Posible pero peligroso tratamiento para el SIDA
Posible pero peligroso tratamiento para el SIDA
Parece que dos investigadores han encontrado un virus con características de transmisión similares al del VIH y que anula la capacidad de éste para que el SIDA se desarrolle.
Supongo que estas informaciones hay que cogerlas con pinzas hasta que no se investigue más, de hecho los propios investigadores tienen sus reservas, dicen estar preocupados por la relativa facilidad que han tenido para conseguir este virus y lo que ello significaría si éste fuera replicado con malos fines.
La interesante noticia al completo: http://us.terra.wired.com/news/medtech/0,1269,26037,00.html
Supongo que estas informaciones hay que cogerlas con pinzas hasta que no se investigue más, de hecho los propios investigadores tienen sus reservas, dicen estar preocupados por la relativa facilidad que han tenido para conseguir este virus y lo que ello significaría si éste fuera replicado con malos fines.
La interesante noticia al completo: http://us.terra.wired.com/news/medtech/0,1269,26037,00.html
Se trata de un virus que puede propagarse por vía sexual, al igual que el HIV (aunque si en efecto funcionara, esa propagación podría ser positiva). También es posible que el HIV y el virus terapéutico puedan mutar y recombinarse en un virus totalmente nuevo.
No sé yo hasta que punto puede resultar bueno este tratamiento. Se trata de un virus benigno, que se transmite igual que el del SIDA, pero que no lo curaría. El artículo dice que necesita de el VIH para propagarse y para existir, y que lo único que consigue es impedir que el SIDA se desarrolle, pero no hacer desaparece el virus del organismo infectado.
¿Os imagináis algún momento dentro de nosécuantos años, todo el mundo con una pareja de virus en su organismo? Y sin saber si van a mutar o no...
De entrada siempre es mejor que tener el SIDA.
Por si acaso yo, como los socialistas; de entrada OTAN no.
Supongo que los mas mayores recordareis aquella bonita época de este país en el que sólo había un partido y ellos solos se hacían de oposición.
A ver si alguien encuentra en el gorigori aquellas bonitas pancartas, de entrada OTAN no.
P.D. Siento secuestrar el hilo. De entrada virus contra el virus de SIDA SI!
Por si acaso yo, como los socialistas; de entrada OTAN no.
Supongo que los mas mayores recordareis aquella bonita época de este país en el que sólo había un partido y ellos solos se hacían de oposición.
A ver si alguien encuentra en el gorigori aquellas bonitas pancartas, de entrada OTAN no.
P.D. Siento secuestrar el hilo. De entrada virus contra el virus de SIDA SI!
A la vuelta pasé por al lado de la tuya casa, saqué la cabesa desde mi hauto y grité: CHURETICAS!
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
Curreta escribió:De entrada siempre es mejor que tener el SIDA.
Efectivamente. Aunque de momento, todavía le queda a este invento mucho camino por recorrer, según el artículo van a comenzar ahora a hacer pruebas en animales, es decir, puede pasar infinito hasta que se saque alguna conclusión válida para humanos, pero si de verdad hubieran resultados favorables, aún sin saber con certeza el tema de la mutación, cualquier infectado de VIH querría experimentar con una posible solución, y ya no te digo las repercusiones en países subdesarrollados, donde la transmisión del SIDA está a la orden del día.
Otra cosa será los intereses económicos que se vean implicados en la terápia vírica, la mafia farmacéutica quizá prefiera seguir empastillando a los afectados que perder dinero con una posible solución al problema.
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Yo, la verdad, no sé mucho sobre la industria farmacéutica.
Pero, obviamente, supongo que invierte en la investigación de tratamientos que se antojan rentables, cuando quizá con inversiones mucho menores podrían resolverse ciertas enfermedades crónicas que lo que hacen es proporcionar clientes fijos de larga duración (p. ej. el asma).
Con el SIDA se lleva el mismo camino: lograr medicamentos que no curen la enfermedad, pero que consigan cronificarla definitivamente, para que sus afectados compren determinados medicamentos de por vida.
Obviamente esto tiene sus excepciones, con enfermedades como el cáncer que no se pueden cronificar.
Pero, en fin, business is business.
Pero, obviamente, supongo que invierte en la investigación de tratamientos que se antojan rentables, cuando quizá con inversiones mucho menores podrían resolverse ciertas enfermedades crónicas que lo que hacen es proporcionar clientes fijos de larga duración (p. ej. el asma).
Con el SIDA se lleva el mismo camino: lograr medicamentos que no curen la enfermedad, pero que consigan cronificarla definitivamente, para que sus afectados compren determinados medicamentos de por vida.
Obviamente esto tiene sus excepciones, con enfermedades como el cáncer que no se pueden cronificar.
Pero, en fin, business is business.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
ATENCIÓN TOCHO:
Nicotin escribió:Pero, en fin, business is business.
Sí pero la salud no debería ser un lujo para ricos.
ATENCIÓN, TOCHO ABURRIDO SOBRE LA MAFIA FARMACÉUTICA:
Solo lo cuelgo por si alguien se aburre mucho, tiene que entregar algún trabajo en el cole o se siente irremisiblemente atraido por el tema.
LAS EMPRESAS FARMACÉUTICAS MONTAN EL APARTHEID SANITARIO
Considerado ya sin duda como una catástrofe sin precedentes, el Sida afecta ya a un 1 por cien de la población de la India (4 millones de personas) y a 22 millones de africanos, que representan el 65 por ciento de los infectados por la enfermedad en el mundo. Africa del Sur, especialmente afectada, ha hecho de la lucha contra esta epidemia su prioridad. Pero, más que ayudar en este reto, los laboratorios farmacéuticos, insistiendo en la defensa de sus patentes, sitúan a los tratamientos fuera del alcance de los enfermos y de los países más pobres. Como señala Pilar Estébanez (Presidenta de Honor de Médicos del Mundo-España), las administraciones públicas deben lograr un acuerdo e imponerlo: los medicamentos esenciales para la vida queden fuera de las leyes del mercado.
Artículo por Martine Bulard, aparecido en Le Monde Diplomatique Enero 2000
La fuerte reaparición de la enfermedad del sueño, transmitida por la mosca tsé-tsé mata a 150.000 personas cada año, especialmente en Africa. Para curarla, existe un medicamento -la eflornitina (Ornydil)-, descubierto en 1985 por la firma norteamericana Merell Dow. Vendido al principio a precio de oro (y, por lo tanto, inaccesible para las poblaciones más afectadas) se abandonó enseguida. Como ha heredado la propiedad de este medicamento con la compra de la firma, Hoechst Marion Roussel ha aceptado finalmente ceder los derechos de comercialización a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero ésta no dispone de medios para producirlo. Después de tres años de negociaciones, Médicos sin Fronteras (MSF) espera, junto a otras organizaciones no gubernamentales, que el producto pueda estar disponible a comienzos de este año, al menos parcialmente. Pero, para garantizar la continuidad, hay que contar con la buena voluntad financiera de un mecenas. Bill Gates, el dueño de Microsoft, podría serlo.
El medicamento contra las meningitis bacterianas, particularmente activas en los países del Sur, no tendrá la misma suerte. El cloranfenicol oleaginoso tenía la doble ventaja, según los médicos, de sar fácil de utilizar y poco costoso. En 1995, Roussel Uclaf (que se fusionó con el grupo Hoechst en 1997, formando HMR) dejó de fabricarlo. En un primer momento fue transferido a un laboratorio de Malta, gracias a la Asociación Internacional de Desarrollo (IDA). Hoy ya no existe por falta de financiación.
Tampoco es rentable la molécula contra la leismaniosis, enfermedad parasitaria frecuente en Africa, que produce graves lesiones cutáneas e incluso la muerte. Figura en los planes de los laboratorios pero su producción no ha conseguido despegar porque no se puede garantizar "la recuperación de la inversión". La relación de moléculas descubiertas que figuran en la lista de los medicamentos útiles pero abandonados es muy larga. El doctor Bernard Pécoul, coordinador del proyecto de medicamentos de MSF, destaca que, de las 1.233 moléculas puestas en el mercado entre 1975 y 1997, tan sólo 13 iban dirigidas específicamente contra las enfermedades tropicales. Y tan sólo cinco de ellas son el resultado de la investigación veterinaria (1).
Mientras, numerosas enfermedades (que se creían ya desaparecidas) regresan con fuerza, más virulentas que nunca -el paludismo (malaria), la enfermedad del sueño o la tuberculosis-, los antiguos medicamentos para combatirlas ya no son tan eficaces porque cada vez existen más bacilos multirresistentes, y los nuevos medicamentos tienen precios inalcanzables. Así, no se ha efectuado ninguna investigación seria sobre una vacuna apta para reemplazar a la vieja BCG mientras que hay 8 millones de personas más contagiadas cada año. Entre ellas, el número de pacientes salvables -¿se les debería llamar clientes?- se estima, según MSF, en 400.000. Muy por debajo del umbral requerido para hacer una inversión. En todo el planeta, cada diez segundos muere una persona por tuberculosis (2).
Para que un medicamento se comercialice no basta solamente con que el mercado sea importante (que las tres cuartas partes de la población puedan verse afectadas). También es necesario que dé beneficios. Mucho dinero. Lo más rápidamente posible. Como constata la doctora Grö Harlem Brundtland, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS): "Mas de mil millones de personas van a abordar el siglo XXI sin haberse beneficiado de la revolución sanitaria"(3).
De hecho, las cuatro quintas partes de los gastos mundiales en salud sirven a una quinta parte de la población. Aunque, entre 1993 y 1999, las ventas de medicamentos aumentaron muchísimo en América del Norte y, en menor medida, en Europa, disminuyeron en los países de Africa y Asia, con excepción de Japón. Por lo que respecta al Sida, la constatación en aún más desalentadora: el 92 por ciento de la población mundial sólo tiene derecho al 8 por ciento de los gastos totales. "Si los países ricos no hacen nada", previene el profesor François Bricaire, jefe del Servicio de Parasitología y enfermedades tropicales del Hospital de la Pitié-Salpêtrière (París), "ese desequilibrio terminará por explotar. Las personas saben que, por una parte, existen medicamentos para acabar con la enfermedad y, por otra, están privadas de ellos por falta de medios."
Y así, la triterapia (asociación de tres medicamentos antirretrovirales), que ha permitido reducir en un 60 por ciento el índice de mortalidad de los enfermos de Sida en Occidente, es prácticamente inaccesible en los países del Sur.
"A nuestro servicio llegan enfermos africanos que han ahorrado, céntimo a céntimo, para venir aquí a curarse," añade el profesor Bricaire."Les curamos sabiendo que, en la mayoría de los casos, no dispondrán de medios para continuar el tratamiento una vez que regresen a sus casas. ¿Y qué decir de los que llegan clandestinamente? ¿Quién sería capaz de dejarles abandonados a su suerte? Nos esforzamos al máximo para tratarles. Pero es todo demasiado puntual para sentirse satisfecho."
LOS MEDICAMENTOS. ¿UN PRODUCTO COMO LOS DEMÁS?
Según el Banco Mundial "el número de fallecimientos debidos al Sida en Africa rebasará pronto el número de víctimas -20 millones- de la epidemia de pesta que asoló Europa de 1347 a 1351"(4). Con la diferencia de que, en aquella época, no se sabía como hacer frente al drama. Hoy, la ciencia está en situación de poder frenar la epidemia. Pero muchos intentan ocultar esta realidad haciendo hincapié en la falta de estructuras sanitarias fiables en esos países. Algunos tratamientos de larga duración, como las triterapias contra el Sida, se dice que serían imposibles, e incluso peligrosos. El obstáculo real: las guerras y los desplazamientos de poblaciones han hecho volar en pedazos los sistemas de salud en algunos países; además, las políticas propuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, con sus exigencias de reducción drástica de los gastos públicos, han conducido a un resultado casi idéntico.
Es una amarga ironía ver cómo los que han contribuido al desmantelamiento de las estructuras sanitarias rechazan programas de urgencia...en nombre de las carencias de esos sistemas. No sólo se podrían reconstruir las redes sanitarias sino que ya existen, aquí y ahora, lugares y personal cualificado (médicos y personal sanitario, sedentarios y en misión) para curar las enfermedades infecciosas clásicas y poner en marcha tratamientos positivos contra el Sida. Con la condición de que puedan disponer de medicamentos punteros a precios accesibles.
Los industriales farmacéuticos no parecen dispuestos a emprender nuevas vías. En su oficina de director general del Sindicato Nacional de la Industria Farmacéutica de Francia, Bernard Lemoine no oculta su irritación ante la campaña de las asociaciones sobre esta cuestión. Pone de manifiesto las operaciones positivas de los laboratorios: reducción pasajera de los precios, donación de moléculas inutilizadas, ayudas a Fundaciones. Su conclusión es tajante: "No veo por qué habría que exigir esfuerzos específicos a la industria farmacéutica. Nadie pide a Renault que regale coches a quienes no los tienen". Pero es que, precisamente, el medicamento no es un producto cualquiera.
Las compañías farmacéuticas no sólo imponen sus precios y seleccionan los mercados que pueden hacer subir sus acciones en las Bolsas, sino que también combaten cualquier iniciativa que se tome al margen de ellas. En Tailandia, para hacer frente a la meningitis de criptococos, una enfermedad mortal a menudo ligada al Sida, no existía hasta el primer semestre de 1998 más que un solo medicamento, el fluconazole, producido allí por el laboratorio estadounidense Pfizer, con el nombre de Triflucan. Eficaz, pero de precio inalcanzable: 12.000 baths (alrededor de 50.000 pesetas) la caja de cincuenta comprimidos. Para un enfermo que empezaba el tratamiento representaba el coste mensual de 15.000baths, una vez y media el salario de un empleado cualificado. Dos empresas tailandesas consiguieron finalmente comercializar un producto equivalente a un precio entre 4.000 y 4.500 baths la caja. Seguía siendo demasiado caro para una gran parte de la población, pero bastante más asequible que el Triflucan. Seis meses más tarde, se prohibía la venta: alertado por Pfizer, el gobierno de los Estados Unidos había amenazado a las autoridades tailandesas con aumentar las tasas de sus principales exportaciones (madera, joyas, microprocesadores...) en el caso de que no dejaran de producir el fluconazole.
En Suráfrica ha ocurrido lo mismo. En 1997 el gobierno adoptaba leyes sanitarias autorizando a las empresas locales a producir tratamientos contra el Sida, o a importarlos, sin pasar por las patentes de las grandes compañías. Inmediatamente, las grandes industrias farmacéuticas norteamericanas -algunas de las cuales tienen filiales en Ciudad del Cabo- se querellaban y presionaban luego al gobierno para tomar medidas de represalia del mismo tipo a las adoptadas en Tailandia. El vicepresidente Al Gore, a la cabeza de relaciones bilaterales Estados Unidos-Suráfrica, se encargaba del asunto.
Desde el inicio de esta política férrea, las asociaciones de lucha contra el Sida (Act-Up-New York, AIDS), o el Consumer Project on Technology de James Love y Ralph Nader, han atacado a los dirigentes norteamericanos. Albert Gore no podía participar en ningún acto público de cara a las elecciones presidenciales sin que se le preguntara sobre el tema. Esta campaña, aliada a la tenacidad del gobierno surafricano, llevaron al gobierno de Clinton y Gore a renunciar, en septiembre de 1999, a cualquier persecución o medida de represalia. En vista de ello los laboratorios retiraron sus querellas. Pero Suráfrica necesitará tiempo antes de poder producir su propio medicamento genérico, aunque haya conseguido una primera victoria.
Para medir el alcance de la situación actual hay que recordar los cambios en las reglas del comercio mundial a partir de la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) (5). De hecho, hasta 1994, cada nación podía definir su política de salud y producir medicamentos genéricos, sin esperar que la patente pasara a ser de dominio público. Por eso India, Egipto y Argentina, por ejemplo, pudieron poner en práctica una política de sustitución de las importaciones y crear una industria farmacéutica local.
Desde 1994, los países adheridos a la OMC tienen que someterse a los acuerdos sobre los ADPIC ("Aspectos de derechos de propiedad intelectual relativos al comercio", en inglés TRIPs). En el marco de esos ADPIC no resulta posible, en principio, producir un medicamento, o comprarlo en el extranjero, sin la autorización (previo pago de royalties) del propietario del invento, que mantiene ese poder durante 20 años.
Sin embargo, por la presión de países como España o Canadá (6), los ADPIC tienen cláusulas de excepción: en caso de urgencia sanitaria o de impedimentos a la competencia (que el inventor se niegue a la venta, o tenga un precio demasiado alto), cualquier gobierno tiene derecho a recurrir a las "licencias obligatorias" (compulsory licences) y a las importaciones paralelas. Las primeras permiten fabricar un producto sin el consentimiento del inventor y las segundas poder comprarlo allí donde se venda más barato.
Suráfrica, donde un adulto de cada seis es seropositivo según la OMS, es un caso evidente de urgencia sanitaria. Los grandes grupos farmacéuticos lo sabían. Pero, como dice crudamente Jeffrey Trewhitt, el portavoz de la organización internacional del medicamento (la FIIM, Federación Internacional de la Industria del Medicamento), esas leyes surafricanas crearían "un mal precedente que podría minar la legítima protección de las patentes en el mundo. Se puede esperar hasta que ese peligro potencial alcance a muchos países en desarrollo"(7)
Todos los países emergentes sufren presiones espantosas. India, donde tan sólo un tercio de la población tiene acceso a los medicamentos, debería, en el marco de la OMC, renunciar al control de los precios y a la producción de medicamentos genéricos. El resultado sería el cierre de pequeñas empresas y un sector de la población aún menor podría curarse.... "Pero las reformas comprometidas y la liberalización en marcha abren nuevas perspectivas a los laboratorios farmacéuticos", dice, dirigiéndose a los farmacéuticos, la revista Pharmaceutiques (8).
Sin duda es demasiado pronto para sacar una enseñanza profunda de los acuerdos sobre los ADPIC. Pero ya se conocen los problemas engendrados por las medidas de desregulación impuestas a los países de América Latina a partir de 1988. En cuatro años, la subido de los precios de los medicamentos alcanzó en 44 por ciento en Méjico, el 24 por ciento en Brasil y el 16,6 por ciento en Argentina, según la OMS.
Sin embargo, los lobbies de la industria farmacéutica se proponían franquear una nueva etapa durante el Ciclo del Milenio abierto a finales de noviembre de 1999 en Seattle, con la pretensión de imponer la supresión de cualquier excepción a los derechos de patente. Al mismo tiempo, quieren obtener un mayor acceso -gratuito y sin obligaciones- a las plantas de los países en desarrollo, cuyo conocimiento sobre el genoma humano constituye una de las claves de los futuros medicamentos. Dicho de otra manera, quieren disponer a su antojo de la materia prima y poner protecciones cada vez mayores a los descubrimientos realizados a partir de esas plantas, haciéndolos inaccesibles para los países de los que proceden (9)
Además, el depósito de patentes provoca cada vez más dificultades en lo que significa "un hándicap considerable para la libertad de crear", explica el profesor Axel Kahn, antiguo presidente del Comité Consultivo Nacional de Etica. Hasta estos últimos años, argumenta, "existía una diferencia entre los conocimientos -que se descubren y que son un bien de todos- y los productos o procesos, que se inventan y que son objeto de patentes" (10). Cuanta más protección, más se reduce el campo de los conocimientos comunes. Actualmente existe entre cinco y diez veces más información sobre los genomas en los bancos de datos privados -de acceso limitado y de pago- que en el dominio público, al que se puede acceder libremente. Y siete años después de Estados Unidos, Europa autorizó a partir de 1998, las patentes sobre inventos biotecnológicos (11).
Se va hacia una monopolización de la materia viva, doblada en una confiscación de la diversidad genética por un puñado de firmas. Existe un gran riesgo de que se establezca, oficialmente, un directorio tecnológico y financiero de los países ricos, una especie de "G-8" del medicamento que decida todo, desde el nivel de las investigaciones hasta el lanzamiento (o no) de tal o cual producto. Esto aumentaría aún más los desequilibrios: los países desarrollados, muy solventes, dispondrían de terapias punteras, muy costosas y protegidas por el derecho de propiedad intelectual; los otros, podrían disfrutarlas cuando se agotaran los derechos de patente...20 años y algunos centenares de miles de muertos más tarde.
Organización no gubernamentales, asociaciones de personas preocupadas por estos problemas, médicos e investigadores se movilizan contra estos peligros. Aunque no coinciden en las estrategias, todos están de acuerdo en la necesidad de mantener, por todos los medios, en las negociaciones para la reforma de la OMC ("Ciclo del Milenio", etc), las excepciones previstas en los acuerdos ADPIC actuales. Esta base mínima podría dar tiempo para obtener, tal y como propone MSF, una "excepción sanitaria", lo mismo que existe una "excepción cultural". El derecho de las patentes no puede colocarse por encima de las necesidades elementales de la Humanidad. No sería ninguna aberración establecer que las investigaciones sobre el genoma humano y la biodiversidad formaran parte de los bienes públicos mundiales. Se está de acuerdo en que monumentos como el templo de Angkor, o ciudades como Venecia, pertenezcan al Patrimonio de la Humanidad. ¿Por qué no la genética humana? De la misma forma, hay que detener el pillaje en el Tercer Mundo: no solamente debería pagarse un canon por la utilización de especies vegetales de esos territorios, sino que todos los países deberían estar seguros de poder beneficiarse de las terapias inventadas a partir de esas plantas.
¿Cómo combatir sin demora las epidemias que devastan a los pueblos de los países más pobres? Para hacer accesible los medicamentos es posible conseguir (rápidamente) una reducción de los precios sin poner en peligro la salud financiera de los grupos farmacéuticos: los que están establecidos en Francia, por ejemplo, dedican casi tantos fondos a la publicidad y a la promoción como a la investigación: el 11,3 por ciento del volumen de negocios, y el 14 por ciento, respectivamente (12).
Además, Germán Velázquez, Sara Benett y Jonathan Quick, que han estudiado ampliamente los sistemas de sanidad para la OMS, dicen que "el sector farmacéutico tiene graves problemas ligados a la ausencia de competencia, al contrario que el resto de la sanidad" (13). Lo que tiene consecuencias sobre los precios. De hecho, dos tercios del mercado mundial está en manos de una veintena de grupos. Y el movimiento de concentración se acelera, como lo prueba la fusión entre HMR y Rhône-Poulenc, o el acercamiento que está en marcha entre la suiza Novartis y el gigante norteamericano Monsanto...De los 25 medicamentos más vendidos, 20 son norteamericanos. Existe casi un precio mundial único, calculado sobre las tarifas practicadas en los EEUU, entre las más altas del planeta. Algunas personalidades como el doctor Pécoul proponen establecer un impuesto sobre los beneficios de las compañías farmacéuticas que vaya a parar a un fondo destinado a la investigación sobre enfermedades tropicales, y a la producción de productos de primera necesidad.
LA INVESTIGACIÓN DIFICULTADA POR LAS PATENTES
Aunque los grupos farmacéuticos tienen una responsabilidad aplastante, las organización internacionales y los gobiernos no deben quedar exonerados de ella. Es cierto que algunos países, como Francia, han planteado algunas iniciativas: participó en le Programa de Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (Onusida), fue uno de los fundadores del Fondo de Apoyo Terapéutico Internacional (FSTI), que despertó muchas esperanzas en los países pobres. Pero esos programas se encuentran en punto muerto. Francia ha bajado la guardia, Europa permanece inmóvil, EEUU se niega a la mayoría de las acciones colectivas de envergadura.
Por su parte, la OMS ha terminado por apoyar a los países que han recurrido a las "licencias obligatorias", pero sigue estando muy por detrás de las necesidades perentorias. Continúa prisionera de un modelo de funcionamiento opaco y de una concepción desfasada de sus misiones, lo que le impide contar con una capacidad de innovación para construir nuevas alternativas sanitarias a escala planetaria. También es crucia, naturalmente, la falta de recursos financieros. Sin embargo, sería posible diseñar campañas de urgencia, poniendo a disposición de los sanitarios de los países pobres medicamentos al precio de coste (o incluso por debajo). La diferencia la pagarían las compañías farmacéuticas, los gobiernos de los países concernidos, los Estados de los países desarrollados. Después de todo, en los años 50 y 60 ya se adoptó un modelo de este tipo para luchar contra la viruela, enfermedad erradicada del planeta desde 1977.
"El verdadero enemigo no es la prudencia financiera", explica el economista y permio Nobel Amartya Sen, "sino la utilización de los dineros públicos en fines cuyo interés social está muy lejos de resultar evidente, como por ejemplo los gastos militares masivos en numerosos países pobres (...) Es revelador del mundo enloquecido en que vivimos que el médico, el maestro o el enfermero se sientan más amenazados por el conservadurismo financiero que un general o un comandante del ejército del aire"(14). Y añade: "El precio a pagar por la inacción y la apatía son, quizá, la enfermedad y la muerte".
Notas:
1) Bernard Pécoul, Pierre Chirac, Patrice Trouille, Jacques Pinel, "Access To Essential Drugs In Poor Countries. A Lost Battle?", Journal of the American Medical Association, Chicago, vol. 281, 27 January 1997. See also the dossier in the journal Messages, no. 102, January-February 1999, published by Médecins sans frontières, 16 rue Saint Sabin, 75011 Paris. http//www.msf.org/
(2) Figures provided by the WHO. Note that 98.8% of victims live in third world countries.
(3) Dr Gro Harlem Brundtland, statement to the 52nd world health assembly, "Looking ahead for WHO after a year of change", World Health Report, WHO, Geneva, March 1999.
(4) "Intensifying action against HIV/AIDS in Africa", World Bank - Africa Region, Geneva, June 1999.
(5) See Le Monde diplomatique, November 1999. See also André Ferron, Philippe Herzog, Bernard Marx, "Pour un contrôle social du cycle du Millénaire à l'OMC", L'Option de Confrontations, Montreuil, November 1999.
(6) Spain did not fully recognise the patenting system for drugs until 1992, Canada in 1993.
(7) Quoted by Mike McKee, "Tripping over Trips", IP Magazine, San Francisco, September 1999. <http://www.ipmag.com/>
(8) Jean-Jacques Cristofari, "Facettes indiennes aux 23,700 firmes pharmaceutiques", Pharmaceutiques, Paris, no. 53, January 1998.
(9) Jean-Paul Maréchal, "Making merchandise of biodiversity", Le Monde diplomatique, English edition, July 1999.
(10) Axel Kahn, Et l'homme dans tout cela, NIL, Paris, to be published in February 2000.
(11) See The Guardian, London, 15 December 1999.
(12) "L'industrie pharmaceutique: réalités économiques 1999", document published by the Syndicat national de l'industrie pharmaceutique (SNIP), 88 rue de la Faisanderie, Paris.
(13) German Velásquez, Sarah Bennett and Jonathan D. Quick, "Rôles des secteurs public et privé dans le domaine pharmaceutique. Incidences sur l'équité en matière d'accès et sur l'usage rationnel des médicaments", WHO, Geneva, 1997.
(14) Amartya Sen, "Health and development", keynote address to the 52nd world health assembly, Geneva, May 1999.
Siguen encontrando fármacos que ayudan contra el SIDA. Aunque sea salirse del tema de las mafias farmacéuticas (Norna, no he leído ese tocho que publicaste), parece ser que científicos españoles han descubierto que hay fármacos contra el colesterol que son eficaces contra el SIDA. Más información aquí
Lo cual me lleva inexorablemente a pensar que si un medicamente contra el colesterol puede luchar contra el SIDA, ¿que otros efectos secundarios no puede tener cualquiera de los medicamentos de los que usamos (y abusamos) con normalidad?
Definitivamente, esta noche tiro las aspirinas a la basura.
Por si acaso.
Lo cual me lleva inexorablemente a pensar que si un medicamente contra el colesterol puede luchar contra el SIDA, ¿que otros efectos secundarios no puede tener cualquiera de los medicamentos de los que usamos (y abusamos) con normalidad?
Definitivamente, esta noche tiro las aspirinas a la basura.
Por si acaso.
Antes de tirar las aspirinas, yo me iría a la nevera y empezaría a tirar todo lo que encontrase. Son numerosos los casos de reses y aves a las que se les suministra medicamentos para usos no terapéuticos, como propiciar su engorde artificial, el enmasacaramiento de productos en mal estado, promover el crecimiento de la res o simplemente como medida preventiva —vamos, que es como tomarse una aspirina «no me vaya a dar un dolor de cabeza»—. Por no hablar de substancias que no son estrictamente medicamentos, como los pesticidas.
Al fin y al cabo, al consumir cualquier medicamento tenemos la certeza de que sólo consumimos lo que se informa sobre su composición. Pero, al comernos un filete de ternera, no sabemos si estamos ingiriendo también medicamentos, y cuáles en caso afirmativo.
Al fin y al cabo, al consumir cualquier medicamento tenemos la certeza de que sólo consumimos lo que se informa sobre su composición. Pero, al comernos un filete de ternera, no sabemos si estamos ingiriendo también medicamentos, y cuáles en caso afirmativo.
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Prez escribió:Al fin y al cabo, al consumir cualquier medicamento tenemos la certeza de que sólo consumimos lo que se informa sobre su composición. Pero, al comernos un filete de ternera, no sabemos si estamos ingiriendo también medicamentos, y cuáles en caso afirmativo.
Estoy 100% de acuerdo.
NORNA escribió:Sí pero la salud no debería ser un lujo para ricos.
Claro que no. Lo que quiero decir es que, por ejemplo, si hubiesen querido curar el asma, lo hubiesen curado hace años. Pero si no tienes enfermos, no tienes compradores de medicamentos.
Tampoco creo que curen nunca el SIDA: se limitarán a darle al enfermo un medio de mantenerse durante muchos años con el virus.
Mientras los gobiernos declinen toda responsabilidad sobre la investigación en la industria privada, no hay nada que hacer. Yo puedo culpar moralmente a la industria farmacéutica, pero hacen lo que todos: mirar por sí mismos y tratar de ganar dinero. Es una postura egoísta y lamentable, pero el mundo es así.
A quien sí culpo es a los gobiernos.
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