[Dragó Powa] El último libro que te has leído.
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Además tienes apariciones estelares:
"Creíamos haber elevado el comportamiento animal a la categoría de arte. Y entonces conocimos a Ozzy Osbourne"
Por cierto, si te lo compras, quítale la cubierta de papel y echa un vistazo a la portada interior, y verás que de repente parece otra clase de libro. Yo me estuve descojonando media hora con el sutil detalle.
"Creíamos haber elevado el comportamiento animal a la categoría de arte. Y entonces conocimos a Ozzy Osbourne"
Por cierto, si te lo compras, quítale la cubierta de papel y echa un vistazo a la portada interior, y verás que de repente parece otra clase de libro. Yo me estuve descojonando media hora con el sutil detalle.
Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Criadillas escribió:Asias Redrequesón, con que esté en la FNAC me basta, hamigo.
En el de Callao lo tienes en la sección de libros de música, en en lateral del estante de libros destacados. 26 euros.
- Criadillas
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
¿Tambien te lo has leído tu, Macly? Iré el próximo fin de semana a por él.
Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
No, no, es que he pasado por delante y me he acordado de ti.


- ¿Quien es este tipo?
- Ulema
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Mclaud escribió:No, no, es que he pasado por delante y me he acordado de ti.
¿Había pedido una pizza el dependiente?
Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Tengo curiosidad por saber si alguna vez has puntuado 10 y qué novela fue la afortunada porque ésta en concreto, en mi opinión, lo merece. Aun cuando la parte final no sea todo lo perfecta que cabría esperar.poshol na escribió:El mago, de Joh Fowles. Un 8,5.
Definitivamente adoro a esta mujer, y nunca mejor dicho.Doctor Beaker escribió:Tacitas
Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Tengo curiosidad por saber si alguna vez has puntuado 10 y qué novela fue la afortunada porque ésta en concreto, en mi opinión, lo merece. Aun cuando la parte final no sea todo lo perfecta que cabría esperar.
Pues eso.
Un 10 es muy, muy difícil. Diría que casi imposible. Por ejemplo, mi novela favorita es "El maestro y Margarita", pero no le pondría más de un 9'5. Las valoraciones dependen también del momento de la lectura. Por ejemplo, a ese nivel pondría "Norwegian wood", de Murakami, en el momento en el que me lo leí, pero ahora quizá lo rebajaría un poco, ya que para mí fue un descubrimiento. Cuando lo leí no tenía ninguna referencia, ni del escritor, ni de la novela, ya que aún no había sido traducida al español, y es un libro que compré al azar en un aeropuerto, y por eso aluciné con él, pero ahora empieza a resultarme cansina la fiebre Murakami que hay por aquí. Algo parecido me pasa con "Los pilares de la tierra", de Ken Follett, o "Misery", de Stephen King. Al primero le pondría muy buena nota porque, aunque a nivel literario no sea ninguna maravilla, es un libro que me enganchó y me entretuvo mucho. Y el segundo, porque fue el primer libro de King que me leí, con unos 13 o 14 años, y consiguió cautivarme y hacer que me comprara siempre cualquier truño que sacara el escritor.
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Finalmente he terminado...
“Los trapos sucios” de Mötley Crüe.
Bueno, bueno, no se puede decir que este libro no te ofrece lo que esperabas.
Para empezar, ya sorprende el formato en sí: el que los capítulos estén escritos por los diferentes miembros ya añade un punto extra a la historia. A veces cuentan un mismo hecho desde puntos de vista contradictorios (lo cual te hace descojonarte tratando de imaginar quién es más embustero) y además las personalidades de cada uno son más o menos como las esperabas:
Nikki Sixx en su segunda ocupación favorita: hacerle ojitos a las hembras.
Su primera ocupación favorita es, por descontado, chutarse hasta quedar con los ojos en blanco.

Nikki Sixx es quien tiene más protagonismo, como corresponde a su papel de líder del grupo, y es probablemente quien cuenta más historias escabrosas y quien suelta los comentarios más ocurrentes. Narra de forma muy cachonda su cochambrosa infancia y adolescencia (es el más callejero de los cuatro) y después habla sin tapujos de sus años como junkie. Pese a su rol de sex symbol rockero, admite que en lo más álgido de su fama era una piltrafa humana y estaba tan metido en la heroína que llegó a desinteresarse por completo del sexo, incluso estando rodeado de groupies dispuestas a cualquier cosa. También admite abiertamente (cosa que me ha chocado porque es lo mismo que opino yo) que varios de sus discos “clásicos”, compuestos en plena adicción, son básicamente discos muy mediocres con sólo dos canciones buenas que les iban permitiendo tener singles de éxito y seguir en la cima del negocio, follando, drogándose y haciendo el cafre en los hoteles. Por lo demás, en otros asuntos su ¿hipocresía? ¿sinceridad? es espectacular: se pasa todo el libro hablando de Tommy Lee como de su mejor amigo, un hermano, para al final cubrirle de porquería y referirse a él varias veces como un pelele sin personalidad.
Nikki & Tommy: ¿amigos para siempre? Pues la verdad es que, ¡no!

Vince Neil responde por completo a su imagen de chulo de playa creído y arrogante. Tanto él como sus compañeros reconocen que siempre fue el más follador de los cuatro, y todo el libro está plagado de escenas en las que Vince está encerrado en algún rincón con la camarera del restaurante de turno o con la azafata de turno mientras sus compañeros mataban el tiempo esperándole. Y cuando no, organizando peleas en el barro con strippers o bebiendo y participando en carreras de coches, pese a que todo el mundo le odiaba por haber provocado la muerte de Razzle (batería de Hanoi Rocks) en un accidente de coche con alta alcoholemia de por medio. Pese a que protagoniza el capítulo más dramático del libro (en el que narra la agonía de su hija de cuatro años: escalofriante), al final retoma su actitud chulesca, siendo el único que no se arrepiente de sus excesos y revindicando su derecho a alcoholizarse cuando le dé la gana. Además es el miembro del grupo que con diferencia más comentarios despectivos se lleva por parte de sus compañeros.
Encuentre las 10 diferencias: Vince Neil en sus tiempos de follador de camareras,
y en sus tiempos de "no me vais a convencer para que deje de beber, hijos de puta"

Tommy Lee también se muestra como lo que uno esperaba: un guayón tontolaba, superficial y moñarrón. Como intérprete es, con mucho, el que más me gusta del grupo: es un gran batería y tiene un acojonante sentido innato del espectáculo (basta con ver sus videos antiguos, donde con un solo plano en que le enfoquen se merienda sin problemas al resto del grupo). Pero todo el carisma que le sobra en el escenario le falta fuera de él: como individuo es pura carne de colleja. Empieza sus capítulos diciendo cosas como “pero tíiiiiiiiios” y cada vez que intenta ponerse profundo resulta risible hasta el estertor. De hecho es responsable de perpetrar el que es con diferencia el peor capítulo del libro: aquel en el que cuenta cómo conoció y se ligó a Pamela Anderson, una historia en plan película de Meg Ryan que provoca verdaderas náuseas. Claro que tiene gracia ver cómo en capítulos posteriores se monta una empanada mental de cojones y empieza -sin darse mucha cuenta- a tirar una enorme cantidad de mierda sobre Pamela, a la que acaba retratando como una zorra fría, manipuladora y cruel... mientras sigue diciendo que aún la quiere y que quiere que sean amigos, etc. También resulta ultra-cómico leer las cosas que Tommy Lee escribió en la cárcel: intenta ir de poeta y profundo, pero el resultado es de total vergüenza ajena. Lo más divertido es pensar que los cabrones de sus compañeros le habrán animado a que publique esa mierda para dejarle como un gilipollas.
Tommy & Pamela: ¿la peor historia de amor de todos los tiempos? Fuck yes!!

Y Mick Mars, bueno... se pasa todo el libro intentando dar pena y al final lo cierto es que consigue dártela. Aparte de la enfermedad ósea que le lleva torturando décadas (“me tendrá sumido en un agujero hasta que me muera”, dice él mismo), está su personalidad blanda, confiada y pusilánime, que le hace víctima de numerosos abusos y engaños, especialmente por parte de las mujeres (su última novia le desplumó hasta el último dólar, y habiendo vendido millones de discos el tipo no tenía casi donde caerse muerto). Además, habla con resignación de cómo sus compañeros de grupo siempre han pasado de él como de la mierda. Cosa que sus compañeros admiten con cierta pena pero sin mucho remordimiento: tras tantos años de tocar juntos, se dan cuenta de que Mick Mars siempre era el tipo al que nunca iban a visitar ni llamaban por teléfono cuando estaba ingresado, al que nunca ayudaban cuando tenían problemas y del que básicamente no se preocupaban un puñetero pimiento. Te lo dicen tal cual, dicen algo como “pobre Mick” y, a continuación, pasan página como si tal cosa.
Mick Mars: un engendro entre guaperas, un buen tipo entre puercos sin entrañas.
O sea: un pobre hombre.

Hay un capítulo supuestamente hecho a medias por los cuatro, que es lo más brillante del libro: en unas pocas páginas describen la “teoría de la rueda”, en la que explican qué le ocurre a un grupo cuando entra en la industria musical y va alcanzando distintos niveles de éxito. Apabullante.
También hay capítulos escritos por otras personas. Por ejemplo, Tom Zutaut (cazatalentos famoso por descubrir a Mötley y después, de forma muy astuta, a Guns’n’Roses) escribe un capítulo muy correcto e informativo sobre una de las giras de Mötley. En el episodio siguiente, Vince Neil cuenta como si tal cosa que se cepilló a la novia de Zutaut a espaldas de este, diciendo que era la única novia buenorra que Zutaut había tenido. En el siguiente capítulo, el pobre Zutaut se entera en una mini-entrevista que Vince se había tirado a su novia de entonces y, tras intentar negarlo, acaba resignándose a admitirlo. Todo deliciosamente embarazoso.
SPOILER: El pobre John Corabi, por no llevarse, no se llevó ni las mejores groupies:
John Corabi, que sustituyó a Vince Neil como cantante en la época de menos éxito del grupo,
también escribe dos o tres capítulos, narrando con tristeza y perplejidad cómo los del grupo le cubrieron de promesas y un apabullante sentimiento de camaradería, para seguidamente darle puerta cuando su disco conjunto no vendió una mierda. Y, aún así, todavía tuvieron la jeta de pedirle ayuda bajo mano para el siguiente disco, ayuda que Corabi, aún flipando, les proporcionó. Lo cachondo es que los demás todos hablan muy, muy bien de John Corabi (¡incluso Vince Neil!) pero no son capaces de ocultar que le pegaron la puñalada por dinero.
En resumen, el libro hace un repaso a la carrera de Mötley Crüe mucho más significativo e ilustrativo de lo que ellos desearían (¡¡y eso que lo han escrito ellos mismos!!). El primer tercio del libro es el más cachondo, con historias absurdas de la formación del grupo y su ascenso al estrellato. El segundo tercio empieza con el infinito caudal de problemas que les ocasionan la fama y el éxito. El último tercio es el más serio (con las tragedias personales de Vince Neil) y también el menos sutil: de repente toda la mierda que hay entre ellos empieza a surgir entre las páginas y la sensación final es que resulta increíble que se hayan puesto de acuerdo para publicar conjuntamente este libro, en el que revelan traiciones mutuas, cuentan cómo se follaban a las novias de los otros o dejan entrever la manera en que han tratado de jugársela mutuamente. Al final, los Crüe no dan sólo la imagen de vividores y playboys, sino que levantan la alfombra y dejan ver sus miserias: cómo les han estafado, cómo les han puesto los cuernos, cómo han dado vergüenza ajena, cómo han sido unos hipócritas sin rubor alguno, y básicamente cómo son la última clase de gentuza que querrías ver saliendo con tu hermana.
Y, hay que reconocérselo, los tipos han sabido cómo contarlo. Basta ver cómo terminan su lista de agradecimientos: “en cuanto a cualquier otra persona que podamos haber olvidado... que te jodan”.
¿El día del Orgullo? ¿Putas del extrarradio? ¿el cuadro de baile del Bosé?
No, son Mötley Crüe derrochando virilidad por los cuatro costados.

Para terminar, es casi la última oportunidad para conocer las intimidades de una raza ya extinta: la superbanda de rock de estadios. Por ejemplo, Guns’n’Roses no tienen el sentido del humor como para sacar un libro como este, y además Axl Rose se volvería histérico y empezaría a coser a demandas a todo Cristo si sus ex-compañeros amenazaran con escribir algo así. Van Halen podrían escribir una autobiografía de este estilo muy cachonda, pero es imposible que el cada vez más paranoico y desagradable Eddie Van Halen se ponga de acuerdo para algo con sus antiguos compañeros de grupo. Metallica hicieron el más estrepitoso de los ridículos con la mongolada aquella de “Some kind of monster” (película que, después de leer el libro de los Crüe, aún parece más penosa y sonrojante). U2 son un grupo de mucho éxito, pero no creo que sus vidas le interesen a nadie: no me imagino a Bono metiéndole el teléfono del hotel por el coño a una groupie, para después llamar a recepción desde “ahi”, ni me imagino a The Edge despertando de una sobredosis dentro de un contenedor de la basura o viviendo en un cuchitril con cucarachas tras haber vendido millones de discos.
Así que lo que queda de la era clásica de los excesos del negocio musical es el libro de los Crüe: o sea, sexo, drogas y rock’n’roll. Que nadie espere un libro así de Oasis o de Mars Volta. Ain’t gonna happen.
Fin.
La entrañable pandilla Mötley en sus tiernos comienzos: veinteañeros, guaperas, molones, arrogantes, deliciosamente subnormales y decididamente fuera de control.

“Los trapos sucios” de Mötley Crüe.
Bueno, bueno, no se puede decir que este libro no te ofrece lo que esperabas.
Para empezar, ya sorprende el formato en sí: el que los capítulos estén escritos por los diferentes miembros ya añade un punto extra a la historia. A veces cuentan un mismo hecho desde puntos de vista contradictorios (lo cual te hace descojonarte tratando de imaginar quién es más embustero) y además las personalidades de cada uno son más o menos como las esperabas:
Nikki Sixx en su segunda ocupación favorita: hacerle ojitos a las hembras.
Su primera ocupación favorita es, por descontado, chutarse hasta quedar con los ojos en blanco.

Nikki Sixx es quien tiene más protagonismo, como corresponde a su papel de líder del grupo, y es probablemente quien cuenta más historias escabrosas y quien suelta los comentarios más ocurrentes. Narra de forma muy cachonda su cochambrosa infancia y adolescencia (es el más callejero de los cuatro) y después habla sin tapujos de sus años como junkie. Pese a su rol de sex symbol rockero, admite que en lo más álgido de su fama era una piltrafa humana y estaba tan metido en la heroína que llegó a desinteresarse por completo del sexo, incluso estando rodeado de groupies dispuestas a cualquier cosa. También admite abiertamente (cosa que me ha chocado porque es lo mismo que opino yo) que varios de sus discos “clásicos”, compuestos en plena adicción, son básicamente discos muy mediocres con sólo dos canciones buenas que les iban permitiendo tener singles de éxito y seguir en la cima del negocio, follando, drogándose y haciendo el cafre en los hoteles. Por lo demás, en otros asuntos su ¿hipocresía? ¿sinceridad? es espectacular: se pasa todo el libro hablando de Tommy Lee como de su mejor amigo, un hermano, para al final cubrirle de porquería y referirse a él varias veces como un pelele sin personalidad.
Nikki & Tommy: ¿amigos para siempre? Pues la verdad es que, ¡no!

Vince Neil responde por completo a su imagen de chulo de playa creído y arrogante. Tanto él como sus compañeros reconocen que siempre fue el más follador de los cuatro, y todo el libro está plagado de escenas en las que Vince está encerrado en algún rincón con la camarera del restaurante de turno o con la azafata de turno mientras sus compañeros mataban el tiempo esperándole. Y cuando no, organizando peleas en el barro con strippers o bebiendo y participando en carreras de coches, pese a que todo el mundo le odiaba por haber provocado la muerte de Razzle (batería de Hanoi Rocks) en un accidente de coche con alta alcoholemia de por medio. Pese a que protagoniza el capítulo más dramático del libro (en el que narra la agonía de su hija de cuatro años: escalofriante), al final retoma su actitud chulesca, siendo el único que no se arrepiente de sus excesos y revindicando su derecho a alcoholizarse cuando le dé la gana. Además es el miembro del grupo que con diferencia más comentarios despectivos se lleva por parte de sus compañeros.
Encuentre las 10 diferencias: Vince Neil en sus tiempos de follador de camareras,
y en sus tiempos de "no me vais a convencer para que deje de beber, hijos de puta"

Tommy Lee también se muestra como lo que uno esperaba: un guayón tontolaba, superficial y moñarrón. Como intérprete es, con mucho, el que más me gusta del grupo: es un gran batería y tiene un acojonante sentido innato del espectáculo (basta con ver sus videos antiguos, donde con un solo plano en que le enfoquen se merienda sin problemas al resto del grupo). Pero todo el carisma que le sobra en el escenario le falta fuera de él: como individuo es pura carne de colleja. Empieza sus capítulos diciendo cosas como “pero tíiiiiiiiios” y cada vez que intenta ponerse profundo resulta risible hasta el estertor. De hecho es responsable de perpetrar el que es con diferencia el peor capítulo del libro: aquel en el que cuenta cómo conoció y se ligó a Pamela Anderson, una historia en plan película de Meg Ryan que provoca verdaderas náuseas. Claro que tiene gracia ver cómo en capítulos posteriores se monta una empanada mental de cojones y empieza -sin darse mucha cuenta- a tirar una enorme cantidad de mierda sobre Pamela, a la que acaba retratando como una zorra fría, manipuladora y cruel... mientras sigue diciendo que aún la quiere y que quiere que sean amigos, etc. También resulta ultra-cómico leer las cosas que Tommy Lee escribió en la cárcel: intenta ir de poeta y profundo, pero el resultado es de total vergüenza ajena. Lo más divertido es pensar que los cabrones de sus compañeros le habrán animado a que publique esa mierda para dejarle como un gilipollas.
Tommy & Pamela: ¿la peor historia de amor de todos los tiempos? Fuck yes!!

Y Mick Mars, bueno... se pasa todo el libro intentando dar pena y al final lo cierto es que consigue dártela. Aparte de la enfermedad ósea que le lleva torturando décadas (“me tendrá sumido en un agujero hasta que me muera”, dice él mismo), está su personalidad blanda, confiada y pusilánime, que le hace víctima de numerosos abusos y engaños, especialmente por parte de las mujeres (su última novia le desplumó hasta el último dólar, y habiendo vendido millones de discos el tipo no tenía casi donde caerse muerto). Además, habla con resignación de cómo sus compañeros de grupo siempre han pasado de él como de la mierda. Cosa que sus compañeros admiten con cierta pena pero sin mucho remordimiento: tras tantos años de tocar juntos, se dan cuenta de que Mick Mars siempre era el tipo al que nunca iban a visitar ni llamaban por teléfono cuando estaba ingresado, al que nunca ayudaban cuando tenían problemas y del que básicamente no se preocupaban un puñetero pimiento. Te lo dicen tal cual, dicen algo como “pobre Mick” y, a continuación, pasan página como si tal cosa.
Mick Mars: un engendro entre guaperas, un buen tipo entre puercos sin entrañas.
O sea: un pobre hombre.

Hay un capítulo supuestamente hecho a medias por los cuatro, que es lo más brillante del libro: en unas pocas páginas describen la “teoría de la rueda”, en la que explican qué le ocurre a un grupo cuando entra en la industria musical y va alcanzando distintos niveles de éxito. Apabullante.
También hay capítulos escritos por otras personas. Por ejemplo, Tom Zutaut (cazatalentos famoso por descubrir a Mötley y después, de forma muy astuta, a Guns’n’Roses) escribe un capítulo muy correcto e informativo sobre una de las giras de Mötley. En el episodio siguiente, Vince Neil cuenta como si tal cosa que se cepilló a la novia de Zutaut a espaldas de este, diciendo que era la única novia buenorra que Zutaut había tenido. En el siguiente capítulo, el pobre Zutaut se entera en una mini-entrevista que Vince se había tirado a su novia de entonces y, tras intentar negarlo, acaba resignándose a admitirlo. Todo deliciosamente embarazoso.
SPOILER: El pobre John Corabi, por no llevarse, no se llevó ni las mejores groupies:
Spoiler: mostrar
John Corabi, que sustituyó a Vince Neil como cantante en la época de menos éxito del grupo,
también escribe dos o tres capítulos, narrando con tristeza y perplejidad cómo los del grupo le cubrieron de promesas y un apabullante sentimiento de camaradería, para seguidamente darle puerta cuando su disco conjunto no vendió una mierda. Y, aún así, todavía tuvieron la jeta de pedirle ayuda bajo mano para el siguiente disco, ayuda que Corabi, aún flipando, les proporcionó. Lo cachondo es que los demás todos hablan muy, muy bien de John Corabi (¡incluso Vince Neil!) pero no son capaces de ocultar que le pegaron la puñalada por dinero.
En resumen, el libro hace un repaso a la carrera de Mötley Crüe mucho más significativo e ilustrativo de lo que ellos desearían (¡¡y eso que lo han escrito ellos mismos!!). El primer tercio del libro es el más cachondo, con historias absurdas de la formación del grupo y su ascenso al estrellato. El segundo tercio empieza con el infinito caudal de problemas que les ocasionan la fama y el éxito. El último tercio es el más serio (con las tragedias personales de Vince Neil) y también el menos sutil: de repente toda la mierda que hay entre ellos empieza a surgir entre las páginas y la sensación final es que resulta increíble que se hayan puesto de acuerdo para publicar conjuntamente este libro, en el que revelan traiciones mutuas, cuentan cómo se follaban a las novias de los otros o dejan entrever la manera en que han tratado de jugársela mutuamente. Al final, los Crüe no dan sólo la imagen de vividores y playboys, sino que levantan la alfombra y dejan ver sus miserias: cómo les han estafado, cómo les han puesto los cuernos, cómo han dado vergüenza ajena, cómo han sido unos hipócritas sin rubor alguno, y básicamente cómo son la última clase de gentuza que querrías ver saliendo con tu hermana.
Y, hay que reconocérselo, los tipos han sabido cómo contarlo. Basta ver cómo terminan su lista de agradecimientos: “en cuanto a cualquier otra persona que podamos haber olvidado... que te jodan”.
¿El día del Orgullo? ¿Putas del extrarradio? ¿el cuadro de baile del Bosé?
No, son Mötley Crüe derrochando virilidad por los cuatro costados.

Para terminar, es casi la última oportunidad para conocer las intimidades de una raza ya extinta: la superbanda de rock de estadios. Por ejemplo, Guns’n’Roses no tienen el sentido del humor como para sacar un libro como este, y además Axl Rose se volvería histérico y empezaría a coser a demandas a todo Cristo si sus ex-compañeros amenazaran con escribir algo así. Van Halen podrían escribir una autobiografía de este estilo muy cachonda, pero es imposible que el cada vez más paranoico y desagradable Eddie Van Halen se ponga de acuerdo para algo con sus antiguos compañeros de grupo. Metallica hicieron el más estrepitoso de los ridículos con la mongolada aquella de “Some kind of monster” (película que, después de leer el libro de los Crüe, aún parece más penosa y sonrojante). U2 son un grupo de mucho éxito, pero no creo que sus vidas le interesen a nadie: no me imagino a Bono metiéndole el teléfono del hotel por el coño a una groupie, para después llamar a recepción desde “ahi”, ni me imagino a The Edge despertando de una sobredosis dentro de un contenedor de la basura o viviendo en un cuchitril con cucarachas tras haber vendido millones de discos.
Así que lo que queda de la era clásica de los excesos del negocio musical es el libro de los Crüe: o sea, sexo, drogas y rock’n’roll. Que nadie espere un libro así de Oasis o de Mars Volta. Ain’t gonna happen.
Fin.
La entrañable pandilla Mötley en sus tiernos comienzos: veinteañeros, guaperas, molones, arrogantes, deliciosamente subnormales y decididamente fuera de control.

- Criadillas
- Palomitero mórbido
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Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Se me ha hecho la boca agua, y pese al precio y que desconozco cualquier cosa medio rebuscada de los Crue, me lo compro de cabeza.
Una cosilla... ¿la peli de Mark Walhberg de que es un cantante heavy de los ochenta está inspirada en éstos descerebrados, no?
Rockstar creo que se llamaba.
Lo digo porque está curiosilla pese a ser light de cojones y un poco moñarrada al final.
(Y porque buscando fotos de Zutaut me he dado cuenta de que el actor que hace de "él" en la película es un puto clon -si es que en realidad no es él mismo-).
Una cosilla... ¿la peli de Mark Walhberg de que es un cantante heavy de los ochenta está inspirada en éstos descerebrados, no?
Rockstar creo que se llamaba.
Lo digo porque está curiosilla pese a ser light de cojones y un poco moñarrada al final.
(Y porque buscando fotos de Zutaut me he dado cuenta de que el actor que hace de "él" en la película es un puto clon -si es que en realidad no es él mismo-).
Re: [Dragó Powa] El último libro que te has leído.
Sí criadillas, se llama rock star, pero yo creo que como Casi Famosos (que es mucho mejor) es un batiburrillo de anécdotas y leyendas de varias bandas de rock. Por ejemplo se me vino a la mente Rob Halford varias veces durante la peli.
Lo mejor de la peli es esto:
[youtube]evL2sPk8eeY[/youtube]
Lo mejor de la peli es esto:
[youtube]evL2sPk8eeY[/youtube]