
Qué difícil es escribir acerca de un libro tan unánimemente alabado por crítica y público desde antes incluso de su publicación. Qué difícil es acercarse con la mayor objetividad posible, con el listón a la altura justa (de justicia). Franzen, al que hay quien lo compara con un nuevo Dickens nada menos, es probablemente el novelista norteamericano de su generación más respetado y exitoso desde que publicó Las Correcciones, con un Foster Wallace ya finado y un Easton Ellis mucho menos impactante.
Reconozco que
Las Correcciones me gustó sin llegar a enamorarme, sin conseguir que entrase plenamente en la vida y miserias de sus personajes, manteniendo en mi un recuerdo perdurable, pero no inolvidable. No especialmente potente o memorable, como otras grandes novelas que haya tenido entre manos. Está bien. Es bueno. Punto.
Con
Libertad tengo que reconocer que si me obligan a decantarme por un bando: el de los lectores que defienden esta novela como la más grande que se ha escrito en los últimos años, o en el de los que dicen que es simplemente una novela correcta, me temo que al final estaría mucho más cerca del primer grupo que del otro. Un poco a mi pesar, pues no soy especialmente mitómano.
Otra novela acerca del Fin del Sueño Americano. O mejor del Fin del Sueño Capitalista, porque al fin y al cabo el americano es el sueño que la sociedad occidental lleva persiguiendo desde hace unas cuantas décadas. Unos monstruos estos yankis a la hora de vendernos sus productos.
Pero no es "otra novela más". En mi humilde opinión es la novela moderna que haya leído que mejor perfila, disecciona y muestra al lector lo peor o mejor de nosotros mismos. Utilizando de ejemplo universal a una familia blanca norteamericana actual que bien pudiera ser cualquier otra de cualquier país cercano culturalmente.
Durante 667 páginas exactas Franzen me ha hecho disfrutar como hacía mucho tiempo. Muchísimo más amena que Las Correcciones, mucho más cercanos sus personajes, y con un sentido del humor quizá algo más tristón, pero a mi modo de ver bastante más sagaz. Además de poseer un final maravilloso, carente de pretensiones artificiosas o moralejas facilongas.
Un 9,5.
Para mi gusto es de obligada lectura.
Espero es que no os dejeis llevar por el hype, pese a que parezca extraño despues de haberle cascado semejante notaza. Creo que es una novela a la que es mejor acercarse lo más limpio posible. Sin perspectivas demasiado altas. Al final la honestidad y la inteligencia emocional y moral del escritor os van a ganar el corazoncito.