Esta es la foto que propusieron:

Y estos algunos de los cuentos:
El caminito estaba harto y decidió mudarse. Nunca lo atendían, su superficie tenia mas cráteres que la luna, a quien envidiaba de noche por vivir tan lejos de los autos. El caminito nació hace tiempo; entonces, era feliz con el trato de los arrieros que lo trazaron. Esos arrieros que agradecían al camino por llevarles a lugares fabulosos y después regresarlos a sus hogares. Eran alegres y al caminito gustaba como silbaban arriando sus bestias. Pero ahora, todo era diferente. Los arrieros desaparecieron y su lugar fue ocupado por máquinas sin alma. El caminito dábase cuenta de esas cosas. Así que estaba decidido: ¡se iría a otra parte! Pero cuando el pueblo se enteró, cundió el pánico; jamás sobrevivirían sin su caminito. Corrieron a sus camiones mortificados y los condujeron. Sin excepción, en larga fila, en interminable fila, subiéndose en él, abrazaron a su caminito... y no lo dejaron ir.
Sergio Rodríguez Carranza, México, México
Años trás años la misma fila. No se porque?. Como eligieron al borracho de Ernesto el primero de la fila. Si total con la pendejada que hizo el pasado año,quedandose de último por temor a volcarse en esta misma curva.Bueno en verdad aquella ocasión era un tiempo feo, el día no estaba como hoy, soleado, claro, sin negras nubes y poder divisar ese lomerio que siempre me hace recordar a mi pueblo natal. Pero de todas maneras, no entiendo coño, el porque Ernesto es ahora el primero de la fila de camioneros. Ha! ya caigo, fue puesto por el viejo Pablo, su suegro. Claro fornicandose a su hija, ha subido, cama versus promoción y como la niña son los ojos de papa, porque como camionero normal Ernesto nunca alcanzaria ese puesto, el primero de la fila.
Alejandro, Cuba,
Allá lejos, desde las verdes montañas, un pastor preguntole a otro: -¿Y tú, qué haces para dormir? Ni corto ni perezoso el pastorcillo le contestó: -contar camiones.
Rolando López, La Paz, Bolivia
A la sombra de la montaña donde los dioses juegan con las nubes, con deseos del juego lo hacen también formando el carrusel de la vida. Gira sin fin en rápida sucesión, una generación termina y otra se levanta, hasta el fin del tiempo, del día, del milenio.
Victor Driotez, San Salvador,