Ahora bien, ni se te ocurra insinuar siquiera que puedes permitirte el lujo de, no sé, optar por la tapa dura en lugar de las ediciones de bolsillo porque estás jodido. Y cuidado porque no hablo de hacer alarde -de ser así podría entenderlo-, sino de tener la posibilidad de expresarte con la misma naturalidad que el resto sin sentir la necesidad de reprimirte, disculparte o justificarte a cada momento.
Yo este lamento lo entiendo perfectamente. Toda la vida contando que en el instituto me llamaban Roco porque soy más tonto que una piedra, sólo para no incomodar a la gente ruin que tuerce el gesto y el alma ante la suerte del prójimo: la realidad es que para fabricar tuneladoras los ingenieros toman moldes de mi nabo.
Por otra parte, y además de mi colaboración en la infraestructura de la red de metro, quien no haya viajado en él también se pierde muchas cosas. Meterme ahí en horas punta es lo más parecido a una experiencia sexual que he tenido.
El artefacto quesero este tiene una pinta tan jodidamente buena que no sabría uno si comérselo o follárselo.