























































[url=http://www.todaviapordeterminar.com/ajedrez/chess.html?text1directe=NADABNADANREYNBTORNNNADABNADANNADABTORNNPEONNPEONBPEONNNADABNADANPEONBNADANPEONBNADABNADANNADABNADANALFNBNADANNADABALFNNNADANPEOBBNADANNADABNADANNADABNADANNADABMOVIBNADANNADABNADANPEOBBNADANPEONBREINNNADANNADABCABBNALFBBNADANPEOBBNADANNADABNADABPEOBNPEOBBNADANNADABNADANNADABPEOBNTORBNNADABNADANNADABNADANREYBBCABBNTORBB]Suele narrarse una ilustrativa anécdota a propósito de los orígenes de la Revolución Francesa. Se dice que algunos asesores de Luis XVI le informaron del creciente descontento del pueblo y de la conveniencia de sosegarlo. Se dice que Luis XVI se preocupó, pero no mucho. De modo que los asesores decidieron también poner al tanto de la explosiva situación a María Antonieta, esposa de Luis XVI y –se decía, también- desmedidamente influyente en las decisiones de su marido, hombre algo distraído o taciturno, acaso triste. Se dice que se allegaron hasta ella y le informaron sin más, crudamente, que el pueblo se encontraba al borde de la insurgencia. Se dice que María Antonieta inquirió sobre las causas de semejante estado de disgusto con el poder real, es decir, básicamente con ella.
- ¿Qué quiere el pueblo? –se dice que preguntó.
- Pan- se dice que le dijeron.
Se dice que entonces ella incurrió en una rabieta histórica, en una ofensa que habría de desatar tumultos sin retorno, definitivos.
- ¿No tienen pan? Que coman pasteles.
[/url]