Good morning Mr. Chance.
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Pues no me acuerdo de la cara de Karhiñote, sé que le he visto la cara, pero entre que no la recuerdo y que mientras veía la película tampoco recordaba que él hacía de extra ahí (pese a que eso también lo había leído por el foro)... bueno, todo eso me lleva a concluir, que no, no he sido consciente.
Joder... podría haber tenido el detalle de acordarme.
Joder... podría haber tenido el detalle de acordarme.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
Nicotin escribió:Claro que a quien le guste mucho la Paz Vega se lo pasará bien: se tira la película echando las tetas a la cámara y despelotándose por los motivos más peregrinos.
So yo el unico que tiene la impresion de que eso le ocurre en casi todas sus peliculas?.
Por lo demas, esta mujer se ha operado?.
tonetti escribió:¿Estás intentando razonar con Maclukis? (...) BAstante dacuerdo con macklukis (...) Muy de acuerdo con lo que dice maclakis
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Bueno, una mini racha de pequeñas obras maestras (qué coño, ¡de obras maestras absolutas!):
“Kill Bill (vol. 1)”
Todos sabemos que Tarantino aprendió cine trabajando de dependiente en un video club. Todos sabemos – quiero suponer- que Tarantino siempre ha sido un plagiador, pero que lo ha hecho con estilo en el pasado.
Y, al parecer, los mejores trucos que recopiló comiendo palomitas tras el mostrador y tragando películas orientales los empleó todos juntos en sus primeras películas, y por entonces el tipo realmente parecía un director de cine.
Ahora lo que parece es exactamente lo otro: un empleado de videoclub a quien le han dado dinero para hacer una película.
En fin: pataditas, espaditas y saltos, un guión que brilla por su ausencia, y una ridícula sarta de pretendidos hallazgos estéticos que hacen que el apestoso videojuego “Matrix” parezca “2001: odisea del espacio”. Una historia pobre, una planificación pobre, una película visualmente pobrísima (pese a sus patéticas ínfulas de "qué bien combino a Jackie Chan con Kurosawa"). Ni siquiera las escenas de lucha son nada del otro mundo.
Recuerdo un día en la playa en que hojeaba una conocidísima revista de cine en la que el 99% de los críticos ponían a “Kill Bill” puntuaciones casi dignas de la Nadia Comaneci. También he leído una mayoría de críticas positivas en medios yankees. Después de ver “Kill Bill”, me he acordado de todo eso, y me he preguntado cuánto se habrá gastado la productora en untar a críticos de todo el planeta.
En fin, nefasta. Dicen que la segunda parte es mejor... ya veo que los beneficios de la primera se han reinvertido sabiamente en volver a untar a los críticos.
Si tuviera que decir algo bueno de esto, que es difícil, diría que Uma Thurman lo hace bien, a fin de cuentas es una gran actriz y tiene carisma de sobra. Pero vamos, por decir algo. Con decir que hasta me aburrí cuando pelea con una colegiala... algo que suena muy sexy hasta que lo ves en “Kill Bill”.
Y ahora, me gustaría que alguno de los que han defendido al Tarantino de “Kill Bill” me explicase qué cojones han visto en esta película.
No diré que Tarantino esté acabado, y me gustaría que se sacase de la manga otra “Pulp Fiction”, pero he de darle la razón a algunos de los detractores que tenía este director en sus comienzos: sí, es un director total y absolutamente insustancial. Cuando consigue construir un armazón brillante (como sus dos primeros films) esa insustancialidad es lo de menos, pero cuando da un paso en falso... buf, es casi peor que “Matrix”. Esperemos que el cabezón recupere la inspiración, o pasará a la posteridad como el mayor "two movies hype" de la historia del cine.
“Alien Vs. Predator”
Continuemos el festín de Arte con Mayúsculas con este gran espectáculo visual, concebido sin duda por la original mente de un niño oligofrénico de cinco años, y ejecutado por un consistente equipo de retrasados mentales en la asignatura de plástica de un taller ocupacional, para el disfrute de hordas de “cenicero-heads” nacidos en la España de la Logse.
Garci: “Y con qué plano te quedas”.
Pues... es difícil elegir un plano concreto, José Luis, pero como tú ya has elegido el de la mamá alien poniendo huevos, me decanto por el mágico momento en que la chica se deja marcar la cara con ácido por Depredador como señal de que ya es una auténtica guerrera y que juntos han matado un buen puñado de aliens. Hasta se me escapó alguna lágrima.
Y es que cuando se empieza una película cuyo concepto ya es una subnormalidad (la idea de enfrentar a aliens y depredators... ¡por Dios! hasta mis adorados “peplum” partían de presupuestos más inteligentes) , es difícil que te salga otra “Alien”. No, difícil no: en este universo, con estas leyes físicas, es imposible.
“El fuego de la venganza”
El último (o penúltimo, no sé) videoclip anti-epilépticos del infame Tony Scott. Es muy floja, aunque es duro reconocer que por una vez el inútil de Scott llega a ganarle a Tarantino.. ¡quién lo iba a decir! Este director sigue atormentándonos con anuncios publicitarios de dos horas: en esta ocasión, es como una película de Charles Bronson remezclada en Spook Factory. Denzel Washington lo hace bien, como siempre (aunque irá por gustos, supongo: a mí como actor me gusta bastante y sus películas me suelen gustar en general) pese a sus problemas para hablar un castellano inteligible (“Ey ihaorah teih hiarehih iunah precuntah”), pero el film es un film de Tony Scott y, por lo tanto, es malo.
Pero bueno, después de haber visto “Kill Brick” y “Alien Vs Espectator”, la de “El fuego de la venganza” parece casi hasta entretenida.
----------------
Sí.
Es un pequeño shock ver que Carmen la Cigarrera se desnuda y tiene dos bolsas de silicona como las de una porno-star californiana. A mí, personalmente, me gustan las tetas naturales (no... ¡me enloquecen las tetas naturales!), pero ya no lo digo por eso. Ver silicona en una película de época me causa el mismo efecto que el ya típico ejemplo del reloj en una película de romanos.
Es como lo de la Angelina Jolie y sus litros de colágeno: por más que lo intento, no puedo apartar los ojos de sus cada día más informes labios pensando: "Dios... ¿cuánto puto plástico habrá metido ahí dentro?".
El récord absoluto -que dudo ninguna otra actriz española actual lo consiga igualar- lo tiene Maribel Verdú, que lleva desnudándose desde los catorce o quince años y sin signos de que vaya a parar por ahora.
“Kill Bill (vol. 1)”
Todos sabemos que Tarantino aprendió cine trabajando de dependiente en un video club. Todos sabemos – quiero suponer- que Tarantino siempre ha sido un plagiador, pero que lo ha hecho con estilo en el pasado.
Y, al parecer, los mejores trucos que recopiló comiendo palomitas tras el mostrador y tragando películas orientales los empleó todos juntos en sus primeras películas, y por entonces el tipo realmente parecía un director de cine.
Ahora lo que parece es exactamente lo otro: un empleado de videoclub a quien le han dado dinero para hacer una película.
En fin: pataditas, espaditas y saltos, un guión que brilla por su ausencia, y una ridícula sarta de pretendidos hallazgos estéticos que hacen que el apestoso videojuego “Matrix” parezca “2001: odisea del espacio”. Una historia pobre, una planificación pobre, una película visualmente pobrísima (pese a sus patéticas ínfulas de "qué bien combino a Jackie Chan con Kurosawa"). Ni siquiera las escenas de lucha son nada del otro mundo.
Recuerdo un día en la playa en que hojeaba una conocidísima revista de cine en la que el 99% de los críticos ponían a “Kill Bill” puntuaciones casi dignas de la Nadia Comaneci. También he leído una mayoría de críticas positivas en medios yankees. Después de ver “Kill Bill”, me he acordado de todo eso, y me he preguntado cuánto se habrá gastado la productora en untar a críticos de todo el planeta.
En fin, nefasta. Dicen que la segunda parte es mejor... ya veo que los beneficios de la primera se han reinvertido sabiamente en volver a untar a los críticos.
Si tuviera que decir algo bueno de esto, que es difícil, diría que Uma Thurman lo hace bien, a fin de cuentas es una gran actriz y tiene carisma de sobra. Pero vamos, por decir algo. Con decir que hasta me aburrí cuando pelea con una colegiala... algo que suena muy sexy hasta que lo ves en “Kill Bill”.
Y ahora, me gustaría que alguno de los que han defendido al Tarantino de “Kill Bill” me explicase qué cojones han visto en esta película.
No diré que Tarantino esté acabado, y me gustaría que se sacase de la manga otra “Pulp Fiction”, pero he de darle la razón a algunos de los detractores que tenía este director en sus comienzos: sí, es un director total y absolutamente insustancial. Cuando consigue construir un armazón brillante (como sus dos primeros films) esa insustancialidad es lo de menos, pero cuando da un paso en falso... buf, es casi peor que “Matrix”. Esperemos que el cabezón recupere la inspiración, o pasará a la posteridad como el mayor "two movies hype" de la historia del cine.
“Alien Vs. Predator”
Continuemos el festín de Arte con Mayúsculas con este gran espectáculo visual, concebido sin duda por la original mente de un niño oligofrénico de cinco años, y ejecutado por un consistente equipo de retrasados mentales en la asignatura de plástica de un taller ocupacional, para el disfrute de hordas de “cenicero-heads” nacidos en la España de la Logse.
Garci: “Y con qué plano te quedas”.
Pues... es difícil elegir un plano concreto, José Luis, pero como tú ya has elegido el de la mamá alien poniendo huevos, me decanto por el mágico momento en que la chica se deja marcar la cara con ácido por Depredador como señal de que ya es una auténtica guerrera y que juntos han matado un buen puñado de aliens. Hasta se me escapó alguna lágrima.
Y es que cuando se empieza una película cuyo concepto ya es una subnormalidad (la idea de enfrentar a aliens y depredators... ¡por Dios! hasta mis adorados “peplum” partían de presupuestos más inteligentes) , es difícil que te salga otra “Alien”. No, difícil no: en este universo, con estas leyes físicas, es imposible.
“El fuego de la venganza”
El último (o penúltimo, no sé) videoclip anti-epilépticos del infame Tony Scott. Es muy floja, aunque es duro reconocer que por una vez el inútil de Scott llega a ganarle a Tarantino.. ¡quién lo iba a decir! Este director sigue atormentándonos con anuncios publicitarios de dos horas: en esta ocasión, es como una película de Charles Bronson remezclada en Spook Factory. Denzel Washington lo hace bien, como siempre (aunque irá por gustos, supongo: a mí como actor me gusta bastante y sus películas me suelen gustar en general) pese a sus problemas para hablar un castellano inteligible (“Ey ihaorah teih hiarehih iunah precuntah”), pero el film es un film de Tony Scott y, por lo tanto, es malo.
Pero bueno, después de haber visto “Kill Brick” y “Alien Vs Espectator”, la de “El fuego de la venganza” parece casi hasta entretenida.
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McLaud escribió:Por lo demas, esta mujer se ha operado?.
Sí.
Es un pequeño shock ver que Carmen la Cigarrera se desnuda y tiene dos bolsas de silicona como las de una porno-star californiana. A mí, personalmente, me gustan las tetas naturales (no... ¡me enloquecen las tetas naturales!), pero ya no lo digo por eso. Ver silicona en una película de época me causa el mismo efecto que el ya típico ejemplo del reloj en una película de romanos.
Es como lo de la Angelina Jolie y sus litros de colágeno: por más que lo intento, no puedo apartar los ojos de sus cada día más informes labios pensando: "Dios... ¿cuánto puto plástico habrá metido ahí dentro?".
So yo el unico que tiene la impresion de que eso le ocurre en casi todas sus peliculas?
El récord absoluto -que dudo ninguna otra actriz española actual lo consiga igualar- lo tiene Maribel Verdú, que lleva desnudándose desde los catorce o quince años y sin signos de que vaya a parar por ahora.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
- Grumete
- marinero de aguas brávidas
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- Ubicación: HALGUNA CHABA QUE DECE TENER SIBER SECSO?
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No.
Pero tampoco me negarás que jamás ha tenido otra cara que no sugiera que la encanta sobre manera devorar pollas (o al menos eso me gusta -¡me encanta!- pensar) y que pese a los pestiños de palículas en las que ha trabajado y pese a que ya no es ninguna jovencita, me la chimparía encantadísimo.
Pero tampoco me negarás que jamás ha tenido otra cara que no sugiera que la encanta sobre manera devorar pollas (o al menos eso me gusta -¡me encanta!- pensar) y que pese a los pestiños de palículas en las que ha trabajado y pese a que ya no es ninguna jovencita, me la chimparía encantadísimo.
Mu' rico tó
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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“Sospechosos habituales”
Aún no la había visto. Me gustó, aunque hubo varias cosas que me alejaron un poco: quizá me produjo un cierto tufillo a artificial, y pensé también que para ser ese tipo de historia le falta algo de humor afilado. Pero bueno, la verdad es que es una buena película.
El final me lo olí prácticamente desde el principio (cosa que no me suele ocurrir porque nunca juego a Sherlock Holmes con esta clase de films, sino que simplemente me dejo llevar) pero, curiosamente, eso no me supuso un problema. Lo que seguramente me arregló el final es la maravillosa manera en que en la última escena se descubre el trasunto de la trama: la taza, el tablón... quien la haya visto ya sabe a qué me refiero, ¡grandiosa escena! Ni aun teniendo claro de antemano el final dejó de sorprenderme la manera en que todo sale a la luz, lo que me probó que en el cine, como en la literatura, el estilo está por encima del argumento: lo de menos es que el final argumental te sorprenda, si lo que consigue sorprenderte es el modo en que está resuelto. Aunque una vez vista lo del tablón y la taza puede parecer un artificio fácil o una pequeña trampa, hay que pensar que el cine en sí es un artificio hecho de trampas y que una buena película no es otra cosa que una trampa bien hecha.
La otra gran escena de la película es la historia del tal Kaiser Bubé o como se llame, esa en la que unos turcos secuestran a su familia: quien no se haya quedado boquiabierto al ver cómo el tal Kaiser resuelve la situación que levante la mano.
En resumen, un buen film aunque algo artificial y por momentos deslabazado, un gran reparto (la cara de Palmintieri al final no tiene precio, y merece la pena echarle un vistazo a la VOS del DVD sólo por escuchar la pronunciación original de Benicio del Toro... ¡ese tipo es grande!), y una escena final con uno de esos planos que por sí mismo compensa haber visto todo el film.
“El lobo”
La de Noriega como infiltrado en ETA: no me disgustó, quizá porque me esperaba algo peor. Aunque a la dirección le falta algo de fuerza, se percibe claramente que las intenciones suelen ser bastante acertadas.
Yo personalmente tuve algún problema con el reparto: Noriega no lo hace mal (para mí, es un buen actor hasta que empieza a hablar), y Silvia Abascal está bien como de costumbre. Pero al Coronado nunca me lo trago en ningún papel que haga (no sé si será por tanto anuncio de yogur o qué), y la francesa que hace de etarra es un parche como una catedral (no porque sea francesa, que su personaje lo es, sino porque para mi gusto desentona bastante).
Por lo demás, la película me pareció aceptable, aunque no le termina de sacar todo el jugo a las ideas que tiene (por ejemplo, si hubiesen alargado un tanto la escena inicial con Noriega corriendo, hubiese resultado más impactante en mi opinión, y así varias). También es inevitable pensar todo el tiempo en los films de Jim Sheridan, pero bueno, por la temática similar uno nunca sabe dónde terminan los parecidos casuales y dónde empiezan las claras influencias.
La moraleja del film es una gilipollez (ETA existe porque al estado le conviene, cuando evidentemente si ETA existe es porque los etarras quieren que exista), pero bueno, eso no tiene nada que ver con el film en sí mismo.
“El mensajero del miedo” (“The manchurian Candidate”)
Nueva versión de la película dirigida por John Frankenheimer en los 60, protagonizada por Frank Sinatra (totalmente recomendable). Esta nueva versión no es un peliculón, pero se pasa el rato. Es un thriller de política-ficción cuya nueva versión tiene cierto aire a “Expediente X”: ideal para fans de esa serie o de las películas de conspiraciones paranoicas en general.
Como película de puro y simple entretenimiento cumple perfectamente su papel: palomitas, cervezas y a pasar el rato. Como film político es demasiado fantasioso, de hecho, termina siendo más un film de casi ciencia ficción que una crítica política. La historia está narrada de un modo bastante artificial y hay algunos momentos francamente inverosímiles (cuando digo “inverosímiles” quiero decir que lo son en relación a la propia trama, no en relación a la realidad: a fin de cuentas no deja de ser una película).
Lo mejor de la película es Denzel Washington, sobre cuya actuación recae la mayor parte del peso dramático: desde luego es el actor ideal para encarnar la nueva versión de este personaje, y lo hace con una total eficacia. Su cara, más que el propio ritmo del film es la que nos da a entender que “algo está pasando”, y además evita sobreactuar con un papel que prácticamente podría convertirse en un tornado de aspavientos varios.
En fin, es como un capítulo de “X-Files” bastante entretenido, aunque como película conspiranoica yo recomiendo siempre “Siete días de mayo” de John Frankenheimer, (moro: toma nota), película de los 60 (también de John Frankenhemer como la “The manchurian candidate” original) en la que nada menos que Kirk Douglas y un inmenso (¡inmenso!) Burt Lancaster protagonizan un contenido y antológico duelo de titanes en torno a una conspiración militar para derribar el gobierno estadounidense. “Siete días de mayo” es mucho más lenta y sencilla, de acuerdo a la época en que fue rodada: de hecho, durante los primeros minutos uno se pregunta por qué demonios no ocurre absolutamente nada en el film (yo la primera vez no dejaba de preguntarme: “¿qué pasa aquí? ¿qué es esto?”.... ¡qué cretino!), aunque de repente uno aprende cómo se hacían las cosas en los 60: con el inocente e insustancial comentario de un soldado, y sin necesidad de nada más que una línea de diálogo, el personaje de Kirk Douglas (junto con el espectador) se topa con que “sí estaba ocurriendo algo”. Bueno, era casi inevitable citar “Siete días de mayo” porque es uno de los paradigmas del cine “conspiranoico” y la mejor película –para mí- del por otra parte irregular Frankenheimer.
Por cierto, no soy sociólogo, pero es digno de estudio el fenómeno típicamente norteamericano de ver conspiraciones en todas partes: en la democracia americana conviven de manera inaudita sectores de la más pueril ingenuidad con verdaderos bandoleros intelectuales que desconfían fieramente de prácticamente cualquier movimiento que provenga de la autoridad. Y así, el cine político americano tiene en realidad poco de cine político y mucho de cine conspiranoico. Ya estamos acostumbrados a que el Presidente de los USA sea retratado en su cine como un héroe de cómic (como en la totalmente oligofrénica “Independence day”, en la que Mr. President directamente lee la mente a los extraterrestres... casi echo los putos higadillos de la risa viendo esa escena) o por contra como un puerco sin escrúpulos o un agente de poderes malignos que rallan en lo satánico. La verdad es que es un tema digno de una tesis, una de las tantas contradicciones incomprensibles de la eternamente fascinante sociedad yankee.
“Diarios de motocicleta”
Evangelio cinematográfico sobre el despertar a la divinidad del Jesucristo de la izquierda, Ernesto Guevara.
La película no es que sea gran cosa, pero no empieza mal, y más o menos mantiene el tipo mientras es una película de carretera y viajes. Sin embargo, adquiere un tono bastante plomizo cuando metamorfosea inadvertidamente (o no tan inadvertidamente) en un pontificado panfletario.
Nadie niega que Ernesto Guevara era cualquier cosa menos un tipo corriente, pero por desgracia el film no logra escapar de la típica imagen del “Ché” típica del marketing que todos conocemos, y se pierde en un tono hagiográfico que, de verdad, bordea constantemente el aura del Nuevo Testamento: ya sabemos que Guevara visitó una leprosería, pero realmente por momentos parece que estemos viendo una película sobre Jesús de Nazaret, milagros incluidos (la escena en la que cruza el Amazonas a nado pretende glosar la célebre voluntad de hierro y capacidad de sufrimiento del “Ché”, aunque termina sucumbiendo ante la mitificación y deviene en una nueva versión de los “panes y los peces”.... es curioso que esa capacidad de lucha pase a formar parte de su aura de santidad, cuando personajes como Franco se caracterizaban por una muy similar –o superior- capacidad de resistencia mental y física).
La faceta de hombre de carne y hueso del “Ché” aparece como una parte casi anecdótica de su figura: de nuevo como Cristo, parece casi libre de pecado ( aunque el “Ché” era cualquier cosa menos un santo) y se nos recuerda su naturaleza terrenal con algo que tiene poco que ver con su personalidad: como sabe cualquiera que conozca la vida de Guevara, el argentino sufría un asma bastante severo que le provocó muy serios problemas mientras estaba enfrascado en sus aventuras revolucionarias (la escena en que Gael García Bernal escenifica un grave ataque asmático es verdaderamente escalofriante). Sin embargo, más allá del asma y de sus escarceos con su novia, el “Ché” es retratado como un Mesías inmaculado.
De todos modos no me molestan las intenciones hagiográficas en sí mismas: lo malo es que se terminan apoderando de la película y transformándola en algo bastante aburrido y pastelón.
Ese tono rosáceo se apodera también de la interpretación del mexicano García Bernal (habla un acento argentino bastante fluido, como antes hizo con el acento español), quien por otra parte siempre me ha parecido un gran actor. El tipo que hace de Granados llega a hacerse sumamente pesado con tanta cháchara argentino-tópica, y su personaje empieza a mejorar cuando se empieza a callar.
En resumen, un film más bien aburrido que eso sí, encantará a tres tipos de público: los rojos de panfleto universitario y moralina cristianoide, los argentinos nacionalistas pro-Guevara, y los amantes de los paisajes, paisajes que son muy hábilmente fotografiados (la bella fotografía es lo más destacado de la película: muy buen trabajo... lo de Machu Picchu y los caminos que serpentean por las cordilleras es sencillamente tremendo).
Bueno, en realidad el film le ha gustado a mucha gente, pero vamos, para mí sólo es realmente grande como colección de postales.
Aún no la había visto. Me gustó, aunque hubo varias cosas que me alejaron un poco: quizá me produjo un cierto tufillo a artificial, y pensé también que para ser ese tipo de historia le falta algo de humor afilado. Pero bueno, la verdad es que es una buena película.
El final me lo olí prácticamente desde el principio (cosa que no me suele ocurrir porque nunca juego a Sherlock Holmes con esta clase de films, sino que simplemente me dejo llevar) pero, curiosamente, eso no me supuso un problema. Lo que seguramente me arregló el final es la maravillosa manera en que en la última escena se descubre el trasunto de la trama: la taza, el tablón... quien la haya visto ya sabe a qué me refiero, ¡grandiosa escena! Ni aun teniendo claro de antemano el final dejó de sorprenderme la manera en que todo sale a la luz, lo que me probó que en el cine, como en la literatura, el estilo está por encima del argumento: lo de menos es que el final argumental te sorprenda, si lo que consigue sorprenderte es el modo en que está resuelto. Aunque una vez vista lo del tablón y la taza puede parecer un artificio fácil o una pequeña trampa, hay que pensar que el cine en sí es un artificio hecho de trampas y que una buena película no es otra cosa que una trampa bien hecha.
La otra gran escena de la película es la historia del tal Kaiser Bubé o como se llame, esa en la que unos turcos secuestran a su familia: quien no se haya quedado boquiabierto al ver cómo el tal Kaiser resuelve la situación que levante la mano.
En resumen, un buen film aunque algo artificial y por momentos deslabazado, un gran reparto (la cara de Palmintieri al final no tiene precio, y merece la pena echarle un vistazo a la VOS del DVD sólo por escuchar la pronunciación original de Benicio del Toro... ¡ese tipo es grande!), y una escena final con uno de esos planos que por sí mismo compensa haber visto todo el film.
“El lobo”
La de Noriega como infiltrado en ETA: no me disgustó, quizá porque me esperaba algo peor. Aunque a la dirección le falta algo de fuerza, se percibe claramente que las intenciones suelen ser bastante acertadas.
Yo personalmente tuve algún problema con el reparto: Noriega no lo hace mal (para mí, es un buen actor hasta que empieza a hablar), y Silvia Abascal está bien como de costumbre. Pero al Coronado nunca me lo trago en ningún papel que haga (no sé si será por tanto anuncio de yogur o qué), y la francesa que hace de etarra es un parche como una catedral (no porque sea francesa, que su personaje lo es, sino porque para mi gusto desentona bastante).
Por lo demás, la película me pareció aceptable, aunque no le termina de sacar todo el jugo a las ideas que tiene (por ejemplo, si hubiesen alargado un tanto la escena inicial con Noriega corriendo, hubiese resultado más impactante en mi opinión, y así varias). También es inevitable pensar todo el tiempo en los films de Jim Sheridan, pero bueno, por la temática similar uno nunca sabe dónde terminan los parecidos casuales y dónde empiezan las claras influencias.
La moraleja del film es una gilipollez (ETA existe porque al estado le conviene, cuando evidentemente si ETA existe es porque los etarras quieren que exista), pero bueno, eso no tiene nada que ver con el film en sí mismo.
“El mensajero del miedo” (“The manchurian Candidate”)
Nueva versión de la película dirigida por John Frankenheimer en los 60, protagonizada por Frank Sinatra (totalmente recomendable). Esta nueva versión no es un peliculón, pero se pasa el rato. Es un thriller de política-ficción cuya nueva versión tiene cierto aire a “Expediente X”: ideal para fans de esa serie o de las películas de conspiraciones paranoicas en general.
Como película de puro y simple entretenimiento cumple perfectamente su papel: palomitas, cervezas y a pasar el rato. Como film político es demasiado fantasioso, de hecho, termina siendo más un film de casi ciencia ficción que una crítica política. La historia está narrada de un modo bastante artificial y hay algunos momentos francamente inverosímiles (cuando digo “inverosímiles” quiero decir que lo son en relación a la propia trama, no en relación a la realidad: a fin de cuentas no deja de ser una película).
Lo mejor de la película es Denzel Washington, sobre cuya actuación recae la mayor parte del peso dramático: desde luego es el actor ideal para encarnar la nueva versión de este personaje, y lo hace con una total eficacia. Su cara, más que el propio ritmo del film es la que nos da a entender que “algo está pasando”, y además evita sobreactuar con un papel que prácticamente podría convertirse en un tornado de aspavientos varios.
En fin, es como un capítulo de “X-Files” bastante entretenido, aunque como película conspiranoica yo recomiendo siempre “Siete días de mayo” de John Frankenheimer, (moro: toma nota), película de los 60 (también de John Frankenhemer como la “The manchurian candidate” original) en la que nada menos que Kirk Douglas y un inmenso (¡inmenso!) Burt Lancaster protagonizan un contenido y antológico duelo de titanes en torno a una conspiración militar para derribar el gobierno estadounidense. “Siete días de mayo” es mucho más lenta y sencilla, de acuerdo a la época en que fue rodada: de hecho, durante los primeros minutos uno se pregunta por qué demonios no ocurre absolutamente nada en el film (yo la primera vez no dejaba de preguntarme: “¿qué pasa aquí? ¿qué es esto?”.... ¡qué cretino!), aunque de repente uno aprende cómo se hacían las cosas en los 60: con el inocente e insustancial comentario de un soldado, y sin necesidad de nada más que una línea de diálogo, el personaje de Kirk Douglas (junto con el espectador) se topa con que “sí estaba ocurriendo algo”. Bueno, era casi inevitable citar “Siete días de mayo” porque es uno de los paradigmas del cine “conspiranoico” y la mejor película –para mí- del por otra parte irregular Frankenheimer.
Por cierto, no soy sociólogo, pero es digno de estudio el fenómeno típicamente norteamericano de ver conspiraciones en todas partes: en la democracia americana conviven de manera inaudita sectores de la más pueril ingenuidad con verdaderos bandoleros intelectuales que desconfían fieramente de prácticamente cualquier movimiento que provenga de la autoridad. Y así, el cine político americano tiene en realidad poco de cine político y mucho de cine conspiranoico. Ya estamos acostumbrados a que el Presidente de los USA sea retratado en su cine como un héroe de cómic (como en la totalmente oligofrénica “Independence day”, en la que Mr. President directamente lee la mente a los extraterrestres... casi echo los putos higadillos de la risa viendo esa escena) o por contra como un puerco sin escrúpulos o un agente de poderes malignos que rallan en lo satánico. La verdad es que es un tema digno de una tesis, una de las tantas contradicciones incomprensibles de la eternamente fascinante sociedad yankee.
“Diarios de motocicleta”
Evangelio cinematográfico sobre el despertar a la divinidad del Jesucristo de la izquierda, Ernesto Guevara.
La película no es que sea gran cosa, pero no empieza mal, y más o menos mantiene el tipo mientras es una película de carretera y viajes. Sin embargo, adquiere un tono bastante plomizo cuando metamorfosea inadvertidamente (o no tan inadvertidamente) en un pontificado panfletario.
Nadie niega que Ernesto Guevara era cualquier cosa menos un tipo corriente, pero por desgracia el film no logra escapar de la típica imagen del “Ché” típica del marketing que todos conocemos, y se pierde en un tono hagiográfico que, de verdad, bordea constantemente el aura del Nuevo Testamento: ya sabemos que Guevara visitó una leprosería, pero realmente por momentos parece que estemos viendo una película sobre Jesús de Nazaret, milagros incluidos (la escena en la que cruza el Amazonas a nado pretende glosar la célebre voluntad de hierro y capacidad de sufrimiento del “Ché”, aunque termina sucumbiendo ante la mitificación y deviene en una nueva versión de los “panes y los peces”.... es curioso que esa capacidad de lucha pase a formar parte de su aura de santidad, cuando personajes como Franco se caracterizaban por una muy similar –o superior- capacidad de resistencia mental y física).
La faceta de hombre de carne y hueso del “Ché” aparece como una parte casi anecdótica de su figura: de nuevo como Cristo, parece casi libre de pecado ( aunque el “Ché” era cualquier cosa menos un santo) y se nos recuerda su naturaleza terrenal con algo que tiene poco que ver con su personalidad: como sabe cualquiera que conozca la vida de Guevara, el argentino sufría un asma bastante severo que le provocó muy serios problemas mientras estaba enfrascado en sus aventuras revolucionarias (la escena en que Gael García Bernal escenifica un grave ataque asmático es verdaderamente escalofriante). Sin embargo, más allá del asma y de sus escarceos con su novia, el “Ché” es retratado como un Mesías inmaculado.
De todos modos no me molestan las intenciones hagiográficas en sí mismas: lo malo es que se terminan apoderando de la película y transformándola en algo bastante aburrido y pastelón.
Ese tono rosáceo se apodera también de la interpretación del mexicano García Bernal (habla un acento argentino bastante fluido, como antes hizo con el acento español), quien por otra parte siempre me ha parecido un gran actor. El tipo que hace de Granados llega a hacerse sumamente pesado con tanta cháchara argentino-tópica, y su personaje empieza a mejorar cuando se empieza a callar.
En resumen, un film más bien aburrido que eso sí, encantará a tres tipos de público: los rojos de panfleto universitario y moralina cristianoide, los argentinos nacionalistas pro-Guevara, y los amantes de los paisajes, paisajes que son muy hábilmente fotografiados (la bella fotografía es lo más destacado de la película: muy buen trabajo... lo de Machu Picchu y los caminos que serpentean por las cordilleras es sencillamente tremendo).
Bueno, en realidad el film le ha gustado a mucha gente, pero vamos, para mí sólo es realmente grande como colección de postales.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
Nicotin escribió:Como sabe cualquiera que conozca la vida de Guevara, el argentino sufría un asma bastante severo que le provocó muy serios problemas mientras estaba enfrascado en sus aventuras revolucionarias.
Este es el tema de un cuento de Cortázar, llamado "Reunión". Claro en ningún momento Cortázar dice quién es o cómo se llama el protagonista del cuento.
Nicotin escribió:El tipo que hace de Granados llega a hacerse sumamente pesado con tanta cháchara argentino-tópica, y su personaje empieza a mejorar cuando se empieza a callar.
Hay tanta, pero taaaaaaaaaaanta cháchara, que el personaje borda lo caricaturesco. No digo que no existan especímenes así, sino más bien todo lo contrario. Pero a la película no le hace nada bien.
Como nota al margen, el actor que hace de Granados se llama Rodrigo de la Serna y, como se deduce de su nombre, tiene antepasados comunes con el hijo de puta.
Nicotin escribió:En resumen, un film más bien aburrido que eso sí, encantará a tres tipos de público: los rojos de panfleto universitario y moralina cristianoide, los argentinos nacionalistas pro-Guevara, y los amantes de los paisajes, paisajes que son muy hábilmente fotografiados (la bella fotografía es lo más destacado de la película: muy buen trabajo... lo de Machu Picchu y los caminos que serpentean por las cordilleras es sencillamente tremendo).
Lo del Che Guevara es digno de estudio. Su retrato más famoso puede verse en Buenos Aires en la camiseta de un integrante de Quebracho (*), en la camiseta de un adolescente parisino alternativo/revolucionario (Rage Against the Machine, en sus comienzos, utilizó el rostro del Che como una especie de logo), en Barcelona en la camiseta de un quinceañero pijo (acompañada por la leyenda "Guevara Superstar" ¡¿?!), tatuado en el cuerpo de Mike Tyson, en algún estadio italiano en alguna bandera enarbolada por algún tifoso, en la ceremonia de entrega del "FIFA world player" en la camiseta de Thierry Henry (¡¿?!), y en los lugares más bizarros e inesperados que uno pueda llegar a imaginar. El guerrillero debe estar revolviéndose en su tumba. Su linda carita revolucionaria hace que algunos listos ganen millones a costa de los borregos independentistas, extremistas izquierdoides, y demás fauna. Ironías del destino como pocas.
Nicotin escribió:Para mí sólo es realmente grande como colección de postales.
Es lo único que me dejó la película.
(*) A esto te referías con "argentinos nacionalistas pro-Guevara", ¿no?
Prohibido no intentar
- Nicotin
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Bueno, veo que por una vez no apareces sólo para llevarme la contraria, hincha. Es más, parece que tenemos una opinión bastante similar sobre la película (por no decir sobre Guevara).
No sabía lo del cuento de Cortázar... pero suena muy interesante (bueno, dentro de lo interesante que me resulta a veces Cortázar), intentaré localizarlo.
Sí, lo vi en los créditos finales, y supuse que era familia del Ché porque De la Serna no es un apellido tan común. Lo cual no me extrañó, después de haber visto el lacrimógeno plano de "the Real Granados".
De todos modos, imagino que el personaje de Granados podría hacerle gracia, que no lo sé, a espectadores no-argentinos, pero a mí (aunque no soy argentino, pero bueno... ya sabes) a los diez minutos me daban ganas de que se cayese por uno de las decenas de precipicios que aparecen en el film. Como el negro gracioso e irritante de todas las películas de acción yankees, que es de los primeros en morir y la audiencia lo agradece en el subconsciente.
A mi me dió la impresión de que, incluso a propósito, Granados aparece como el Sancho Panza del idealista y quasi incorpóreo "Ché".
Sí, a eso exactamente. Y a todo lo demás que has citado: las camisetas, los tatuajes, las pegatinas de RATM, ...y cosas como "Diarios de motocicleta".
Y sí, como ya he dicho, considero que el "Ché" es el Jesucristo de la izquierda... pero no por mera analogía, sino por verdadera y simple sustitución. Durante un tiempo lo fue Lenin... pero claro, Guevara se parece más a Jesucristo, es más joven, más fotogénico, y encaja mejor en el papel de mártir.
Esto viene de la idea de que los mitos no mueren ni desaparecen, sino que se transforman. Y para mucha gente, el "Ché" no es "como" Jesucristo, sino que ES Jesucristo. La verdad es que es un fenómeno interesante, y lo que no se le puede negar al "Ché", eso desde luego, es un enorme carisma.
...como dice la canción de Hendrix:
"But who in your measly little world are trying to prove that
You´re made out of gold and can´t be sold".
Está en cualquier manual básico del comunista: el primer arma del comunismo es la propaganda... es decir, el marketing. Muy a su pesar, ni el comunismo puede escapar de algunos de los vicios característicos de la civilización occidental.
¿Cómo que "de qué hablo"?
No sabía lo del cuento de Cortázar... pero suena muy interesante (bueno, dentro de lo interesante que me resulta a veces Cortázar), intentaré localizarlo.
oximoron escribió:Hay tanta, pero taaaaaaaaaaanta cháchara, que el personaje borda lo caricaturesco. No digo que no existan especímenes así, sino más bien todo lo contrario. Pero a la película no le hace nada bien.
Como nota al margen, el actor que hace de Granados se llama Rodrigo de la Serna y, como se deduce de su nombre, tiene antepasados comunes con el hijo de puta.
Sí, lo vi en los créditos finales, y supuse que era familia del Ché porque De la Serna no es un apellido tan común. Lo cual no me extrañó, después de haber visto el lacrimógeno plano de "the Real Granados".
De todos modos, imagino que el personaje de Granados podría hacerle gracia, que no lo sé, a espectadores no-argentinos, pero a mí (aunque no soy argentino, pero bueno... ya sabes) a los diez minutos me daban ganas de que se cayese por uno de las decenas de precipicios que aparecen en el film. Como el negro gracioso e irritante de todas las películas de acción yankees, que es de los primeros en morir y la audiencia lo agradece en el subconsciente.
A mi me dió la impresión de que, incluso a propósito, Granados aparece como el Sancho Panza del idealista y quasi incorpóreo "Ché".
Quebracho
Sí, a eso exactamente. Y a todo lo demás que has citado: las camisetas, los tatuajes, las pegatinas de RATM, ...y cosas como "Diarios de motocicleta".
Y sí, como ya he dicho, considero que el "Ché" es el Jesucristo de la izquierda... pero no por mera analogía, sino por verdadera y simple sustitución. Durante un tiempo lo fue Lenin... pero claro, Guevara se parece más a Jesucristo, es más joven, más fotogénico, y encaja mejor en el papel de mártir.
Esto viene de la idea de que los mitos no mueren ni desaparecen, sino que se transforman. Y para mucha gente, el "Ché" no es "como" Jesucristo, sino que ES Jesucristo. La verdad es que es un fenómeno interesante, y lo que no se le puede negar al "Ché", eso desde luego, es un enorme carisma.
Ironías del destino como pocas.
...como dice la canción de Hendrix:
"But who in your measly little world are trying to prove that
You´re made out of gold and can´t be sold".
Está en cualquier manual básico del comunista: el primer arma del comunismo es la propaganda... es decir, el marketing. Muy a su pesar, ni el comunismo puede escapar de algunos de los vicios característicos de la civilización occidental.
Babylon escribió:No se de que hablas. ¿De que hablas?
¿Cómo que "de qué hablo"?
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.