Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
Chocho marrano, en cuestiones letal hilaridad no hay parangón a estar encuerado y maniatado por una feroz tribu congoleña, con elefantiasis genital, y estar presto para una inefable tortura consistente en que una docena de meapilonas voluntarias de Palermo se restrieguen sus recios, algodonosos y risibles mostachos contra tus petrificados juanetes.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
Muy lenguaraz te muestras sin reparar en la arquimédea flotabilidad de tu resonante cráneo (hasta aquí llegan sus lamentos de cuerno normando en los días de mucho viento).
Puede ser que un par de fotos de Paco Porras te pongan en tu lugar.
Hoza tranquilo, o perece aporreado. Tú eliges.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
Atufas a cínico con patillas de resorte y kipá enguatada.
A mí el único ente terráqueo capaz de ponerme en mi desencajado lugar era el parapepsicólgo blockbustero que luce un forero babiecas de firma; con tuneada lámpara de estudio transectoplasmática en ristre y sonrisa de cagafino coronel de la Toscana.
Con Arús nació el freak show celtibérico.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
Por otra parte, yo creo que el freak show ibérico nació, para ser respetuosos con la historia, con el ascenso de Isidoro al poder... pero eso ya es otro cantar.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
Isidoros conozco bien pocos; al acaso el minino fondón del mismo color que la salsa que abre su voracidad: la de pomodoro.
El otro, el desangelado etimólogo San Isidoro de Sevilla, aquel que divulgaba que la raíz de magister no era otra sino el que sabía más-de-tres.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.