Redneckensson escribió:dunker escribió:Laísta romántico.
De ahí a llamarme maricón solo hay un paso.
Y podría dar yo el paso, pero como estoy por la integración de las minorías, pero sin pasarse, y negro y maricón ya me parece excesivo, mejor te doy un consejo: El romanticismo se cura con la realidad.
Que no está mal tener cierta sensibilidaz y una visión sentimental de las relaciones humanas, ojo, pero sin misticismos. Porque te llevas grandes hostias. Sin ir más lejos —y huid si estáis a tiempo pues estoy aquí aburridísimo y me dispongo a contar mi vida— recuerdo una ocasión, hace muchos años, cuando las autoridades sanitarias aún me permitían salir de casa, que estaba yo invitado en la finca con piscina de la muchacha —hay que arrimarse siempre a gente con posibles, aunque sólo sea por comer alguna vez con cubiertos y servilletas de tela, probadlo— a la que por aquel entonces hamaba en silencio pero pedía a grandes voces que me enseñara las tetas, y aproveché un momento de la tarde para salir del agua fingiendo necesidad de mear aunque ya había marcado bien el territorio acuático. Me introduje en la habitación que usaba para cambiarse de ropa en busca de, claro, sus bragas. Allí estaban. Un objeto de culto. El Templo del Chocho. La palia que cubre el santo cáliz. Lo acerco a mi cara con al intención de olerlo y quién si sabe si con suerte encontrar algún brillante grumo seco que poder lamer y, oh tristeza, oh dolor, oh campos de soledad, mustios collados, me topo con un frenazo de MIERDA PURA casi del todo fresca. Ahí estaba, marrón sobre blanco. Dios ha muerto. El Horror, el Horror. Se nos rompió el hamor, ay de tanto usarlo. No sé si fue justo ese instante en el que me hizo crack el romanticismo, o por el contrario me abracé a él a la académica manera pues me quedé así con la pose torturada típica de cuadro de Friedrich, pie apoyado en una roca y mirando hacia el horizonte con cara de estar masticando almendras amargas, ni sé cómo en ese momento de absoluta rotura sentimental no salí corriendo desnudo por el bosque vociferando “¡El Rey sin espada! ¡la tierra sin Rey!” Bueno, esto sí lo sé: por no ir lacerándome el glande con las ortigas del suelo, y por pereza. Correr, no jodas.
Esta historia tiene una moraleja, hamigo negro y hamigos en general, y es que puedes hamar con tu podrido corazón a una zagala, pero jamás la idealices pues como tú y como yo, caga. E incluso pudiere ser que no se rebañe bien el ojarasco al terminar, la muy guarra hijadeputah.
Otra moraleja es que bajo ningún concepto leáis un post de subnormal de interné que muestre más de dos líneas por aburrido que estés y tiempo que te sobre.
Grande, Redneckensson.
GLANDE
Por otro lado, decir que si eres muy dada a no limpiarte bien el ojarasco, me parece que el tanga sigue sin ser una buena idea, piensa que los restejos corrompen el tejido cosa mala, y cualquier día te puedes encontrar que el hilillo del tanga haya pasado a mejor vida, situación que provocaría la transferencia de sustancias al pantalón, caso que lo hubiere, claro.