pero sin tanto pelo en los pies.

Casi cuela.

[6dedosgordosdelpie]

Haced el favor de dejar de confundirme.

[LunaOskura]

Yo debo tener mucha suerte, pero hasta el día de hoy no me han atracado jamás. Debo tener cada de pobre o algo asín. Pero sí me he visto envuelta en situaciones delicadas, con yonkarras y lidiando con gente que "acaba de salir de la cárcel" con la marca del payaso en la comisura de los labios, cosas por el estilo, y mi truco siempre ha sido, y será, poner tono de quinquillera, usando jerga poligonera, y mucha labia.

La vez que más extrañada me quedé fue una noche de invierno zaragozano en la que estaba con una amiga a las 5 de la mañana en un portal del centro. Habíamos salido de un concierto y no teníamos un duro, así que decidimos pararnos de camino a casa para fumar unos pistos. En esto que llega un tipo muy nervioso, y violento, y nos suelta el rollo de que tiene que irse a Madrid urgentemente, y que si teníamos manquefuera cien pesetas. No teníamos, la verdad, así que le dimos de fumar. Con dieciseis años qué vas a hacer.

Y mientras fumaba ansiosamente yo me fijé en que llevaba los vaqueros llenitos de salpicaduras de sangre. Sangre seca. Curioso. Llenito. Pero unos churrutes exagerados.

Mi amiga que era china, y sigue siéndolo para desgracia suya, y ese día hacía viento, y que de por sí siempre tenía los ojos medio cerrados, ni se fijó.

Esa noche fantaseé con asesinatos múltiples.

[The last samurai]

Yo una vez pasé por al lao de un jomeles de esos que tenéis en las grandes ubres y el tipo me echó una mirada de esas como de hamor platónico, como la del perro aquel sospechoso de los sinsons.

Casi me cago encima.

[mayhem]

Hará cosa de una semana estaba yo haciendo un cigarro en la calle, de madrugada, cuando pasó un punki de estos muy terminales, con sus cartones bajo el brazo y una mochila y tal. Supe que me iba a pedir un cigarro nada más verlo, y eso que él llevaba ya un cigarro en la boca, así que no tenía ninguna intención de dárselo ya de antemano.

En esto que se paró a mi lado y se puso a rebuscar en la mochila. Sacó una pistola de estas lectoras de códigos de barras, me apuntó a la cara y me dijo "me invitas a un cigarro?", con el ídem en la boca. Todo ello me resultó bastante chocante así que le dije "¿Perdona??". En ese momento yo ya había cambiado de opinión; el tipo era más alto que yo y parecía el tipo de persona que pisaría un cráneo por un cigarro, y yo no soy el tipo de persona que corre tales riesgos por tan exiguas pérdidas materiales. Sin embargo, tras mi pregunta se me quedó mirando, me enseñó el dedo del medio y se piró.

Hay mucho hamor en BCN por la madrugada. Mucho mucho hamor.

[Lobogris]

usando jerga poligonera, y mucha labia.

O lo uno o lo otro, los dos a la vez imposible.