Predestination.
Thriller de ciencia ficción de 2014, dirigida por unos tales hermanos Spierig que parece que no han hecho nada destacable (tampooc ésta) con Ethan Hawke y una jovencísima Shiv de Succesion (que no lo he mirado pero seguro que también aparece, aunque sea haciendo un cameo, en Celebration, en Lost in Translation, en Alien Nation y en The Conversation). Como Thriller no funciona demasiado bien porque en realidad no pasa gran cosa. Y la ciencia ficción es una excusa para jugar con los viajes temporales y darle una vuelta de tuerca a la paradoja temporal, en realidad todo parece indicar que la película está toda ella diseñada para preparar la voltereta que siendo previsible hasta el extremo, pues está divertida (a mí me pones una buena máquina en el tiempo, un par de paradojas majas y un puñaete de metafísica de mercadillo y, si no satisfecho, contento me tienes).
Que ella sea su propia madre Y A LA VEZ su propio padre es un girito extra a la paradoja del abuelo al que no se le puede quitar mérito aunque sea por haberlo intentado
Y sin tener más brillo que el de los ojos de Sarah Snook, la peli se digiere como un sandwich de pollo calentito y mal aliñado, entra bien pero no te dejará buen retrogusto.
Le puse un 6 en FA porque viajes en el tiempo, pero podría ser un 5 perfectamente.
Luego ya nos pusimos serios y le dimos a
Boiling Point. De Philip Barantini.
Muy buena peli. Cuando la peripecia de en-un-solo-plano tiene verdadero sentido narrativo y no el másmolar por másmolar habitual, que es añadir tensión a una trama ya de por sí bastante estresante. Un día "normal" (bueno, que TODO lo que pasa pase en un día es un poco necesario suspender la incredulidad pero para la trama que nos ocupa ya está bien) en un restaurante de éxito con aspiraciones michelínicas, en una de las noches más concurridas del año. Los entresijos, las rivalidades entre cocina y sala, los trepas que se escaquean, los clientes gilipollas... Todo va sumando a una tensión que apenas veinte minutos después de empezar ya empieza a ser asfixiante y la olla sigue subiendo y subiendo la presión que está tratada con maestría. El en-un-solo-plano está tratado con mucha inteligencia y la afluencia de clientela no se lo pone fácil. Los valores de plano están medidos con una precisión fabulosa y, lo que es más acojonante, en ningún momento se sienten artificiales y, sabiendo de antemano como sabía que la peli ERA DE ESAS, en ningún momento me encontré distraído de la trama preguntándome cómo cojones, lo cuál, desde mi humilde y no solicitada opinión es un punto a favor (la 1917 de Sam Mendes, pareciéndome muy buena, a menudo me resultaba ineficaz porque el interés por lo técnico me distraía de la historia). Mención necesaria a los actorazos, el protagionista, Stephen Graham siempre me ha gustado mucho pero es que todos sus compañeros están estupendos.
Un siete coma ocho muy rico.